VII

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Cinco minutos. Tengo cinco minutos para terminar de prepararme, antes de que Charlie venga parloteando sin parar, explicándonos cosas por quinta vez en dos días. Nos acompañará hasta la famosa white center square, donde esperaremos todos los vuelos para darles la bienvenida a los campistas.
Ya le hemos dicho a Charlie miles de veces que no hace falta que nos acompañe, que sabemos perfectamente cómo llegar a la plaza sin ayuda alguna. Pero no nos ha escuchado ninguna de esas mil veces y ha seguido hablando de otras cosas. Espero que eso no ocurra todas las veces que intentemos convencerle de algo.
Por fin he terminado de vestirme. Llevo puestos unos pantalones largos, negros, muy desgastados, que tienen dos agujeros bastante grandes en la zona de las rodillas, y la camiseta que Charlie nos proporcionó ayer a mi y a mis cuatro colegas: es de manga corta de color blanco con las iniciales del campamento en la parte delantera, y con la palabra MONITOR en la parte trasera y la insignia del campamento en el pecho. Me cubre el torso y parte de los hombros. A los pies llevo mis converse preferidas. Las típicas blancas, muy sencillas. Pero a mi me encantan. Gemma me las regaló cuando cumplí dieciocho años. Y aún me caben.

-Tienes el pie tan grande que espero que no te crezca y que estas zapatillas te duren un año, como mínimo -dijo entre risas, aquel primer día del mes de febrero.

Zayn sale del cuarto de baño tropezándose con la toalla. Tiene el pelo empapado y va dejando un rastro de olor a menta suave y jabón. Deduzco que acaba de salir de la ducha. Se dirige corriendo a su parte del armario.

-¿Cuánto tiempo tengo? -dice, apretando los dientes.

-Hmmmm... Dos minutos. -responde Louis, que está tumbado en el sofá leyendo una revista de cotilleos baratos. Él ya se había arreglado hace tiempo, tiene pinta de que los últimos somos Zayn y yo. Bueno, ahora sólo Zayn, porque yo ya estoy más que preparado.

-¡Joder! - contesta, alterado- En dos minutos no me da tiempo a nada...

Veo cómo coge su camiseta de monitor y los primeros pantalones que ve y se vuelve a meter en el baño. Niall aparece con una tostada en la mano. Al parecer, mientras yo me preparaba, el se dedicaba a investigar la especie de barcocina que posee la cabaña. Sin duda acabará siendo su zona preferida.

-¿Zayn? - Niall se acerca a la puerta del cuarto de baño, y empieza a golpear suavemente la puerta de madera con la mano derecha, sujetando la tostada con la izquierda. -Zayn, no tardes mucho, anda... Tengo que hacer pis...

-Mucho no va a tardar -comenta Louis, pasando las páginas de su revista. -Le queda un minuto.

-¿Y desde cuando eres tú tan cotorra contando los segundos que le quedan a Zayn y leyendo revistas del corazón? -le digo, arqueando una ceja.

Louis se despereza antes de pasar a la siguiente página.

-No suelo leer estas cosas, pero Lottie empezó a leer el número anterior en voz alta y no he podido resistirme a ver que ocurría en este número... Y en cuanto a lo de Zayn -prosigue, ojeando detenidamente la página en la que está - Me gusta fastidiar.

Esbozo una sonrisa mientras observo como Niall empieza a dar saltitos, conteniendo sus ganas de ir al baño.

- Buenos días bello durmiente -oigo la voz de Liam que se acerca y noto como su mano se posa en mi cabeza, revoloteandome el pelo.

Ostras, es cierto, Liam. ¿Habrá dormido bien? Ayer todo fue muy extraño. Nada más entrar en la cabaña de las chicas, y nada más al ver a Sarah, nos quedamos los cinco paralizados. Pasaron minutos y seguíamos parados como cinco gilipollas. Charlie rompió el silencio, cosa que no me extraña.

-Chicas, estos son Zayn, Louis, Liam, Harry y Niall. - dijo, señalándonos para presentarnos. -Chicos, estas son Sarah, Monique y Anna.

Monique era rubia platino y tenía el cabello a la altura de los hombros, totalmente liso, con unos bucles en las puntas. Lo más original de su pelo era que los bucles los tenía de color rosa chicle. Tenía los ojos muy pequeños de color azul claro. Su tez era blanca, muy blanca. Enseguida supuse que era británica. Era de estatura baja.
Anna, sin embargo, era muy alta. Tenía el cabello color castaño claro, aunque noté que se había hecho algo en cuanto al color. No he descubierto aún el qué.
Sus ojos estaban no muy separados y eran de color negro. El rímel que utilizaba hacía que parecieran muy grandes. No me suelo fijar mucho en esas cosas, pero debo admitir que Anna era muy guapa.

California » h.s |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora