Capitulo 14

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Quizás tengo que hacerlo.

El taxi se detiene en el parque que frecuentaba, mi favorito. Le pago al taxista y bajo del automóvil, apenas mis pies pisan el pavimento siento escalofríos. Es una tarde soleada y bonita pero mi corazón esta congelado, es la razón de mis escalofríos.

Empiezo a caminar hacia mi banca especial con la mirada gacha, no puedo evitar sentir nostalgia porque sé que esta será la última vez que vendré a este parque, mi favorito.

Subo la mirada al saber que estoy cerca de mi banca especial y lo veo, a él, sentado en nuestra banca especial. ¿Porque está aquí? Precisamente sentado ahí.

No sé como reaccionar, si alejarme y volver otro día o acercarme e intentar memorizarme su rostro una vez más.

Él alza la mirada y la posa en mi antes de que yo pueda reaccionar, sonríe. Después de todo necesitaba verlo.

Me acerco cautelosamente y me siento a su lado.

-Hola, Erick. ¿Como estas?- su voz suena dulce y algo preocupada.

-Hola, Joel. Estoy bien, supongo.- digo formando una pequeña sonrisa en mis labios.

-¿Porque entonces te noto triste?- dice viéndome a los ojos, la preocupación que muestra su voz parece por mi.

-Yo... he tenido algunos problemas.- no sé porque no puedo mentirle ni fingir que mi vida es normal.

-¿Es por eso que no viniste al parque esta semana?

-Tú ¿como lo sabes?

-E-es que yo...- suena nervioso -después de la última vez que hablamos vine al parque todos los días, quería verte.

Mi corazón pega un brinco que empieza a rajar el hielo que lo cubría. Mis labios forman una gran sonrisa esperanzada.

-Tú, ¿me esperaste?

-Lo hice, si.- ríe aún nervioso. La sonrisa no se quita de mi rostro.

Recuerdo los días cuando yo lo espere, sentado en esta misma banca. Cada minuto que pasaba, un poquito de escarcha cubría aún más mi corazón al saber que él no volvería, esa misma escarcha que se derrite al saber que él volvió y me espero como yo esos días.

-Es decir, quería hablar contigo, porque me agradas.- dice rápidamente al ver que no respondo.

-Gracias por esperarme y preocuparte. ¿Como ha estado el parque? Por lo que veo no cuidaste nuestra banca. Mira.- le señalo un costado del respaldar -está desgastada la madera.

-Erick, no puedo estar pendiente de esta banca todo el día.- empieza a reír. -Espera, ¿dijiste nuestra banca?

-Qui-quise decir, MI banca.- digo a la defensiva.

-También lo pienso, que es especial esta banca, nuestra banca.- el hielo de mi corazón se derrite más, cada vez más.

Permanecemos en silencio un par de minutos, minutos en los cuales su cálida mirada borra cualquier rastro de hielo calentando mi corazón.

-Me tengo que ir.- dice después de un rato. La escarcha amenaza con cubrir mi corazón otra vez.

Pensé que tal vez hoy podíamos quedarnos a hablar como si no hubiera un mañana, y tal vez no lo hay, para mi.

-¿Esta vez podríamos caminar a casa juntos?- pregunta. Antes de que vuelva a mentirle diciendo que vivo demasiado lejos, él continua hablando. -Te vi, cuando te fuiste el último día que nos vimos. Corrí a mi departamento porque recordé que deje la cocina prendida y te vi parado afuera del edificio de enfrente. Quise acercarme pero entraste al edificio y pensé que quizá fuiste a visitar a alguien. No pienses que soy un acosador o algo así pero, estuve mirando por mi ventana esperando a que salieras del edificio pero no lo hiciste. Quise entrar al edificio y buscarte pero tuve miedo de molestarte.

-¿Estuviste viendo por tu ventana?- digo algo emocionado.

-No soy un acosador, de verdad.- dice rápidamente algo asustado.

-Está bien, lo he hecho también.

-¿Que? ¿espías a alguien?- una sonrisa cómplice aparece en sus labios.

-¡No! No lo hago.- mis mejillas arden de vergüenza.

-Supongo, si fueras un acosador te hubiera visto husmeando por alguna de las ventanas de aquel edificio.- él no sabe que si lo hago, a quien espío es a él y no me vio porque justamente esta semana no lo espíe.

-Pero entonces, ¿vives en el edificio de enfrente?- continua hablando. Quiera o no, no puedo mentirle más, él me irradia demasiada confianza, la suficiente como para abrirle mi alma en su totalidad.

-Si, lo hago.- casi susurro. -No te lo dije porque...

-No importa.- dice aún sonriente -no podías darle tu dirección a un desconocido, eso es inteligente.- la calidez en su mirada no se ha ido a pesar que los minutos han pasado, continua ahí, en sus ojos cafés.

-Entonces... ¿hoy podemos irnos juntos?- continua preguntando con una pequeña sonrisa esperanzada

Dudo en que responder, no quiero borrar la esperanza que expresa su voz, sus ojos. -N-No puedo.- suelto decepcionado de mi mismo.

Puedo ver su gesto triste. -Entiendo, supongo que es pronto.- se levanta de la banca y sonríe con toda la sinceridad que puede pero ¿la felicidad? no está. -Jamás he sido bueno en hacer amigos. Espero verte pronto.

-Joel.- me levanto rápido de la banca también. -No es pronto y tú no eres un desconocido. Solo que... no puedo.

-Descuida, Erick. De verdad entiendo.- él se aleja un par de pasos, no puedo dejar que se vaya, no quiero que se vaya.

-¡Es porque no puedo cruzar la calle!- casi grito para que se detenga, y lo hace.

Al otro lado de la calle ΞJoerickΞDonde viven las historias. Descúbrelo ahora