Capítulo 1 - El comienzo conlleva una mudanza.

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11 de julio de 2014.

Hola, bonito diario. Acabo de encontrarte en una silla recubierta de una tela roja con dibujos dorados, del tren en el que viajo. Tu tapa me llamó la atención. Es de un color marrón oscuro, parece usada, pero por dentro estás nuevo, en blanco. No sé si fui yo, pero es que pedias a gritos que empezara a escribir en ti. Quizás no esté bien, esto de robar libros olvidados en un viejo tren, pero eres tan bonito... He decidido que tú serás quien me escuche, quien no me juzgue; ya que desesperadamente necesito a alguien (o en este caso, algo) así. Sé que es un poco precipitado, pero también sé que pronto nos haremos buenos amigos. Empezaré contando la historia de por que estoy viajando en este tren, en el que solo tengo un billete de ida, el de vuelta no existe, en el que por pura casualidad te he encontrado.

Antes de nada, me presentaré. Mi nombre es Rose, Rose Clark. Tengo 15, y recién cumplidos. Lo que más me apasiona es leer, e irme a mundos lejanos donde nadie pueda encontrarme. Me gusta estar en compañía de mi perra Lía, pero solo de ella. La gente me agobia, mucho; esa es la razón por la que no tengo demasiados amigos. Mi vida amorosa se resume en una palabra: NADA. Aunque sinceramente, me da igual, no me veo con nadie en mucho tiempo. Mi caracter es fuerte, y precipitado. Creo que no debes saber más. El resto ya lo descubrirás.

Esta historia comienza hace 2 años atrás, es decir, cuando tenía 13 años. Mis padres se separaron cinco años después de nacer yo. Mi padre se mudó a una ciudad algo lejos de donde viviamos, así que solamente le veía cuando tenía vacaciones. Hace 2 años, mi madre conoció a un hombre el cual era un poco mayor que ella. No tengo nada más que decir, nos mudamos a su casa. En esa casa solamente se oían chillidos, y a veces algunos golpes. No sé como aguantó... Ni sé como aún aguanta. Ella cambio. Ella ya nunca mas volvería a ser mi madre. Él la cambio de pies a cabeza y la hizo a su medida, tal y como el quería. Tras los 2 lentos y dolorosos años, cuando ya tenía controlada a mi madre, fue a por mi. Y yo, siendo como soy, no me dejé tocar ni un pelo. En eso había salido a mi padre.

Así que aquí estoy. En un tren con ida, pero sin vuelta. Logré escaparme de aquella casa con una sencilla maleta, y el dinero que tenía ahorrado lo gasté en el tren que siempre me llevaba de vacaciones a casa de mi padre. Lo mas gracioso es que el no sabe nada...

Ahora me hallo en un cómodo asiento, escribiendo en tus delicadas páginas para matar el tiempo que me queda de viaje. Echo de menos a mi perra. Logré cogerla a ella también, no me perdonaría si la dejaba allí. Ella ahora está en el compartimento de animales, y lo único que quiero es ir allí. Ella siempre ha sido mi única amiga, y así será. Estoy nerviosa ya que no se como reaccionará mi padre. Aunque con lo mucho que me conoce y que me quiere, dudo que se enfade.

El viaje ya ha acabado, ahora me hallo en la habitación que desde este momento será mía, escribiendo en la cómoda cama que tiene en medio de ella. Es una habitacion amplia con dos ventanas, un escritorio y un gran armario. Acabo de colocar la pequeña cama de Lía, la que se encuentra a mi lado olisqueando tu olor, ya que para ella es nuevo.

Cuando los pasajeros bajaron del tren, cogí mi maleta y a Lía y empecé a caminar por la pequeña ciudad. Tan pequeña que incluso se podía llamar pueblo. En el camino de ida havia la casa de mi padre, me fijé en los edificios, no había ningún piso y todos tenían preciosos jardines. Era lo único a lo que alcanzaba ver. También vi una panadería, una farmacia, la gran iglesa, y en frente de está el ayuntamiento. Justo cuando estaba llegando a mi destino, vi un parque, el parque en el que yo jugaba de pequeña y donde me relacionaba con niños. Cosa que ya no hago.

Me coloqué en frente de la puerta, cogí aire y llame a la puerta. Un hombre de pelo oscuro, con ojos claros, grande y musculoso abrió la puerta. Ese era mi padre, Mike.

- Rose... -su cara mostró una mezcla de alegría y sorpresa- ¿¡Que diablos haces aquí!?

- Si nos dejas entrar te prometo que te lo contaré todo -le sonrei dulcemente, era mi padre y sabia que nunca me haría nada como mi madre, Beatrice.

Tras colocar mis cosas le conté lo ocurrido, lo que me llevó algo mas de media hora. Así que a partir de ahora yo viviría con él. Eso me hacía muy, muy feliz. Colocamos mis cosas en la que es mi habitación y aquí me encuentro. Escribiendo parte de mi vida en un viejo libro en blanco.

Supongo que ya es hora de dormir, además estoy cansada y necesito hacerme a la idea de que todo, desde este preciso momento, cambiará...

El Diario De Rose.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora