𝔉𝔢𝔱𝔦𝔠𝔥𝔢📍

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Amokoscisia: Exitacion por el deseo de castigar a la pareja sexual.

Clastomania: Placer en destrozar o romper la ropa que lleva puesta la pareja sexual.

Vincilagnia: Exitacion por hacerse atar.

Ella lo había visto firmar esos papeles que marcaban de una vez por todas el inicio de todo este oscuro negocio. Él sabía que ella odiaba que trabajara de esta manera, y no porque fuera un poderoso narco, o porque su producto dejara en banca rota a muchas personas, o que generara millones de muertes por sobredosis. En ese aspecto era una completa egoísta, no le agradaba para nada el hecho de que se llenara de enemigos pertenecientes a otros cárteles de droga que podían atacarlo en cualquier momento. Hace mucho tiempo atrás, cuando ella todavía lo odiaba, le había dicho; 'En algún momento me amarás más que a tu propia vida, y me veré obligado a convertirte en mi esposa.' Y así había pasado, no supo en qué momento empezó a preocuparse por él cuando salía de su habitación y tardaba en regresar, fue un proceso de meses, en eso estuvo segura.

Recordaba el día en que su padre, si es que a ese hombre se le podía llamar así, la había dado a cambio de unos cuantos gramos de cocaína. Tan sólo tenía 15 años cuando eso ocurrió y ahora con 19 veía a ese hombre seguir endeudado y rogándole porque hablara con su ahora esposo para que olvidara la deuda. Vivir con Mario le había enseñado muchas cosas de valor, entre esas a no compadecer a quienes te han apuñalado por la espalda.

Mario la había criado como toda una niña caprichosa, literalmente podía pensar algo que quería y ya estaba frente a ella, antes de que siquiera pudiera decirlo. Y últimamente no estaba pasando así, no era que le molestara el no tener todo lo que quería en un dos por tres, si no que la atención que recibía del mayor era mínima. Las últimas semanas no se habían dirigido más palabras que un "buenos días", "aquí está la comida" y un "buenas noches, dulces sueños". Empezó a preguntarse si era porque no se parecía a las mujeres que trabajaban con él, altas, súper *cachas, curvilineas y demás. Ella era normal... Como a ella le gustaba definirse. No tenía el cabello rubio, ni ojos azules. O curvas a morir y mucho menos una alta estatura, a duras penas llegaba al hombro de su marido.

Pero no, no era por esa razón. Si él no veía lo que se estaba perdiendo, se lo mostraría... Pero no sabía cuando o como, hasta que se le presentó la oportunidad perfecta.

-Hoy vendrán mis socios a cenar.- había dicho a la hora de comer. -No es necesario que estés conmigo si no quieres. Lo entenderé.

-Por mi no hay problema.- recogió los platos vacíos y los llevó a la cocina para ahorrarle trabajo a la mucama. -Pero necesitaré un vestido nuevo.

-Amm, si, si. Claro, lo que tu quieras. Toma mi cartera y vas con Isa a comprar todo lo que quieras.- sintió como su corazón se hacía pequeño al ver la falta de interés de su esposo, pero antes de derramar una lágrima sonrió, sonrió porque esta noche le haría saber cuanto le estaba doliendo este distanciamiento.

~°~
(Os he dejado el vestido en la parte superior del one shot)

Arregló un poco su vestido y caminó hacia el espejo para ver como le quedaba. Se ajustaba perfectamente a sus curvas y eso la hacia sentirse muy bien. Era un vestido rosado, un poco ajustado y corto, muy corto, pero sin llegar a ser vulgar. Su cabello caía sobre su espalda en ondas y su maquillaje era ligero, si algo la diferenciaba de las demás mujeres dentro de los cárteles era que no le gustaba mucho el maquillaje elaborado. Oía como la música sonaba en el piso de abajo de su mansión, sonrió, arregló un poco su vestido y bajó.

Todas las miradas se centraron en la joven chica que bajaba las escaleras, hasta la de su marido. Este la miraba con un notorio enojo por como iba vestida, no es que fuera un machista ni nada por el estilo. Pero sabía que había una razón para que ella se vistiera de esa manera, la conocía tan perfectamente que podía imaginarse sus perversas intenciones. Decidió ignorarla lo máximo que pudiera, aunque se le hacia muy difícil no admirar el cuerpo de su mujer, era magnífica.

𝑺𝒎𝒖𝒕 𝑪𝒉𝒂𝒍𝒍𝒆𝒏𝒈𝒆 {𝙼𝚊𝚛𝚒𝚘 𝙱𝚊𝚞𝚝𝚒𝚜𝚝𝚊}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora