Al otro lado de la calle ΞJoerickΞ

Capitulo 18

▷Maratón 2/3◁

Casi son las 6:00 ㏂ cuando salto de mi cama para ir a bañarme y luego escoger algo lindo para ponerme.

Por la noche casi no dormí, mi cabeza solo puede pensar en las palabras que me dijo Zabdiel.

¿Debería contarle a Joel lo que su novio planea hacer? O ¿debería fingir no saber nada, y consolarlo los siguientes días?

La segunda parece una opción tentadora, pero no quiero ocultarle nada a Joel.

Son cerca a las 6:40 ㏂ cuando recibo un mensaje de Joel.

De: Joey.

"¿Estas listo?" ;)

Sonrío. Voy hacia la ventana y puedo ver que él esta parado en la vereda con una bicicleta a su costado.

Sujeto mi chaqueta que estaba en la silla, pongo las llaves de mi departamento en uno de los bolsillos de mi pantalón y salgo apresuradamente a su encuentro.

-Hola.- apenas puedo pronunciar cuando lo veo, él me sonríe e intenta responderme el saludo pero no se lo permito porque ya estoy aferrado fuertemente a su cuerpo.

-¿Erick?- pregunta sorprendido él. -¿que sucede?

Sucede todo dentro de mi.

Esa hermosa, contagiosa y alegre sonrisa, no se ha borrado a pesar de un tormentoso pasado.

Él es la persona más fuerte y valiente que he conocido.

Él es el hombre capaz de enamorar a un heterosexual a través de una ventana.

Él es el ser que mientras más profundo cae más rápido se levanta. No llora, solo coge aire y sigue caminando.

Él es el chico capaz de sujetar mi mano fuertemente y aunque yo diga no, él dice si. Me enseña a por primera vez enfrentar mis temores.

Él es valentía, fuerza, hogar, cariño, consuelo. Todo lo que le hacia falta a mi vida.

Joel es el amor que necesito.

-¿Una bici?- pregunto separándome de su cuerpo, tratando de sonar casual.

-Si, ¿no crees que es buena idea? Es similar a un taxi, puedes ir de un lado a otro, con la diferencia de que no gastas dinero y si quieres puedes cruzar directamente al otro lado de la calle.

-¡Es cierto! ¿porque no se me ocurrió?

-Tal vez porque el inteligente aquí soy yo.- dice burlonamente.

Ruedo los ojos y él ríe más fuerte.

De un momento a otro ya estamos montados en la bici, él conduce y yo rodeo mis brazos alrededor de su cuello para no caerme.

Siento un poco de miedo debo admitirlo, es raro no estar encerrado en un taxi al cruzar las calles, sin embargo hace mucho no sentía esa brisa fresca golpear fuertemente mi rostro.