10. El amor siempre gana.

1.4K 66 24
                                    

"Me traicionaste". Esas eran las últimas palabras que Blas había escuchado por parte de Junior, tres días atrás. No paraban de resonar en la mente del mayor, quien de verdad sentía y creía fervientemente que lo había traicionado, no de la manera que Junior creía, pero que lo había traicionado de todas formas. Porque cuando Junior le pidió que mintiera, el tendría que haber hecho oídos sordos a ese pedido y porque cuando Dante lo llamó preguntando por su hermano, el tendría que haber dicho la verdad. Incluso si a Junior le hubiese dolido e incluso si a él se le hubiese roto el corazón y este le hubiese quedado hecho trizas de solo pensar en Junior sufriendo por su culpa, el tendría que haber dicho la verdad porque el, al contrario de Junior, sabía que estaban haciendo las cosas mal, pero, sin embargo, no lo hizo.

Le habían restringido totalmente las visitas a Blas y ni siquiera podía llamarlo, ya que Junior había perdido el privilegio, como así le llamaban en aquel lugar, de poder hacer uso de los teléfonos. Blas se enteraba de como estaba Junior por algunos mensajes de texto que, esporádicamente y cuando por escuchar detrás de las puertas se enteraba de algo, mandaba Simona, ya que la situación no estaba muy bien ni con Diego, ni con los hermanos de Junior y estos no lo tenían muy actualizado.

Ahora mismo Blas se encontraba yendo a la casa de los Guerrico, decidido a arreglar las cosas que había hecho mal.

- Hola, buen día. ¿puedo pasar? - le preguntó a Javiera cuando esta le abrió la puerta.

- Adelante. ¿A quién llamo? - dijo Javiera mirándolo con un poco de lástima, ya que sabía y entendia perfectamente lo mucho que estaba sufriendo el chico.

- A Diego. - al mismo tiempo que Blas dijo esto, Diego se encontraba bajando por las escaleras.

- ¿Qué necesitas Blas? - el tono de Diego no era el mismo que acostumbraba a tener con el novio de su sobrino unos días atrás, aunque tampoco era un mal tono, era simplemente un poco más frío y Blas pudo notar esto.

- ¿Podemos hablar? - dijo tan expresivo como siempre, diciéndolo todo en una sola mirada.

- Vamos - dijo Diego después de unos segundos dirigiéndose hacia el playroom.

Bajaron en silencio y se sentaron en la barra de aquel cuarto, quedando enfrentados.

- Te quería pedir perdón - dijo Blas cruzandose de brazos y bajando a la vista antes de continuar - La verdad que me mande una re cagada y no tengo excusas. Yo tendría que haber dicho que estaba con el la primera vez que Dante me lo preguntó. - habló compungido y esta vez sí levantando la vista - No lo cuidé. Le fallé a Junior y te fallé a vos - las primeras lágrimas habían empezado a rodar por las mejillas de Blas - Al principio traté de hacerle entender que estaba mal pero no me entendió, me dijo que si no lo quería ver el se iba. ¿Pero a donde se iba a ir, Diego, en el estado en que estaba? Y después sí, me dejé llevar por la felicidad del momento y no hice lo que tenía que hacer; y ahora estamos, donde estamos - Blas se paró, aún llorando, sin saber muy bien qué hacer.

- Bueno, ya está - le dijo Diego, parandose y tomandolo del hombro antes de darle un cálido abrazo.

- Capaz que si hubiésemos hablado en el momento, ahora Junior estaría acá y no en la clínica - dijo Blas separándose.

- Sinceramente no creo que sea asi Blas. Junior hubiese vuelto a la clínica de todas formas.

- Te juro que si vos hubieses visto a Junior como yo lo vi, no lo hubieses mandado ahí de nuevo - dijo Blas tratando de no romprese nuevamente - Yo lo vi peor que antes - Al decir estas palabras, tuvo que aceptarlas: Junior estaba peor que antes. Por eso cuando siguió hablando no pudo frenar el llanto, y mucho menos su voz quebrada. - Es que imaginate, estar en una clínica sin poder salir, sin nada para distraerte y sin nadie con quien hablar. Pobrecito, es como estar en una cárcel. Estaba nervioso y se sentía encerrado, sofocado. Lo que menos necesitaba era eso - Blas pudo notar que Diego todavía no entendía su punto - Junior. Justo Junior, que lo único que quiere es ser libre y poder elegir estar con quien quiera sin nadie que lo frene, encerrado ahí.

No me sueltes ~ BLASNIOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora