21. Cabaña: final alternativo.

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CONTENIDO SEXUAL EXPLICITO

Habían alquilado una cabaña juntos. Querían, o más bien necesitaban, un poco de paz, de seguridad, un lugar en el que nadie los fuera a molestar.

Blas había ido a buscar leña bajo la promesa de encontrar una taza de café caliente y, a quién se atrevería a decir, era el amor de su vida esperándolo cuando volviera. Sin embargo encontró el lugar vacío, el celular de Junior abandonado sobre la mesa y unas insistentes llamadas de Mauro que esperaban ser contestadas.

Contestó el teléfono, sólo para escuchar a Mauro insultándolo e insistiendo con que quería hablar con su hijo. Ese era el problema: Blas no podía encontrar a Junior por ningún lado, por eso, luego de cortar la llamada salió afuera y empezó a buscarlo por el parque de la cabaña que habían alquilado.

—Junior —gritó Blas desesperado corriendo hacia él cuando finalmente pudo encontrarlo, aunque no exactamente en las condiciones que le hubiese gustado: el menor estaba inconsciente, tirado desprolijamente sobre el pasto verde de aquel lugar.

—Junior —volvió a repetir tomándolo del brazo cuando llegó a su lado—. Junior, Junior —repitió despacito, recostándolo boca arriba y tomando su cara entre sus manos —. Mi amor, ¿qué te pasó, Junior?  Por favor, Junior, hablame —rogó casi desesperado.

—Sí… —susurró casi inentendiblemente Junior, estirando sus brazos, como si buscara refugio en Blas—. Me siento mal —dijo bajito.

—¿Qué pasó? Soy Blas, ¿me escuchás? —preguntó el mayor.

—Si

—Veni, despacito —dijo Blas levantandolo del suelo y sintiendo como este se abrazaba a su cuello, dejándose llevar al mismo tiempo que largaba pequeños sollozos.

—¿Qué pasó? ¿hablaste con tu viejo? —preguntó Blas, poniéndole una mano en la nuca, pegandolo a él como queriendo protegerlo de todo—. Tranquilo, veni. Despacito, despacito. Tranquilo, ya está, ya está. Agarrate. Veni, vamos para adentro —dijo incorporándose del todo y cargando con el peso del menor mientras ambos se dirigían adentro.

Lo acostó en la cama lo más suavemente que pudo, acariciandole la mejilla una vez que lo hubo acomodado bien.

—Blas —susurró el menor.

—Descansá, yo te cuido —dijo y Junior así lo hizo, quedándose dormido bastante rápidamente según el criterio de Blas, aunque antes de eso este pudo sacarle la campera y las zapatillas y una vez que el menor se durmió, lo tapó con una frazada y se quedó sentado mirándolo por un largo rato.

Finalmente se levantó. Nunca habían dormido juntos, y no le parecía correcto hacerlo ahora que Junior no estaba consciente, por eso lo dejó sólo, durmiendo a su gusto, asegurándose a cada rato de que estuviera bien.

Junior no tardó demasiado en despertar, pero Blas al ver que tenía frío se dirigio rapidamente a prender el fuego y para cuando logró hacerlo -entre risas burlonas que largaba el menor desde la pieza- ya estaba oscureciendo.

—¿Cómo estás? —le preguntó Blas desde la puerta mientras que esperaba que el agua se calentara.

—Mejor, un poco cansado. Vení acá conmigo —le pidió Junior al ver que seguía parado allí.

Blas rápidamente fue a su encuentro, sentándose a su lado, aunque manteniendo una mínima distancia que enseguida fue rota por Junior, quien se refugió entre sus brazos en un largo y cálido abrazo.

—Perdón —le dijo al mayor aún abrazándolo.

—¿Perdón por qué, Ju? —cuestionó Blas queriendole sacar cualquier culpa que pudiera tener al más chico.

No me sueltes ~ BLASNIOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora