ataque 2.

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Párese ser que será un día tranquilo, eso era lo que yo pensaba, no se como pude ser tan tonto y pensar que me dejaría en paz todo un día.

No me molestó en toda la mañana, estaba realmente extrañado, pensaba que solo me dejaba en paz, para buscar el momento indicado para atacar.

Caminaba tranquilamente hacía la escuela, era muy raro solo estar escuchando los sonidos de mi alrededor, sin dolor de cabeza, sin una voz resonando en mí mente, realmente era raro, pero lo amaba, estar tranquilo y en paz.

Una sonrisa se asomó en mis labios, llegue ala escuela y nadie me molestó, así que solo pase de largo i fui directo a mi salón de clases.

Las primeras tres clases transcurrieron tranquilas, nada paso, estaba escuchando música pues el profesor de literatura aún no llegaba, sentí que alguien me miraba, me dediqué a buscar con la mirada a aquella persona que me observaba.

Mire asia todo lados asta que me encontré con unos ojos azules que me observaban, era aquella chica rubia del otro día, por qué siempre me está mirando, lo e notado desde hace mucho, veo que se levanta de su asiento y se hacerca.

– hola.

– no dije nada.

– HOLAAA!!!!!

– QUE ES LO QUE QUIERES!!

– que grosero solo quería saludarte, dijo sonriendo.

– solo la ignore, un día tranquilo arruinado por una joven gritona.

– te quería decir que...

En eso llega el profesor.

– todos a sus lugares, dijo mientras colocaba sus cosas en el escritorio.

– qué pena te tienes que ir, dije con sarcasmo.

– señorita a su lugar y usted joven hágame el favor de quitarse los audífonos.

Me quite los audífonos, los guarde y me dediqué a poner atención al profesor, mientras que la chica se fue a su lugar.

– bien hoy trabajaremos en parejas, dijo el profesor.

Odió cuando hay que trabajar en parejas, pues siempre estoy solo, pero algo me sorprendió, me empezó a doler la cabeza, solo pude pensar en que el maldito empesaria a molestarme.

– bien ya todos tienen parejas.

– profesor, faltó yo, dijo la joven rubia.

– bien, te quedarás con aquel joven, me señaló a mi.

– no puede ser, dije en un susurro, si bastante me dolía la cabeza con esa chica gritona, me dolería más.

– bueno, hola otra vez.

– no le contesté, me dolía demaciado la cabeza.

– oye que maleducado eres, empezó a decir varias cosas las cuáles no escuché por el dolor, solo podía concentrarme en eso.

– YA CÁLLATE, me tomé la cabeza con fuerza pues el dolor era insoportable.

– oye que te pasa, estás bien.

Su voz y murmullos de los demás fue lo único que escuche, después todo se volvió obscuro, y una risa al fondo de esta.

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Aquí otro capítulo.

Un poco más largo de lo que acostumbró.

Bueno sin más que decir bye.


los monstruos si existen, estan en nosotros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora