Capítulo 2

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Sábado. Los sábados Donghae no trabajaba en la agencia, pero por lo usual se llevaba trabajo a casa para avanzar todo lo posible. Y ese sábado no era la excepción. Desde que se había levantado a las nueve de la mañana había estado trabajando sin descanso en el diseño de una página web para un trío de empresarios agrarios, en la cual cada detalle llevaba a otro y a otro y a otro más, hasta nunca acabar, pero sin excusas el día lunes debía llevar un avance a los clientes para que vieran cómo iba el trabajo. Pasadas las una de la tarde, con la vista cansada incluso usando los anteojos que se había visto obligado a comenzar a utilizar para trabajar con el computador, se encaminó rumbo a la cocina para preparar el almuerzo. Un poco de arroz, verduras y algo de carne. No había ánimo de preparar algo más elaborado.

Henry apareció en la cocina después de haber terminado de limpiar la sala.

—¿Quién es... Lee Hyukjae, instructor de Yoga y bailarín profesional? —preguntó el chico leyendo una tarjetita de presentación. Donghae pegó un respingo y se tocó el bolsillo del pantalón, descubriendo que no estaba allí la famosa tarjeta que había mirado ocho mil veces la noche anterior.

—Ah, es... —comenzó a decir Donghae mientras le daba la espalda a su hermano para que no viera lo rojas que se habían puesto sus mejillas—, es un amigo de Kyu y Min. Me lo presentaron ayer. Un tipo agradable y me dio su tarjeta.

—Ya veo. ¿No será gay también? —preguntó Henry mientras ponía los individuales en la mesa. Donghae se incomodó por la pregunta.

—No lo sé. ¿Importa?

—En realidad, no. Pero no me extrañaría que lo fuera. Adoro a Kyu y a Min, pero ojala no tenga que verlos besarse nunca o será un trauma para mí —se rió solo y Donghae no lo acompañó en su risa.

No respondió nada. Siguió preparando la comida y dejó los platos con las verduras y la carne sobre la mesa. Sirvió los pocillos de arroz y ambos se sentaron a comer. Y mientras miraba a su hermano menor unos segundos, pensaba en qué diría Henry si supiera que en realidad no sólo Kyu y Min eran homosexuales, sino también él. Amaba a su hermano, y le encantaba hablar con él de cualquier cosa. Más que nada en el mundo deseaba poder ser sincero con él y decirle la verdad, pero algo dentro de él le instaba a mantener el secreto. Ni sus padres habían llegado a saberlo.

Simplemente se había acostumbrado a ocultarlo.

—Hae —comenzó a decir su hermano, por lo que el aludido despertó de sus cavilaciones y lo miró—, quería pedirte una cosa.

—Dime —dijo algo serio mientras tomaba un trocito de carne y lo ponía sobre su arroz. Con una cucharita agregó jugo de carne y soya.

—¿Me darías permiso para salir esta noche?

Donghae fingió naturalidad, no que esa petición le causaba dolor de estómago. Imaginarse a su hermano menor comenzando a salir a fiestas le ponía nervioso.

—¿A dónde? —preguntó, mirándolo.

—Te he hablado de Amber, ¿no es así? —preguntó bajando la mirada a su plato con las mejillas sospechosamente sonrojadas. Donghae tragó saliva.

—Claro, la chica que va en tu misma clase.

—Sí, ella. Hoy celebra su cumpleaños e invitó a algunos chicos esta noche. Me pidió que vaya... y yo, realmente quiero ir.

Donghae lo pensó un momento mientras mascaba la comida. Esos ojos brillantes de su hermano le ponían aún peor. ¿No era demasiado joven para que le gustara alguien? ¿No?... Diablos.

Un par de veces había visto a esa chica y le había parecido bien, así que por esa parte no había problema. También sabía que Henry solía ser de esas personas que tienen claro lo que está bien y lo que no; un chico responsable, al que le iba bien en la escuela, estudiaba a menudo y eso hacía que se mereciera salir de vez en cuando. Sólo que Donghae se sentía muy aprensivo con él.

Sweet winterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora