Nanase Haruka (1)

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-... Y bueno, espero que nos llevemos todos bien. Un gusto. - (T/N) hace una pequeña reverencia delante de su clase, algo avergonzada. Nunca le gustó eso de tener que presentarse en clases delante de tooooodo el mundo. Era ella más de la vieja escuela.
¿No sería mejor ir conociendo a la gente poco a poco? Al menos eso piensa ella.
Tras indicarle el profesor donde podía sentarse, (T/N) camina algo insegura hasta su sitio. Una vez sentada, saca sus cosas y comienza a escuchar la explicación del profesor. Parecía interesante. Y a ella le parecía interesante sólo por la emoción de los primeros días, nuevo centro, nueva gente que conocer...
<<Ahora pienso en estudiar y llevarlo todo al día, pero ya verás como en el primer examen empiezo a estudiar la noche anterior... Como mucho. >>
Miró a su alrededor. Muchas chicas y chicos atendían o parecían atender  las palabras del profe. Unos cuantos escribían desenfrenadamente, otros parecían dormirse en el sitio y otros... Otros como su compañero de delante miraba para la ventana. Al mar, casi con melancolía. Este tenía el pelo negro, tan negro como su alm...
La chica sonríe y niega. Jamás había visto una melena tan oscura. Mira ahora para sus ojos. Brillantes y con una sombra de nostalgia, miran al mar... Que tiene el mismo color que sus ojos.
La chica se queda atontada con los ojos de su compañero, y por un momento se plantea el hecho de que lleve el chico lentillas, pues no creía posible que hubiera un color de ojos tan chulo...
Sonríe al ver la expresión angustiada de su compañero y mira también por la ventana.
<<Lo sé, amigo. Yo también quiero que llegue el verano... >>
-(T/A)-san.
-¡Sí! -dice, sobresaltada poniéndose en pie.
-Sigue leyendo, por favor.
<<Ya la he líado. ¿¡Qué leían y dónde!? >>
-Eh... Claro... -(T/N) coge su libro, temblorosa y rebusca entre las líneas.
¿Y ahora?
-Página 15, línea 24. -susurra alguien.
-¿E-eh...?
-Página 15, línea 24. -le vuelven a susurrar.
Es entonces cuando se le ocurre mirar hacia la derecha y ve a un chico de ojos verdes y pelo castaño. Ha sido él quién ha susurrado su salvación.
-Ejem... -carraspea y lee el párrafo. Ese chico le había salvado la vida, más tarde se lo agradecería.
Con vergüenza, pero lo haría. Que menos.

.

.

.

Toca el timbre, que indica la hora del primer descanso. (T/N), aliviada, se deja caer en la silla y deja el libro encima de su mesa, cerrado. Suspira y mira para su derecha. El chico que lleva había ayudado iba a levantarse. Debía agradecerle su ayuda como mínimo, así que (T/N) se levantó también y se acercó al chico.
-Esto... Perdona. - dice, tanteando el terreno.
-Oh, hola. - el chico de pelo castaño y ojos verdes le regala un bonita y tierna sonrisa. (T/N), tras negar disimuladamente con la cabeza para quitarse la tontería que lleva encima gracias a esa sonrisa, sonríe y dice:
-Gracias por ayudarme. Te habría caído una buena si te llegan a pillar. (T/A) (T/N). -le extiende la mano y el chico, terriblemente alto, por cierto, tras reírse, le da un suave apretón.
-No ha sido nada. Me hubiese gustado que, de ser yo, alguien me ayudase también. Tachibana Makoto. -vuelve a sonreír y ella ríe.
-Ten por seguro que te devolveré el favor, Tachibana-kun.
Dejan de estrecharse las manos y siguen hablando un poco más hasta que alguien se acerca a ellos dos.
-Makoto.
El castaño se gira y sonríe.
-Oh, ya voy, Haru. Este es Nanase Haruka. -le dice el castaño a la chica. Esta asiente y sonríe para el chico de pelo azabache y bonitos ojos azules que tenía ahora delante. Es el mismo que miraba con tantas ganas al mar, su compañero de delante.
-Hola. -dice (T/N).- (T/A) (T/N), un gusto.
El chico no contesta. Solo la mira. Neutralmente. Sin dejar ver ninguna emoción. (T/N) comienza a ponerse nerviosa, pues se ha quedado con la mano extendida como una tonta. Sonríe, incómoda.
-¡Haru, no seas maleducado! -le regaña el castaño, visiblemente nervioso por la actitud de su amigo.- Lo siento, él... No es de muchas palabras...
-Me he dado cuenta... -sonríe la chica.- Tranquilo, no importa. Me voy ya, a ver si encuentro alguna máquina para comprar algo de beber. ¡Hasta luego, y un placer, Tachibana-kun, Nanase-kun!
El castaño se despide de ella con una sonrisa, y el azabache sigue sin decir nada.
La chica mira por última vez al ojiverde y al ojiazul.
Y a pesar de ella solo tener ojos para buscar una máquina de refrescos y mente para intentar no perderse en ese sitio, la mirada de ciertos ojos estuvo pegada a la espalda y cabellera de la chica hasta desaparecer, y la mente del dueño de aquellos ojos estaba ocupada con la mera presencia de la recién llegada. Y lo estaría por el resto del día.
De lo que no fue consciente el dueño de dichos ojos es que deseaba que volvieran a empezar las clases para volver a verla y observarla con más atención.
Ojos, concretamente, azules, como el mar que observaba con tanta añoranza hace rato.

One shots Free! X (T/N) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora