epílogo

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Tiempo después...

Dormía plácidamente en una cómoda cama, ningún ruido solo el de mí respiración y el de mí joven esposa, pero de repente un grito ahogado y unos sollozos, me obligaron a levantarme de golpe, mi esposa estaba a mí lado, al igual que yo está estaba sentada en la cama con una expresión de preocupación, para calmarla le dije.

- no te preocupes yo voy.

dicho esto me levanté y me dirigí a la aviación que se encontraba a lado, entre en esta y prendí la luz de la lámpara, que se encontraba junto a la cama de mi pequeña hija.

- que es lo que sucede, pregunté al verla llorar.

- Papi yo... su voz se quebró.

- no te preocupes, dije para luego envolverla en un cálido abrazo.

Ella seguía sollozando y sin poder hablar, yo solo intentaba calmarla, para que me dijera que era lo que le pasaba, aunque en el fondo ya sabía que era lo que le sucedía.

- estás mejor, me separé de ella momentáneamente para mirarla a los ojos.

- creo que sí, contestó limpiándose las lágrimas de los hijos.

- entonces me dirás qué es lo que te sucede.

Ella solo me miró, y en sus ojos logré ver tristeza y melancolía, negó con la cabeza, nunca quiere decirme que es lo que le pasa, sinceramente no entiendo el porqué exactamente.

- vamos, puedes decirme lo que quieras, intenté darle más confianza.

- si te digo no me vas a creer, me miró y comenzó a llorar de nuevo.

- si no quieres decirme lo, está bien, pero quiero que intentes volver a dormir, de acuerdo.

- pero... yo no...no puedo, su voz se entre cortaba.

- ¿por qué no puedes?, hija, me hacer qué a ella pues está se avía metido bajo las sábanas.

- es que alguien no me deja dormir, dijo la pequeña, saliendo asomando la cabeza con un poco de miedo en su voz.

- ¿quién no te deja dormir?, dije curioso.

- no se quién es, pero es realmente fea, y no me deja de molestar.

- ¿a si?, Se podría decir que es un ¿mounstro?.

- no lo sé, la pequeña agachó la mirada.

- dime por qué lo dudas.

- es que le dije a mí amiga Samanta, y ella me dijo que eso no podría ser, a ella le pasaba lo mismo, soñaba una y otra vez a una cosa que la asustaba en sus sueños, ella les dijo que era un mounstro, y sus padres le dijeron que los mounstros no existen.

- hija, llamé su atención.

- sí papá.

- ese es el error que muchos cometen, dije para luego mirar a mi esposa que se encontraba parada en la puerta de la abitacion.

- ¿a qué te refieres papá?, preguntó la niña un poco confundida.

Mire de nuevo mi esposa un segundo para luego voltear mi mirada hacía la pequeña, observé su cara por un segundo y recordé lo que hace mucho avía pasado, desearía que esto me lo ubiesen dicho a mi, pensé para luego decir.

- los mounstros si existen, viven en nosotros.

Fin.




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Que creen..

Que se acabó.

Hueno bye nos vemos.

los monstruos si existen, estan en nosotros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora