Smoke.

Génesis.

'Cause, darling, I'm a nightmare, dressed like a daydream.

19 de junio, 17.11 a. m.

Dorian llevaba raro varios días, pero Kairi apenas se dio cuenta, ya que estaba demasiaso inmersa en su propio mundo.

"Kai, hay...hay algo que debo decirte." susurró Dorian, acariciando el pelo azabache de Kairi.

"¿Sí?" dijo ella, con su habitual aire distraído.

"Sí." Dorian suspiró, escogiendo las palabras que iba a usar. "¿Recuerdas que hace unos días fui al médico por la fiebre, el malestar, que había perdido peso y todo eso?"

"Sí." Kairi se apartó de Dorian y se incorporó de golpe, quedando sentada en la cama del chico. "Dorian, ¿qué pasa?"

"Kai, sabes los síntomas de la leucemia, ¿verdad?" dijo él, ya que sabía que a Kairi le fascinaba la medicina.

"Fatiga, malestar, pérdida de apetito y peso, fiebre, anemia, palidez, mareos, moratones generalizados, hemorragias nasales, vómitos, dolor de cabeza, sudores nocturnos y dolores de los huesos y articulaciones." dijo Kairi, casi mecánicamente.

Se paró un segundo pensando, y el su cerebro las piezas comenzaron a encajar. "Tú llevas dos meses sin hacer Educación Física porque te duelen los huesos y te dan mareos. Cuando nos fuimos de escapada, te levantaste empapado en sudor y con jaqueca. Y esta mañana la nariz te sangraba como un grifo abierto, y no había manera de parar la hemorragia." la voz de Kairi era apenas un susurro.

"Sí." dijo Dorian, acercándose a ella y abrazándola.

Kairi temblaba tanto que aquello no podía ser normal. Bajo los brazos de Dorian la chica sollozaba y repetía "No, no" una y otra vez.

"Kairi, te lo debería haber dicho cuando tuve la primera sospecha..." susurró él.

"¿Cuánto te han dado?" dijo ella, con la voz prácticamente apagada.

"No me han dicho nada, no quieren que me estrese o algo así." dijo Dorian.

Kairi levantó la cabeza, con sus ojos brillosos. "Te prometo que, sea cual sea el tiempo que tengamos, haré que sea el mejor de toda tu vida."

Dorian sonrió, porque si sabía algo de Kairi con plena certeza era que jamás imcumplía una promesa.

21 de junio, 11. 22 a.m.

"Hoy es el penúltimo día de insituto." dijo Kairi, sonriendo ampliamente.

"Sí, lo has repetido como doscientas veces desde las seis de la mañana que te colaste en mi casa gritando." dijo Dorian, sonriendo, mientras daba un mordisco a su manzana.

"Es que me da felicidad, porque ya tengo preparado el que será el mejor verano de tu vida, Dorian James." dijo ella, acercándose a Dorian y besándolo cortamente.

Kairi comenzó a rebuscar en su mochila hasta que sacó una libreta blanca, con una bicicleta dibujada en la tapa con bolígrafo negro.

"¿Y eso es...?" preguntó Dorian.

"Nuestra libreta de verano." dijo ella, como si fuera obvio. "Bien, tengo montones de ideas, pero no vas a saber ninguna hasta mañana por la noche, donde realizaré la primera de la lista."

"¿Por qué me lo cuentas si no voy a poder saber ninguna de las ideas?"

"Para que te rebanes los sesos pensando en qué diablos estará pasando por mi poética cabeza." dijo Kairi, soltando una de sus risas dementes.

Dorian sonrió, comprendiendo cuánto la amaba.

22 de junio, 15.01 p.m.

"¡Feliz libertad, Dorian!" chilló Kairi, mientras saltaba sobre su novio, riendo.

"Dios mío, Kai, estás loca." dijo Dorian, cogiendo a su novia a su espalda.

Kairi gritaba, mientras tamboreaba un ritmo aleatorio con sus palmas sobre la cabeza de Dorian. "Duele, Kai." dijo Dorian, riendo.

"¡Te fastidias!" canturreó su novia. "Oh, y recuerda, hoy a las ocho tienes que estar en mi casa."

"De acuerdo." dijo Dorian, preguntándose qué sorpresa le tendría Kairi.