El otoño se abría paso y lo árboles empezaron a colorearse hoja por hoja de ese tono que le caracteriza. Poco a poco, el árbol va tirando las hojas que ya no le sirve al suelo y empiezan a formarse esas montañas de hojas en las que los niños disfrutan jugando, en las que todos hemos disfrutado. Ahora no veo las hojas como simples hojas, mi punto de vista ha cambiado sobre ellas...Pequeñas e indefesas colgaban de las ramas de un árbol que necesitaba para nutrirse, para vivir. Cuando llega el otoño el árbol ve inútil la presencia de éstas y por eso las desecha. Desde mi punto de vista puede que el árbol no sea un único árbol; puede que las hojas no sean simples hojas y puede que las hojas sientan la soledad de no tener a su árbol y de que ya no volverán a tener uno.
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El último destello de luz
Short StoryA veces nosotros mismos nos metemos en la más profunda oscuridad de la que pocas veces podemos salir sin quedar dañados.