Tachibana Makoto (1)

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Quizás a (T/N) no se le daba bien estudiar.
Quizás a (T/N) no se le daban bien las letras y toda asignatura que tenga que ver con ellas.
Sobre todo, quizás, la literatura.
-Venga, (T/N)-chan, es muy fácil... - Le dice Makoto, gran amigo suyo.
(T/N) y Makoto se conocen desde pequeños. No era tan amiga como Haru, pero digamos que si ella llega a faltar, el castaño y oji-verde no sabría qué hacer con su vida. Literalmente.
-Makoto, te juro que no lo veo. De verdad, no miento, sabes que no miento. -(T/N) se apoya en la pequeña mesa que hay en el suelo, donde el castaño y la (C/p) estudiaban tranquilamente.
Bueno, solo Makoto estudiaba tranquilo. O eso pensaba (T/N).
Makoto ríe y se pone al lado de ella viendo como la pobre ya está por tirarse de los pelos.
-¿No lo ves? Mira. -se acerca a ella, quizás demasiado para solo señalar una línea de un párrafo. Pero (T/N) no se daba cuenta, además, la presencia del castaño no le molestaba. Los largos años pasados a su lado hicieron que incluso esa cercanía le pareciese normal a la oji-(C/o).- Aquí tienes uno de los recursos literarios que te piden que busques. Y aquí, otro.
La chica suspira, pesadamente, asiente y apunta todo lo que le dice su amigo.
-Ya lo irás viendo con más claridad, (T/N)-chan. -le regala su mejor sonrisa, pero ella no lo ve, algo que, extrañamente, desanima al chico. Sin embargo recupera la compostura y se levanta.- ¿Quieres que descansemos un rato?
-No. -dice decidida. Pero luego, al levantar su mirada de los libros y apuntes, recapacita.- Osea, sí. Bueno, no, más o menos. -el castaño se echa a reír y vuelve a acercarse a su amiga.- Descansa tú. Bastante haces con tener que esforzarte el doble solo porque tu amiga sea corta en literatura.
-¡(T/N)-chan! ¡No digas esas cosas! -dice Makoto, regañándole.
-Makoto amigo, las cosas como son. -ríe la (C/p) .- Ya sabes que las letras no son lo mío.
-¡Pero por eso estás aquí conmigo! ¡Te ayudaré todo lo que necesites! ¿Vale? -vuelve a sonreírle tiernamente, y esta vez la chica si ve su sonrisa.
Sonríe y asiente.
-No sabes cuanto te lo agradezco, Makoto. Todos tenemos cosas que hacer, y necesitamos un momento para descansar, y sin embargo, estoy aquí, ayudándome tú. ¿Eres consciente de que podrías estar haciendo otras cosas más divertidas?
Makoto ríe de nuevo y mira a su amiga, sonrojado.
-Me lo pasó muy bien contigo, (T/N), créeme. Aunque estemos estudiando.
-¿De verdad? No te creo. -ríe la chica y su amigo hace una mueca.
-¡Te lo digo en serio! -suspira, y vuelve a aparecer una sonrisa en su rostro, pero una derrotada.- Iré a por algo de beber. ¿Quieres algo?
-No, gracias, Makoto. Siempre que vengo aquí me invitas, y no quiero que se acabe vacíando tu nevera.
-¡Mou, no seas tonta! Sé que te gustan los batidos de chocolate, te traeré uno.
-Makoto, te lo digo porque te aprecio, de ser un amigo cualquiera, no te hubiera dicho nada. Sabes mejor que cualquiera, excepto Haru quizás, que tengo un gran amor por la comida. Somos amigos desde hace mucho. -ríe la (C/p).
El castaño solo sonríe. Asiente y la mira con esa sonrisa tierna que ella conoce. Luego desaparece por la puerta y baja las escaleras, yendo a la cocina.
A pesar de que (T/N) pensará que ella estorbaba a su amigo, y no quisiera que la ayudará por eso mismo, Makoto estaba encantado de tenerla ahí, en su casa. Concretamente en su habitación, pues su aroma y colonia quedaría impregnada en su habitación por unas horas.
Y es que eso tiene una explicación. Una que no le quería dar ni siquiera a su mejor amigo, Haru, que ya sospechaba algo al ver como se ponía su amigo el castaño cuando (T/N) estaba cerca.
Sonríe tristemente al recordar lo que le había dicho la (C/p) hace unos minutos. Llevaban mucho tiempo siendo amigos. Demasiado, diría Makoto. Y era eso lo que le impedía dar el siguiente paso. ¿Y si estropea su bella amistad por culpa de sus sentimientos?
No podría soportarlo.
El castaño se convertía en el chico más feliz, alegre y cariñoso cuando su amiga andaba cerca. Solo con verla sonreír, él sonreía, y cuando hacía alguna de sus características tonterías, reía y la miraba con todo el amor del mundo. Lamentablemente no se daba cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Makoto da fé cuando veía algún chico insinuarse a su amiga y está no pillar ni la indirecta más directa.
Había perdido muchos pretendientes por eso, algo que, por muy egoísta que suene, alegraba a Makoto.
Termina de prepararle el batido para, de momento, su amiga, y sube con las bebidas a su habitación. Antes de entrar, sonríe y se deleita la vista, sin él ser visto por ella.
Miraba los apuntes concentrada, escribía, tachaba y volvía a escribir. Luego se recostaba en el suelo, y poniéndose el lápiz encima de los labios, simulando un bigote, mira para la ventana.
Sí, puede que, cuando estaban estudiando los dos, Makoto estuviese estudiando, no los apuntes, si no cada una de las facciones de su amiga, algo intranquilo y con la tensión de que ella lo descubrirse.
Pero merecía la pena.
O eso pensaba el chico.
Makoto ríe por lo bajo y se sonroja. Entra en la habitación y le tiende el batido a (T/N).
-¡Dósis de azúcaaar! -canturreó ella y su amigo volvió a reír.
-Nee, (T/N), descansemos un poco, ¿sí? ¿Quieres jugar a ese videojuego que tanto te gusta?
La (C/p) lo miro con ojos brillantes.
Había dado en el clavo.
-Como me conoces, Makoto. ¡Gracias! -(T/N) se levantó para darle un gran abrazo a su amigo, quién se le puso una sonrisa boba, y se puso como un tomate de rojo en tan sólo unos segundos.
Estaba claro que aquella tarde él sería el chico más feliz en dos kilómetros a la redonda.
A no ser, claro, que Haru se estuviese bañando con su bañador y comiendo caballa al mismo tiempo...
Otra vez...

One shots Free! X (T/N) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora