17. Dejar ir.

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And how do you know when to let go?
Where does the good go?
Where does the good go?


—Dejame tranquilo, Blas —vociferó Junior, abriendole paso a la voz entre medio de lágrimas.

—Pará Junior, hablemos —le susurró en un ruego el mayor, al ver que este atinaba a irse.

Se encontraban en la puerta del departamento del mayor. Blas le había ofrecido que vivan juntos, pero Junior no había llegado a instalarse que ya estaban peleando. El menor había encontrado unas cuantas pertenencias, que claramente no eran de Blas y posiblemente fueran de Francisco, esparcidas a lo largo del lugar,  y no había podido evitar hacerle un reclamo, una escena de celos que no había terminado por el buen camino.  Ahora, con el bolso al hombro y un pie en la calle, se encontraba discutiendo con quien algún día fue su compañero de vida.

—No tenemos nada que hablar —dijo Junior bastante destruido por la situación y porque así como Blas se había despedido meses atrás, el daría su despedida hoy—. Vos ya tenes tu vida armada y yo quiero armar la mía — empezó a decir Junior.

—No, yo no tengo mi vida armada. Me faltas vos. — A Blas no le gustaba nada el rumbo que estaba teniendo esa conversación, sabía a donde quería llegar Junior.

—Lo que tuvimos fue hermoso, y siempre me voy a acordar de vos con una sonrisa en la cara, pero nos estamos lastimando y no podemos seguir más asi. —Junior hizo una pausa antes de continuar—. Yo necesito sanar, y vos también, Blas. —A pesar de que le dolia en lo más profundo de su ser, el mayor sabia que las palabras de Junior eran ciertas y no pudo hacer más que asentir. No quería hablar porque si lo hacía no controlaria el llanto.

—Capaz más adelante, en otro momento, nos volvamos a encontrar —Junior le dedicó una última mirada, al que estaba seguro, era el amor de su vida.

Se fue rápido, incapaz de sostenerle la mirada. Los ojos de ambos brillando, llenos de lágrimas, que rápidamente se convirtieron en llanto ni bien perdieron al otro de vista.

"Te amo, y este amor es para siempre, incluso si no nos podemos amar", envió Blas unos días más tarde, antes de apagar el celular.

Debía hacerlo, el avión estaba por despegar.

No me sueltes ~ BLASNIOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora