Why do I give valuable time to people who don't care if I live or die?
29 de Junio, 3.28 a.m.
Kairi, incapaz de dormir, estaba sentada en la butaca junto a Dorian, sujetando la mano del chico, que prácticamente ardía. Se veía tan pálido, tan delgado, tan frágil.
Kairi sonrió, al pensar en la primera vez que lo vio, en la sala de Detención, a saber cuántos meses atrás. Recordó que, lo primero que pensó de él, fue en lo fácil que era perderse en su mirada del color del cielo.
Y pensar que, ahora, era aquella mirada la que iba a perderse.
Kairi cerró los ojos, y suspiró, pensando en lo poco que le quedaba junto a Dorian, el que ella sabía con certeza, era el amor de su vida. Daba igual cuántos hubo antes, o cuántos habrá después; jamás olvidaría a Dorian.
4.48 a.m.
Un agudo pitido despertó a Kairi, que no sabía en qué momento se había quedado dormida. En la pantalla junto a Dorian, había una línea roja, completamente recta que Kairi sabía que no debía estar ahí.
Antes de que le diera tiempo a reaccionar, la habitación se llenó de médicos y enfermeras, y, como ya era costumbre, Kairi fuera empujada al exterior, junto con su bolso. "¡No!" chilló. "¡No!"
-:-- a.m.
Kairi no sabía cuánto tiempo había pasado cuando la doctora Evans le abrió la puerta. "Lo hemos reanimado con, aunque a penas puede hablar." La preocupación era notable en su voz ronca. "Kairi, está en las últimas."
Kairi tragó saliva como pudo, y, con las lágrimas rodando por sus mejillas, entró a la habitación, y se acercó con las piernas temblando a Dorian. El chico sonrió como pudo. "Kai."
Ella, entre las constantes lágrimas, sonrió. "Dorian."
"Me estoy muriendo, ¿verdad?" preguntó él.
"Eso creo." dijo Kairi, ahogándose en sollozos.
"¿Lloras porque voy a conocer a Audrey Hepburn y a Kurt Cobain, y tú no?" susurró él, junto con una fuerte tos. "Te quiero, Kairi Cooper."
"Te quiero, Dorian James." susurró ella, agarrando la mano de Dorian.
El chico cerró los ojos, y, entonces, como si nada, las líneas aparecieron otra vez, pero nadie en la sala hizo nada para remediarlo. Era inútil; Dorian ya se había ido.
Kairi notó las manos de alguien en sus hombros, que se sacudían violentamente, y la arrastraban, pero ella no quería soltar la fría mano de Dorian, pero entre dos personas la consiguieron apartar. "¡No!" chillaba. "¡No, Dorian, no!"
La doctora Evans y un enfermero intentaban calmarla, pero Kairi sólo escuchaba un pitido agudo, y a penas veía con tantas lágrimas.
Consiguió zafarse del agarre de los empleados sanitarios y corrió. Echó a correr por los pasillos dek hospital, con su bolso golpeando su costado, pero tampoco le importaba. No supo cómo, pero terminó en la azotea con suelo de gravilla del hospital.
Con desesperación, buscó en su bolso un paquete de Marlboro Lights, del cuál sacó un cigarrillo y lo encerndió, con el mechero que Dorian le había regalado, con un diente de león dibujado con rotulador indeleble negro.
Lo encendió y se apoyó en la barandilla de metal oxidada, mirando hacia el vacío.
Pensó en el día que lo conoció. Una calada. Pensó en cuando contaban estrellas. Otra calada. Pensó en cuando conrtó con Charlie por él. Otra calada. Pensó en cuando lo eligió sobre John. Otra calada. Pensó en su acampada. Otra calda. Pensó en cuando leyó los poemas que él le había escrito. Otra calada. Pensó en la noche del cine al aire libre. Otra calada. Pensó en su acampada. Otra calada. Pensó en lo que pasó en aquella playa, al amanecer. Tres caladas.
Y, cuando se quiso dar cuenta, ya no quedaba cigarro.
1 de Julio, 19.58 p.m.
Aquel era un cementerio bien cuidado, con su césped verde bien recortado y sus lápidas bien limpias; Dorian lo hubiera detestado, pero los responsables de su cuerpo eran unos tíos lejanos, del norte de Inglaterra, y eran los que decidían.
Allí estaba todo su instituto, a los que Dorian detestaba, gente de su pueblo, llorando, y Dorian también los detestaba, así que Kairi no comprendía qué diablos hacían allí. Al menos, le dieron la oportunidad de ser la primera en hablar.
Kairi caminó, con sus botas de combate contra el césped, y un vestido de encaje negro que sabía que a Dorian le gustaba, con sus gafas de sol estilo John Lennon sobre la cabeza, dejando ver sus ojos esmeralda, decorados por unas profundas ojeras, que sabía que a Dorian también le gustaban. A Dorian le gustaba todo de Kairi.
La chica subió al atril, y carraspeó frente al micrófono. "Hola, soy Kairi Cooper, o mejor dicho, Kairi James, ya que una cosa de la que se encargó el maravilloso chico del que hoy nos despedimos fue firmar los papeles que me confirmaban como su mujer." Kairi reprimió las lágrimas; no iba a llorar delante de toda aquella gente. "Dorian siempre será el amor de mi vida, haya quién haya tras él, o antes que él. Yo solía pensar que el amor era lo que la gente débil confundía con cariño, hasta que conocí a este chico, que me hizo darme cuenta que el amor no nos hace débiles, nos hace luchar contra nuestras debilidades. Él fue y siempre será mi mayor debilidad, vicio y pasión. Si hay algo que sé, es que no habrá día en el resto de mi vida, en el que no recuerde a este chico."
Kairi suspiró. "Dorian escribió una pequeña carta, para que fuera leída por mí este día, así que la leeré, supongo." Tragó saliva, y dio comienzo. "Si estas palabras están siendo pronunciadas por Kairi, supongo que es mi funeral.
Hay algo de lo que todos estamos seguros en esta vida, y es que algún día moriremos. Quizás yo lo hice más pronto de lo que debería, pero nada en este mundo es una casualidad. Hay una razón para que yo muera, y quizás es que os replanteéis vuestras vidas.
Haced algo importante, vivid, sed eternos; sed recordados. Que vuestra vida no caiga en el olvido, como hará la mía cuando la vida de la gente a la que le importaba, como Kairi Cooper, dé a su fin.
Sinceramente, Dorian James." finalizó Kairi, volviendo a sentarse en su sitio, dejando escapar unas lágrimas al mirar a la caja caoba que guardaba el cuerpo frío de Dorian.
Kairi abrió la carta que Dorian escribió para ella, pero que especificaba que no leyera en voz alta, y la comenzó a leer para sí misma. "Kairi James, ahora llevas mi apellido, como mi último regalo, para que jamás me olvides.
Kai, mi Kai, ¿qué decirte? No te estanques, por favor. Sigue adelante, y que me recuerdes con tus ojos esmeralda llenos de felicidad, no de lágrimas.
Sigue adelante, estudia medicina, hazte recordar.
No estés triste por mí, ahora estaré con nuestros ídolos, como el gran Cobain. Te dedicaremos Lithium, te lo prometo.
Fuma, pero no demasiado, que no queremos que te pase lo que a mí. Pero fumando te ves tan poéticamente boreal.
Pase lo que pase, eres la luz que alumbró mi vida, y la que le dio sentido.
Recuerda que, en mi próxima vida, y en todas las que sigan, te amaré. Siempre lo haré.
Kairi, publica mis poemas. Siempre quise que fuesen publicados.
Tú eres la musa que los inspiró todos.
Te quiere tanto que duele,
-Dorian Samuel James.
P.S.: Heaven Knows I'm Miserable Now siempre será nuestra canción, y lo sabes."
Y, entonces, sin importarle más quién estuviera delante, rompió a llorar como nunca antes lo había hecho; de felicidad.
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Smoke.
Random«Sitting all alone in your room thinking that the world's let you down all you ever wanted to do is trust someone to always be around.» Somebody out there, Troye Sivan.