No pude imaginar que llegaría a estar exhausto por todo lo que un día fue el motivo de mis sonrisas. Sonrisas que ahora se marchitan en mi memoria. Cuánto tiempo perdí debido a mi ceguera, maldita ceguera que ahora por tu culpa me haces sufrir. En los largos metros de mi piel lo único que veo son heridas, heridas que solo yo puedo ver. Veo pasar el tiempo mientras esas mismas heridas permanecen sin la más mínima mejora. Mi felicidad se podría medir en efímeros minutos que intento disfrutar pero con heridas todo sabe mal. Fuimos como puzles, que una vez encajaron y a día de hoy no creo que encajen jamás. La soledad me persigue en mi decisión, pero la tardanza de ésta ahogaría parte de lo que me queda de corazón. Pobre de mí que me hice el ciego y sordo de las advertencias que me dieron y que ahora ahogaré mi corazón en sentimientos tristes.
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El último destello de luz
Short StoryA veces nosotros mismos nos metemos en la más profunda oscuridad de la que pocas veces podemos salir sin quedar dañados.
