16. Losing my religion.

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-Junior, junior -repitió varias veces Blas siguiendo al menor.

Se encontraban en la casa de los Guerrico, festejando la boda de Diego y Marilina, que había tenido lugar unas horas atrás. Blas había acudido junto con su novio, pero mientras charlaba con él no podía parar de mirar a Junior, quien también estaba con un chico. En un momento sus miradas coincidieron y el menor se levantó rápidamente, y con una breve disculpa hacia su chico, del cual no sabía el nombre, empezó a subir las escaleras.
Blas no supo porque, pero sintió la necesidad de seguirlo, de preguntarle qué le pasaba, de asegurarse que esté bien, por eso luego de disculparse con Francisco fue tras él.

-Dejame solo -contestó el menor con su voz temblando ligeramente.

-Junior -volvió a repetirle entrando a la habitación justo detrás de él -. ¿Estás bien? -le preguntó.

-No, no estoy bien, ¿si? -dijo irritado- ¿Estás feliz? No estoy bien -repitió el menor remarcando cada una de las palabras-. Porque tenés novio, y me haces escenas de celos y ahora me miras. Dejá de mirarme- le demandó.

-No te estoy mirando -negó el otro chico-. No te estoy mirando -le volvió a decir levantando un poco el tono de voz.

-Estás mirándome, me observas. Y yo estoy tratando, estoy tratando de ser feliz. Pero no puedo respirar, no puedo con vos mirándome así -le dijo casi gritando-. Así que pará de mirarme.

-¿De verdad crees que te quiero mirar? ¿Qué no me gustaría poder mirar asi a mi novio? -contestó finalmente Blas-. El no me vuelve loco. El no hace que me sea imposible sentirme normal. El no hace que me duela la cabeza de solo pensar en todos los chicos que tocan su cuerpo. Daría cualquier cosa por no mirarte. -Se formó un silencio entre ambos que parecía no terminar jamás.

Junior pareció salir de aquel estado que sólo Blas podía lograr en él y se acercó al otro chico, con intenciones de besarlo.

-No puedo, Junior -susurró Blas, alejándose con lágrimas en los ojos y saliendo de la habitación.

Varios dias habian pasado desde aquella situación y Blas no podía dejar de pensar en Junior. Por su mente se repetían, una y otra vez, todas esas miradas que se daban cada vez que se encontraban. Y eran muchas. Porque inconscientemente siempre se buscaban, con la mirada, con el cuerpo, no podían evitar notar la presencia del otro.
Fue en el casamiento de Diego y Marilina - al cual había sido invitado como amigo de Dante - que se dio cuenta que todos sus intentos para superarlo habían sido en vano. Solo pensaba en lo mucho que le gustaría poder estar en esa situación con él, casándose, dándose una vida juntos, y sin embargo ahí estaba, tratando de olvidarlo. Pero ya no quería seguir más con eso, no quería tratar de olvidarlo, pero tampoco quería buscarlo.
Finalmente, en la fiesta fue que aceptó todos sus sentimientos hacia Junior, sentimientos que creía ya olvidados habían salido a la luz aquella noche. A pesar de que Junior había tratado de besarlo, el no sabía qué pensar. Parecía que él no le importaba más, si es que en algún momento si lo había hecho. No quería ser otro chico más con el que se acuesta una noche y luego olvida, por eso se fue, dejándolo sólo en la habitación.

Una mezcla de orgullo y miedo se apoderaba de él y no lo dejaba avanzar.

Suspiró recordando cómo en un momento, cuando estaban juntos, se había proyectado a él, junto con Junior, compartiendo su vida, de la mano. Le dolía aceptarlo, pero la situación con Francisco no era la misma, con el nunca se había imaginado todo esto, nunca se le había cruzado por la cabeza casarse con el. No era pensando en el cómo se dormía todas las noches, le gustaría, pero no. Por eso terminó su reciente relación con el, no quería lastimarlo y sabía que no iba a poder darle todo lo que se merecía. Sería muy cruel usarlo solo para olvidar a su ex.

No me sueltes ~ BLASNIOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora