Casualidades y castigos.

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«A veces, en la vida, puedes pasar dieciséis años sin saber el nombre del chico extraño que vive en la casa de al lado, o de la chica bonita que sale todas las noches a fumar al patio trasero, y vivir tranquilamente tu vida sin que eso te robe el sueño.

A veces, en la vida, dos personas se cruzan cada día y ni se miran.

Pero entonces, gracias al destino, o gracias a la alineación planetaria, o gracias a casualidades de la vida, o gracias al gran, pero simple hecho de que un cálido seis de marzo, Dorian James se quedara dormido y llegara tarde a clase, ganándose un castigo, y que, ese mismo día, pillaran a Kairi Cooper fumando en el cuarto de baño del instituto, ganándose un castigo.

Por diversas razones, en un determinado momento de las vidas de ambos individuos, sus vidas se cruzan, haciendo que nada vuelva a ser lo mismo.»

"¡Señorita Cooper! ¿No sabe que las normas del instituto prohiben terminantemente el fumar en el interior de la institución? ¡Deme ese paquete de cigarrillos y dirígase a su correspondiente aula!" gritó con voz chillona la subdirectora.

Kairi la miró por encima de sus gafas de sol estilo John Lennon y sonrió radiantemente.

"Verá, señorita subdirectora" dijo Kairi, con su voz dulce que te hipnotizaba. "Yo iré encantada a mi correspondiente aula y tras las clases a detención, pero por si no lo sabe, un paquete de cigarrillos como este" Agitó la cajetilla. "cuesta 4 dólares con 95 centavos, y no me agradaría perder ese dinero, ya que compré dicha cajetilla hace una escasa media hora."

"Bu-bueno." dijo la subdirectora. "Quédese el paquete de tabaco, pero irá a detención. Y debe saber, señorita Cooper, que está pagando por su muerte prematura."

"Oh, soy consciente de ello." dijo Kairi, mientras se bajaba de lavabo con el cigarrillo aún entre sus dedos. Tomó una última calada y lo tiró al suelo. "Adiós, subdirectora."

Kairi salió del cuarto de baño con sus aires de superioridad, pero con un incómodo y familiar zumbido en su mente.

Mientras tanto, en otra aula de aquel mismo instituto.

"¡Señor James! ¿Otra vez tarde? Esta vez irá al aula de detención, lo siento mucho." dijo el profesor de Matemáticas, apuntando unas cosas en un papel y entregándoselo a Dorian.

"Lo siento" murmuró él. Y, cabizbajo, caminó hasta su sitio.

Allí se sentó, mientras recordaba el por qué de que llegara tarde. Otra vez se había quedado dormido. Otra vez ella le quitaba el sueño. Otra vez Lissa Thompson era la culpable de su insomnio.

Estúpidos sentimientos, pensó Dorian.

Seis horas más tarde.

"Kairi, ¿vienes o qué?" preguntó Charlie, también conocido como el novio de Kairi.

"No, Charlie. Estoy castigada." contestó Kairi, con expresión cansada.

"Oh. Bueno, luego voy a tu casa." dijo Charlie, besando la pálida mejilla de Kairi.

Charlie pasó la mano la mano por el cabello azabache hasta los hombros de Kairi y sonrió, con esa adoración en los ojos que a Kairi tanto le molestaba.

"Adiós, cielo."

Kairi le respondió con un ligero movimiento de cabeza y entró de nuevo al instituto, notando el peso de su inseparable mechero y su cajetilla de cigarros en el bolsillo de su falda grisácea hasta las rodillas.

Sus botas negras de combate resonaban contra las baldosas de aquel instituto, el cual odiaba casi tanto como a sus padres.

Llegó hasta la puerta metálica que tenía el cartel de "Aula de Detención." Bufó y se ajustó sus gafas de sol. Y con sus aires de superioridad, entró.

Dorian estaba sentado en la última fila del Aula de Detención. Tenía su cuaderno de tapa negra frente a él y una frase de una película escrita en la página blanca, manchada por los irregulares trazos del bolígrafo a medio gastar del chico de ojos azules y cabello castaño.

«I remember that it hurts. Looking at her hurts. »

Esa frase describía la vida de Dorian en aquel momento. Cuando sus ojos celestes se posaban sobre la delgada figura de la rubia, era peor que una puñalada.

El chasquido de la puerta abriéndose lo sacó de sus pensamientos. Por la puerta entró una chica de cabello oscuro como la noche por los hombros, piel pálida, labios de un rosa muy pálido, con unas gafas de sol redondas tapando sus ojos. Ella vestía un jersey de mangas largas azul, una falda negra hasta las rodillas, unas medias negras rasgadas y unas botas de combate negras.

"Kairi Cooper" dijo al profesor canoso tras la mesa.

"Señorita Cooper, quítese las gafas de sol, por favor."

La chica sonrió y se quitó las gafas, dejando ver unos bonitos y profundos ojos verdes.

Caminó entre las mesas hasta llegar a la mesa junto a Dorian. Se sentó y, en cuanto el profesor devolvió su atención a los exámenes que corregía, se volvió a poner las gafas de sol.

Kairi miró hacia el chico a su izquierda. Era delgado, con pelo castaño claro y ligeramente rizado, unos ojos grandes y celestes. Su labio superior era ligeramente más fino que el inferior y tenían un tono rosado.

Kairi le sonrió.

"Kairi Cooper." dijo, extendiendo su mano hacia el chico.

"Dorian, Dorian James." dijo el chico, sacudiendo educadamente su mano.

Smoke.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora