Audrey Hepburn y gasolineras en la interestatal cuarenta y cinco.

3.8K 302 39
                                    

You never see that the stars are free.

22 de junio, 19.59 p.m.

Dorian pegó a la puerta de Kairi, quién le abrió, vestida con una falda negra, una camiseta corta negra con unos planetas dibujados en blanco, unos calcetines hasta la rodilla negras, sus botas de combate y sus inseparables gafas negras.

"¡Vámonos!" exclamó ella, emocionada, tirando de Dorian hasta la vieja camioneta Chevrolet de la chica.

20.33 p.m.

Tras lo que pareció una eternidad, Kairi paró la camioneta en una explanada de tierra junto al bosque del Oeste.

Ambos salieron de la camioneta, en silencio. Kairi rodeó la mano de Dorian con sus finos y delgados dedos, sonriendo. "Déjame llevarte." susurró cerca de la oreja del chico.

Dorian asintió, mientras Kairi comenzaba a andar. El bosque permanecía en una oscuridad inquietante, pero Kairi parecía saber hacia dónde iba.

De repente, entre los árboles, apareció algo de claridad, y ellos caminaban
directamente hacia lo que, cuando se acercaron más, Dorian distinguió como velas; había una camino de velas.

Y es que aquello sólo podía haber sido idea de Kairi Cooper.

Caminaron por el camino tenuemente iluminado por las velas, hasta llegar a un viejo cine al aire libre, y en su centro, círculo hecho por más de treinta velas. Dentro de este, había una manta de cuadros blancos y rojos, sobre la cual había un gran plato de patatas fritas, una ensalada con maíz y tomate, una pizza de quedo sólo y dos manzanas; la comida favorita de Dorian. Había también un viejo radio cassette, al que Kairi se acercó, pulsó play y comenzó a sonar Mr. Brightside de The Killers.

"Sé que es de tus canciones favoritas, y que esa es tu comida favorita." Kairi sacó un pequeño mando a distancia del bolsillo de su falda y pulsó un botón, mientras la película de Desayuno con Diamantes se empezaba a reproducir en la enorme pantalla de aquel viejo cine. "Y sé que esta es de tus películas favoritas, aunque jamás lo admitas." Kairi caminó hasta quedarse a pocos centímetros de él. "Y lo sé porque te conozco mejor que tú mismo."

"Lo haces." dijo Dorian, agarrando a Kairi de la cintura y besándola, dando gracias al ente divina allí arriba, o al destino, o a la suerte, de poner a esa chica en su vida.

21.43 p.m.

Habían terminado de cenar, y estaban sentados en la manta, viendo a Audrey Hepburn pasearse por la pantalla, con sus aires de diva.

Dorian miró hacia Kairi, quién tenía sus gafas sobre la cabeza, dejando ver sus ojos esmeralda.

"Te quiero, Kairi Cooper." susurró Dorian, cerca de la oreja de la chica. "Y feliz verano."

"Y yo a ti, Dorian Samuel James." susurró Kairi, contra el cuello de Dorian. "Feliz verano."

Y en aquel momento fue cuando Kairi Cooper, la chica que solía ser solitaria, se dio cuenta de que, aunque Dorian muriera, jamás volvería a estar sola, porque los recuerdos que creaban permanecerían siempre con ella.

25 de Junio, 7.45 a.m.

La vieja camioneta Chevrolet de Kairi iba por la carretera, con la chica al volante, con su pelo recogido en una coleta y sus gafas de sol estilo John Lennon, mientras Dorian introducía un disco en la vieja radio de la camioneta.

"Venga, Kai, que esta te la sabes." dijo él, dando al play.

Entonces, aquellos primeros acordes de Heroes comenzaron a sonar. Kairi miró a Dorian, sonriendo, y ambos comenzaron a cantar a pleno pulmón, siguiendo al gran Bowie.

"I' LL BE KING,
AND YOU, YOU WILL BE QUEEN
THOUGH NOTHING WILL SRIVE THEM AWAY,
WE CAN BEAT THEN, JUST FOR ONE DAY.
WE CAN BE HEROES, JUST FOR ONE DAY." gritaron ambos, riendo.

Y ahí fue cuando se dieron cuenta que, pasara lo que pasara, su amor sería infinito.

9.52 a.m.

Kairi decidió parar, ya que no había desayunado y se moría de hambre. Bajó a comprar algo, mientras Dorian echaba gasolina.

Entró a la vieja tienda, y la puerta la recibió con un tintineo por parte de la pequeña campana dorada sobre esta. Era una tienda pequeña, pero seguro que tenía Snikers, o M&Ms, o al menos algo de chocolate.

Efectivamente, tenían Snikers. Kairi cogió cinco; tres para ella, dos para Dorian. Vale que Dorian tuviera leucemia, pero, por Dios, estaba muerta de hambre.

Se las pagó al hombre canoso tras el mostrador, y salió a la calle, donde buscó a Dorian con la mirada por los surtidores de gasolina, pero nada. Caminó con paso dudoso hasta la camioneta, y ante ella había tal imagen que, de la impresión, se le cayeron las chocolatinas al suelo.

Dorian estaba en el suelo junto a la camioneta, sin sentido, con su nariz y boca llenas de sangre, y más blanco que el papel.

Kairi, con dedos temblorosos, agarró su teléfono móvil, y marcó el número de emergencias. "Emergencias, ¿dígame?"

"Mi novio, Dorian James, ha sufrido un..." comenzó a llorar. "No lo sé. Tiene leucemia, y esta en el suelo, sangrando, y...y..."

"¿Dónde está, señorita?" dijo aquella voz femenina.

"En la gasolinera Rosewood, en la I-45. Dense prisa, ¡por favor!" exclamó Kairi.

El tiempo pasó muy lento hasta que llegó la ambulancia, que encontró a Kairi arrodillada junto a Dorian, sosteniendo su mano, y cantándole una canción de The Smiths en voz muy baja.

Kairi no escuchó las sirenas, ni los gritos del servicio de emergencia, ella sólo podía escuchar los latidos de su corazón, demasiado lentos, golpeando sus oídos.

Recordaba hasta el momento en el que subió a la ambulancia, sujetando la mano de Dorian.

El resto, era oscuridad.

Smoke.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora