Zane

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El gen salvaje:
Ren

Zane

Capítulo dieciséis

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Capítulo dieciséis

Silencio:

Tenía tiempo disfrutando tan sólo de silencio, no había gritos,gruñidos o lamentos que perturbaran la tranquilidad que envolvía las instalaciones desde que el madár y su kigeni escaparon de estos sectores. Lo único que ahora me molestaba era el olor putrefacto que desprendían los cuerpos que quedaron regados en dichas áreas. Supongo que la molestia se debía al hecho traumático de que mude de piel,llevaba demasiado tiempo transformado en lagarto como parte de la experimentación a la que estaba siendo sometido,y gracias a que ahora no había nadie que me suministrara el suero con el Gen Salvaje que alteraba mi organismo el cambio se había hecho inminente, mis escamas se desprendieron de mi cuerpo, un gorila gigante me arrancó la cola y mis garras y colmillos se contrajeron de una forma dolorosa,la única ventaja era que ahora podía pensar con claridad,mis pensamientos ya no estaban tan revueltos como antes, poco a poco mi humanidad fue volviendo,ni siquiera podía recordar la última vez que estuve en ésta forma
Todos mis recuerdos eran vagos,imágenes confusas de lo que había sido mi infancia. Los demás recuerdos, eran recientes y los que podía recordar de una forma más clara.

Estaba husmeando en las cosas que el madár y la chica bonita dejaron atrás, tenía hambre y el sabor de la carne putrefacta no me atraía en absoluto, mi estómago saltaba y quería darse vuelta cada vez que el olor podrido de la carne ahora engusanada invadía mi nariz.

Abrí una de las bolsas que habían quedado esparcidas en el pasillo del sector cinco después de que Ren como era que lo llamaba la hija de Slade, botara el moral que las contenía. Yo nunca antes había comido una sola de esas cosas,era muy pequeño cuando me trajeron aquí y trato de recordar lo más que puedo cuando estoy en mi forma humana,pero como dije antes, es muy poco lo que retengo de ese tiempo en mi memoria. Lo primero que viene a mi mente es:

La tumba de mi madre,un montón de tierra y una piedra dónde rezaba su nombre.

Lo segundo,son los años que tenía entonces: Cuatro, tan sólo cuatro añitos,era un crió cuando mi padrastro me abandonó aquí. Aunque abandonar no me parecía que fuera la palabra indicada.

Tercero: Mi nombre,Zane,aunque mi apellido lo he olvidado,pero recordar mi nombre era importante,al menos para mi. No me gustaba que me llamarán espécimen 005, experimento,o incluso, híbrido,no se sentía que fuera yo.

Y por último: Quinientos. Quinientos dólares fue lo que recibió mi padrastro al dejarme aquí. Eso era lo que valía mu pequeña vida para mi padrastro.

El gen salvaje: RenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora