Estaba molesta, odiaba ese puto olor a cigarrillo y todo referente a él. Charles tiró su cigarrillo por la ventanilla en cuanto le dije que me molestaba el olor, sin embargo yo seguía molesta.
-Lo siento.-Susurró estacionando el auto en el parque de diversiones.-No tenía idea de que odiabas eso.
Lo miré fijamente, ví sus ojos azules brillantes y sonreí internamente.
-Ya no importa.-Me bajé del auto y cerré la puerta, tenía que verme difícil de convencer.
Cuando me bajé del auto me detuve a mirar él panorama del parque,el sol estaba cayendo poco a poco, se veía completamente hermoso, amaba esto, y sobre todo porque hacía un poco de frío. Le di una pequeña mirada al parque que estaba lleno de montañas rusas y muchas luces de colores, habían carritos de comida por doquier y niños corriendo por todas partes; quizás sería divertido.
-Vamos.-Dijo Charles a mi lado.
-Espera.-Dije cuando vi que el sol ya casi no se veía.
-¿Que pasa?-Soltó una carcajada.-¿El hechizo se va cuando se esconde el sol?
Lo golpeé con mi brazo levemente.
-Idiota.-Saqué mi celular de mi bolso y capturé aquella hermosa imagen que estaba viendo.-Ahora si, vamos.
Empezamos a caminar uno al lado del otro hacia la taquilla de entradas.
-¿Te gusta la fotografía?-Me preguntó mirándome.
Voltee a verlo a mi lado y sonreí.
-Si, me encanta, amo capturar todo tipo de momentos. Solía tener una cámara pero mi sobrina la dejó caer.-Bajé mi mirada.-Tenia mucho tiempo con ella, pero que más da.
Los ojos de Charles se abrieron como platos al escuchar como perdí mi cámara.
-¿Dejaste que hiciera eso?-Preguntó asombrado.
-Era una bebé de meses, no fue su intención. Además ya no podía hacer nada, lo hecho, hecho estaba.
Charles no dejaba de mirarme con sus ojos azules.
-Pues... agradezco no tener sobrinos, no soy muy fanático de los niños.-Se rascaba la nuca levemente con su mano derecha.
-A mi me gustan mucho a decir verdad, sólo hay que tenerles paciencia.-Dije sonriendo
Charles alzó sus brazos al cielo.
-¡Exacto!-Gritó haciendo llamar la atención de la gente a nuestro alrededor.-Eso es lo que menos tengo, paciencia.
Me reí al ver como llamaba la atención de los demás.
-Buenas tardes.-Le dijo Charles a la chica que estaba en la pequeña taquilla color blanco y llena de luces.-Me da dos entradas por favor.
La morena de ojos verdes quedó embobada al ver a Charles, me causó gracia ver cómo lo observaba.
-Claro.-Dijo sonriendo.-Son seis libras con quince centavos.-Le entregó los brazaletes a Charles.
Saqué tres libras de mi bolso y me adelanté en dárselos a la chica de la taquilla.
-No tranquila, no te preocupes.-Dijo Charles tomando mi mano, logró hacerme estremecer.-Yo pago.
Sus ojos azules no dejaban de mirarme con aquella intensidad que solía hacerlo.
-No estoy pagando tu entrada estoy pagando la mía.-Le di el dinero a la chica,tomé mi brazalete y inmediatamente antes de que Charles me detuviera me lo coloqué en mi muñeca derecha.
Él quedó sorprendido por lo que acababa de hacer, sin embargo no siguió insistiendo en pagar, se colocó su brazalete y entramos juntos al parque.
-¿Que hacemos primero?-Me preguntó Charles mirándome, su cabello se movía con la brisa levemente.
-Pues...-Miré a mi alrededor y noté que había un carrito de helados.-Me gusta el helado.-Sonreí para que él entendiera la referencia.
-Quieres helados del carrito,¿Cierto?.-Me miraba sonriendo.
Asentí con mi cabeza como una niña pequeña.
-Me da dos helados de vainilla.-Dijo Charles entregado unos cuantos billetes a la chica rubia del carrito de helados.
Comenzamos a comer helados sentados en una banca de madera, el sol se había escondido hacia mucho tiempo, eso hacía que el brillo de los ojos azules de Charles fuera aún mayor.
-Te ves fea comiendo,¿lo sabías?-Dijo riéndose de mi.
-Y tu eres un idiota, ¿Lo sabías?-Dije poniendo los ojos en blanco e imitando su tono de voz.
-Pero aceptaste salir con este idiota.
Pude notar como miraba mis labios y me sentí incómoda al instante.
-Te me invitaste.-Me encogí de hombros.
Rodó sus ojos azules.
-Cuéntame algo de ti.-Dijo mostrándome sus dientes que ha decir verdad no eran perfectos, él no era perfecto y eso estaba bien.
-Pues...haber veamos que puedes saber y que no.-Puse mi dedo índice en mi barbilla pensativa.-Suelo matar policías como pasatiempo.
-Que tonta eres.-Golpeó mi hombro.-Vamos a esa montaña rusa ¿Te parece?
Era la más alta de todas y para ser sincera no tengo buenas experiencias con las alturas.
-¿Tiene que ser esa?-Dije mordiendo mi labio inferior.
-Quiero verte mareada así que vamos.-Me jalo del brazo y nos acercamos.
Ojalá solo fuera un simple mareo.
-Pasen adelante.-Dijo un chico rubio y alto sonriendo.
Charles y yo subimos a nuestros asientos, nos colocamos los cinturones como nos ordenaron. Una vez todos subieron la máquina empezó a moverse, Charles solo me miraba y se reía ya que cerré mis ojos con fuerza, acababa de empezar mi gran tortura.
(...)
-Dios...-Charles se sostenía de uña cesta de basura, mientras yo estaba sentada en la banca de antes.-No pienso volver a hacer eso nunca más.
El trayecto en la montaña rusa no había sido muy divertido, ambos terminamos totalmente mareados sin poder caminar bien.
-¿Estas b...-Charles se estaba acercando a mi y antes de que terminará la oración, vomitó mis zapatos por accidente.
-¡ERES UN IDIOTA!-Grité al ver mis zapatos llenos de vomito.-¿Sabes cuanto me costó dejarlas impecables?-Él no paraba de reírse de mi.
-Lo siento, lo siento.-Dijo sonriendo.-Vamos a buscar agua ¿si?
Me ayudó a levantarme de la banca y eso fue suficiente para que vomitara su camisa.
-Jones,Jones.-Dijo cerrando sus ojos y recogiendo mi cabello con sus manos para que no se ensuciara.-Debería odiarte por esto.
ESTÁS LEYENDO
My sweet boy.
Teen FictionEn la cuidad de Manchester, Halley Jones una chica inglesa común de 17 años lleva una relación tóxica llena de infidelidades por parte de su novio Tonny González un argentino de 20 años, que hace un tiempo vive en la cuidad. Tienen muchos meses d...