|2|SiləNciø-♥

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«Haz Silencio»
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El frío viento de otoño azotaba las paredes color crema de un gran edificio que no tenía más de dos pisos, pero recorría una gran cantidad de diámetros su longitud haciendo a este lucir grande.

Todos los internados de aquel manicomio dormían a esa temprana hora y hasta las pocas enfermeras que atendían ahí se tomaban su pequeña escapada de descanso durmiendo en la sala de descanso que tenían, pero solo una persona, y con una me refería a un chico, que abría sus ojos a muy tempranas horas.

El insomnio volvía a él, lo obligaba a quedarse despierto lo que quedaba del amanecer.

En su habitación no había mucho que él pudiera ver o hacer, ni escuchar, claro si es que no tomaba en cuenta los balbuceos que lograba escuchar de sus dos acompañantes del infierno.

Cosa Roja y Gato, quienes siempre discutían a sus espaldas, la razón número uno por la cual despertaba tan temprano en las mañana.

A veces deseaba que las palabras de su psicóloga Usagi fueran ciertas, que Cosa Roja y Gato eran sólo productos de su imaginación, pero él los sentía tan real que no podía creer que solo se trataba de su mente esquizofrénica.

~¡Mata, mata, MATA a todos!~

Miró entonces el pequeño orificio rectangular colocado dos metros arriba de donde estaba su cama, era como un pequeño ventanal por el que podía pasar el frío aire de otoño.

El chico se levantó dejando expuesto su cuerpo tapado por una simple camiseta mangas cortas ancha y sus bóxer, se asomó a la pared y poniéndose de puntillas intento ver o sentir más haya que solo esa brisa, quería ver la luz del sol salir.

En serio extrañaba su libertad.

Siempre había amado ver el sol salir y antes de entrar en este lugar amaba verlo desde la ventana de su cuarto, ver como aquella estrella caliente se asomaba por las orillas de la tierra era una fascinación para él, algo que lo calma de Cosa Roja y Gato.

Lastimosamente al estar encerrado en aquel manicomio, en esa habitación blanca de cuatro paredes y un pequeño ventanal, no podía ver el sol desde su 'habitación' y no podía salir fácilmente de ahí para verlo desde el patio del manicomio, ya que se les tenía prohibido salir de mañana, solo se les permitía abandonar sus habitaciones en los horarios establecidos.

Aunque si se esforzaba podía salir de aquel cuarto por las ventilaciones, las cuales como ningunas otras eran demasiado anchas y de un material grueso resistente que soportaba su peso.

—Ah...— suspiró resignado al no poder ver nada, se dejó caer en la cama sin energías, seguía escuchando la absurda discusión entre Cosa Roja y Gato, miró entonces el techo con la mirada perdida.

Solia haber ocasiones en la que fugaces recuerdos de un pasado hermoso que había compartido con su mejor amigo, del cual no recordaba con exactitud su nombre, aparecían en su memoria, llenando al chico de nostalgia.

—¿Dónde estará?— se cuestionó a si mismo —¿Qué le habrá pasado?— había pasado tanto tiempo en aquel manicomio que había olvidado la última vez que se vieron.

Sólo sabía que no lo veía desde que lo habían internado en aquel hospital psiquiátrico.

_¿Cuánto tiempo habrá pasado ya? ¿Dos año? ¿Tres? ¿Cinco?— realmente no tenía idea, pero presentía que se aproximaba.

Palabras Cortadas [BxB] (+18) |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora