Mi desesperanza hacia el mundo que me rodea alcanzó sus límites. Ya no veo sonrisas; no veo emociones; no veo sentimientos; no veo humanidad... Lo que un día soñaba mientras dormía, otro día sufría pesadillas mientras vivía. Estar en el mundo real se me hacía cada vez más y más pesado. Cada vez que tenía trato con alguna persona no sabía quién era el que hablaba ¿era yo realmente? A medida que pasaba el tiempo, empecé a descubrir que vivía en un teatro; un teatro en el que nunca acababa la función. Siempre estaba ocultandome tras máscaras para que nadie descubriese la verdadera realidad del asunto que yo lidiaba. Me vi envuelto en una mentira de la que ya no podía salir. Mis sueños eran solo más que pensamientos, mis pesadillas eran la realidad y los sentimientos que un día creí sentir ya no los sentí. Era gracioso como lo único que me hacia ser yo, un ser emocional, lo perdí haciendo que hoy sea un ser sin el sentir.
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El último destello de luz
Short StoryA veces nosotros mismos nos metemos en la más profunda oscuridad de la que pocas veces podemos salir sin quedar dañados.