Capítulo 12 (Parte 1) - Acampada con sorpresa.

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24 de agosto de 2014

Los días han pasado, y yo no dejo de pensar en su firme y grave voz. En como la letra de aquella canción salia por su boca, como si la hubiera escuchado toda su vida. Nunca había preguntado por sus gustos musicales, por ahora mas o menos me voy orientando.

Dije que iba a cambiar, y he cambiado. Ahora suelo vestir mas de negro, ya que es como me siento por dentro. Oscura... Y vacía. He notado que cada vez soy más borde, y ya no me arrepiento de ello. Me paso las tardes en mi habitación. Ya que me da miedo volver a salir a la calle. Tengo miedo devolver a verle, de perder todas mis fuerzas que cada día van cayendo lentamente.

Sam me ha propuesto salir a pasar el día en el bosque, y como necesitaba tomar el aire, acepté.

Los pitidos del maldito despertador se colaron por mis oídos, así que me levanté. En media hora tenía que estar ya en la puerta de la casa de Sam, así que entre al baño para lavarme y peinarle. Recogí mi pelo en una coleta y me dirigí al armario para elegir mi conjunto de hoy.

Elegí un chándal gris y ancho como parte de abajo, y una camisa de una concentración de motos de mi padre, ancha también. Cogí una mochila y guarde una chaqueta,por si acaso.

Baje y me encontré a mi padre y a Lía.

- Buenos días Rose.

- Hola papá.

- ¿Ya te vas?

- Sip, ¿la comida esta en la nevera?

- No, te la he calentado en el microondas.

Me acerque a el y recogí mi comida, guardándola en mi mochila. Coji una manzana y me acerque a Lía.

- Hoy no puedes venirte conmigo... Nos vemos esta noche.- Susurré para ella y la acaricié la cabeza.

Me acerqué a mi padre y le di un beso en la mejilla. Después de eso,me dirigí ala puerta.

- No llegues tarde y... disfruta.

- Gracias papá. - Le dediqué mi ultima sonrisa antes de salir de casa.

Tras caminar lentamente con las manos guardada en mis pantalones, llegué a mi destino. Sam aún no estaba, había llegado 5 minutos antes de la hora debida. Así que me senté a esperar, apoyada en el tronco de un gran árbol.

Tras esos 5 minutos pareció la figura de Sam. Llevaba el pelo recogido en una trenza, que le caía por el hombro. Llevaba una camiseta de tirantes junto a unos largos vaqueros.

- Ey motorista. - su simple risa me hizo sonreír.

 - Ey poca ropa- las dos reímos a la vez y comenzamos a caminar.

-¡Emprendamos el viaje!- No sabía como podía ser tan alegre a veces.

- ¿Y Travis? ¿O debería decir tu novio?

- Estamos en proceso, ¿vale? Y llegará mas tarde, dice que iba a traer a un amigo. - Me saco la lengua, a modo de burla.

Mi piel se erizo ya que enseguida pensé en Josh. Pero recordé que ellos no eran amigos así que me calme. Tras un largo viaje llegamos al río.

Allí acampamos. Montamos una tienda de campaña y pusimos un mantel sujetado por varias piedras. Tras pelearnos con la tienda, caímos rendidas en el césped.

- Ahora cuentame lo tuyo con Travis, ¡ya!

- Bueno... está bien. - Dijo Sam entre dientes. - A ver, desde la primera vez que le vi, sentí mariposas en el estómago, como tú cuando viste a Josh. - La dirigí una mirada no muy buena, ya que eso era un punto bajo. - Siempre me ponía muy nerviosa al hablar con él, como tú con Josh. - En serio, ya me estaba empezando a enfadar. - Y... Entonces lo supe. Me había enamorado. Además siempre estábamos juntos, y no nos separábamos. A pesar de que yo me moría de vergüenza. - Como yo con Josh, pensé para mi misma. - Y bueno, un día él se me lanzo. - Yo puse cara de sorprendida y ella rió. - Y desde entonces no ha pasado nada más. A veces para despedirnos pues nos dábamos algún pico pero nada más...

La miré atenta y tras un rato me decidí a hablar. - Tenéis que empezar a salir ya. No podéis perder más tiempo. Lo digo por experiencia. - Lo dije firme y segura al final acompañado con un leve suspiro.

Los minutos pasaban y los chicos no llegaban. Era la hora de comer pero aún les estábamos esperando. Para matar el tiempo decidimos dar un paseo, no alejándonos mucho.

Sam me dijo que esperara en el camino, que ella iba a ir por unas cerezas para el postre. Dijo que la gustaba ir sola, así que acepté sin rechistar y me quedé apoyada en una gran roca que daba buena sombra.

Tras varios minutos sin que ella volviese empecé a preocuparme. Así que decidí seguir su rastro.

Pronto oí gritos. Gritos agudos. Gritos de una chica. E instintivamente corrí hacía el sonido. Mis pies corrían lo más que podían, y mi mente no dejaba de funcionar. Lo que me encontré allí fue...

Había un descampado. Con varias tiendas alrededor de un fuego. Y en medio... Había un grupo de gente. Parecían emos o góticos. Todos iban de negro, y todos y cada uno de ellos tenia un piercing o un tatuaje. Hasta que divisé una pequeña figura en el centro de tal horribles monstruos. Sam... Sam estaba agarrada por dos de ellos. Y la estaban arrastrando hacia una de las tiendas. Tenía la cara roja de llorar tanto, y su voz casi se había apagado.

Tuve que agitar mi cabeza para organizar mis pensamientos. Y lo primero que se me paso por ahí fue atacarles. Encontré un palo a varios palmos de ahí. Ellos estaba ya muy cerca de la tienda. Lo cogí y con tan buena suerte que le di a uno que sujetaba a Sam en la cabeza. Y le deje K.O. Por dentro estaba flipando. Nunca había logrado tal cosa. Agarré un palo mas grande. Ellos ya me habían visto. Varios de ellos se dividieron y corrieron hacia mi. Sam empezó a gritar mi nombre y me obligué a mi misma a reaccionar. Levante el palo y empecé a correr pero... estaba en el aire y no podía correr.

Alguien me había elevado en el aire. Mis nervios (que intentaba mantener escondidos) salieron a flor de piel, y comencé a chillar.

- ¡Sueltame maldito hijo de perra! - Chillé con todas mis fuerzas, como si alguien apareciese de la nada para venir a rescatarnos.

- Callate si no quieres que te suelte una hostia. - Aquella frase que me dejó helada fue acompañada con una risa leve.

Mi pelo se erizó. Tenía que pensar todo lo que estaba pensarlo. Pero no tenía tiempo para eso.

Me llevaron junto a Sam y la abrace fuerte. Como nunca antes la había abrazado, y susurré en su oído.

- Saldremos de esta, te lo prometo.

Ella esbozó una sonrisa y a mi me cayó una lágrima por la mejilla. Nos estaban secuestrando...

- ¡Llevadlas a la tienda! ¡Vamos!

Alcé la vista para mirar a aquel ser. Ese hombre era el que hace minutos me había capturado. Sus músculos eran enormes (no exajero), era lo mas resaltaba de él.

No pude ver más, ya que nos taparon los ojos con vendas y nos metieron en la tienda de campaña.

- ¡¿Que nos vais a hacer?! - Mi voz sonaba... con miedo. Estaba aterrada. Lo único que me tranquilizaba era tener a Sam a mi lado.

- ¡Callate niñata! - Respondió una voz, acompañada de una patada.

- No me pienso callar. ¡¿Que mierdas vais a hacer?! - Chille, muy enfadada.

Acto seguido me sacaron. Solo a mi, ya que oí chillar a mi espalda a Sam. Me sujeto un hombre por detrás. Y no veía nada, aun llevaba la tela puesta en los ojos.

- Esto, por rebelde y contestona.

Y acto seguido me propinaron una paliza que no olvidaré en la vida. Y que no voy a describir por que fue horrible.

Y así me quedé, echa un ovillo, en la tienda de campaña. Mientras me lamentaba, por todos los errores de mi vida. Y solo me convencía de que ya no podría escapar de ahí, de que podría acabar muerta.

A no ser que nos rescataran, pero eso era poco probable...

 

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⏰ Última actualización: Aug 26, 2014 ⏰

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