Capítulo 9 - Reacción.

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Josh me tenía cogida en brazos, ya que hace unos segundos estaba en el suelo, mientras un gran dolor se apoderaba de mí, y lágrimas inundaban mis ojos. Aún no podía creerme toda la información que me habían contado. ¿De verdad Josh era así? ¿De verdad tenía que creermelo? Sí, eso era cierto, varias personas lo confirmaron. Es la verdad, y no puedo engañarme. Eso ya lo hace él.

- Josh, sueltame - dije con el único hilo de voz que me quedaba.

- ¿¡Pero qué demonios ha pasado Rose!? Me estas asustando.

No podía oír su voz, la misma que hacía que mis vellos se erizaban, la misma que me había engañado. Ya que mi voz no quería salir de mi garganta, emití un pequeño quejido y empecé a moverme, manos y pies. Él me agarro mas fuerte pero me dejó en el suelo.

- Rose... ¿Qué pasa? ¿Qué ha pasado?

- Eres un... - mi voz no podía, las lágrimas salían con más intensidad y un gruñido salió de mi boca.

Acto seguido le tiré la bola de papel mojada por mis lágrimas que contenía los números. Fue en ese momento cuando respiré hondo, cuando le miré con la ira a la que nunca antes había mirado a nadie. Me armé de valor, para salir corriendo como una cobarde. Para huir de los problemas, como siempre había echo. Ya es costumbre. No podía volver a mirarle sin sentir un extraño pinchazo en el corazón.

Jamás había corrido tan rápido. Los gritos de Josh se oían a lo lejos. No le oía. Ya no me importaba. No me paraba. No podía parar. Ahora sabía la verdad. Toda la gente a la que he amado ha acabado rompiendo mi corazón, en mil pedazos. Por eso, juro, que no volveré a amar a nadie más. Al menos hasta que todo esto haya quedado en un simple recuerdo, en el pasado. Hasta que lo supere.

Llegué hasta un pequeño campo de flores. Donde me tiré en el suelo y respiré hondo. Me quite las zapatillas ya que me molestaban. Me acerqué hasta un árbol  y conseguí trepar hasta una rama. A pesar de que el dolor y los llantos me habían arrebatado parte de mis fuerzas.

Al llegar hasta arriba mi móvil sonó. Genial, mi padre. No contesté. Necesitaba calmarme, para que mi padre no notara mis llantos. Así que, después de 15 minutos de una gran batalla mental, conseguí calmarme y marcar su número.

- Hola papá, siento no haber cogido el teléfono...

- ¡¿Estás bien?!

- Sí, no pasa nada...

- Bueno...

- ¿Tú que tal?

- ¡Bien! Ya han empezado las pruebas, pero no podemos decir nada... ¡Sólo una semana más!

- ¡Sí! - dije, intentando que sonara lo mejor posible. - Oye papá... ¿le podrías decir a Bella que no voy a dormir a su casa?

- Claro... pero, ¿a donde vas a dormir?

- Yo... Em... P-Pues... En casa de una amiga, donde si no...

- Y ¿quien es?

- Se llama Sam, la conocí el otro día...

- Vale cariño, ahora se lo digo, que me quedan pocos minutos. Un beso, te quiero.

- Y y....

Los pitidos sonaron de fondo. Me había cortado. Aunque ese no fuera mi mayor problema en esos instantes me había dolido.

La noche estaba cayendo, y mi mente no dejaba de transportarse a la escena del árbol viejo, a todas las caricias, besos, y muestras de amor que recibí por su parte. Él me llenaba. Llenaba mi vida. Había sido el único al que había querido de una forma especial. Al que le había entregado mi corazón. Y él lo había roto en pedacitos.

Decidí llamar a Sam, ya que seguro que ella me entendería.

- Sam...

- Dime, Rose.

- ¿Puedo quedarme a dormir en tu casa esta noche? Es que no tengo donde...

- ¡Claro! No hay problema. ¿Ha pasado algo?

- Sí... Bueno, me gustaría contártelo en persona.

Nos despedimos y colgué. Me permití llorar una vez más. Pero solo esa. Basta. Basta ya.

Encontré a Sam y fuimos a su casa. Ya que no quería molestar dormí en el sofá. Y me sentía sola. ¿Y quién estaba a mi lado cuando nadie más lo hacía? Lía. Me sentí muy culpable, por haber pensado mucho en mi, y no en ella. Mi mejor amiga. Y me permití llorar una vez más; no por Josh, si no por Lía y por mi.

Pero una cosa está clara. Yo no volveré a ser la misma. No seré la niñita guapa de papá. Eso se acabó. No dejaré que NADIE vuelva a hacerme pasar por esto.

El Diario De Rose.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora