¿Cómo no hacerlo?

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Nota: Esta historia es del 2013

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Nota: Esta historia es del 2013. La estoy subiendo aquí para tenerla también en Wattpad debido a que soy la autora original. 

Atención: Queridos lectores, se les recuerda que para entender esta historia, es necesario leer "Cómame, señor Lobo". Sin haber leído el fic anteriormente mencionado no se podrán entender el siguiente trabajo.

Universo Alterno: Esta es una serie de capítulos únicos, que responden a los pedidos de los lectores de "Cómame señor lobo". Los eventos que van a leer a continuación nunca pasaron en la historia original, son situaciones alternas, desenlaces diferentes y universos alternos donde un elemento o varios ha dado como consecuencia que las cosas cambiaran.

Advertencia: Este trabajo es puramente lúdico, sin fines lucrativos. "¡Oye Arnold!" pertenece exclusivamente a Nickelodeon y a su creador Craig Bartlett.

¿Cómo no hacerlo?

La observó, iluminada por la ventana entreabierta debido al sofocante calor del verano que se acercaba. Sin poder evitarlo, cerró los ojos con frustración, comenzaba a detestar esa temporada del año. Recordaba que poco tiempo atrás había esperado esa época con emoción y expectativa ¿Cómo no hacerlo? Era el inicio del verano. Pero ¿Ahora? Ese significado había desaparecido por completo y lo había reemplazado la soledad. Ella se iría a su país natal para reunirse con sus fabulosos amigos y lo dejaría atrás. Will lanzó el rostro hacia atrás, observando el techo ¿Cómo se había metido en todo eso? El corazón le dolía de solo pensar en el estúpido lugar en que había sido catalogado ¿Quién lo diría? ¿Existía algo peor que la friendzone? Por supuesto, la brotherzone. Porque él no era su hermano y era extraño que lo llamase así dadas las circunstancias. Le gustaría rogarle a esa preciosa chica que dejara de decirle "Mi Hänsel" cuando él acudía al rescate. Le encantaría decirle que le daba desesperación pensar que lo veía como un pervertido hermano que solo soñaba en hundirse en ella e impregnarse en su exótico aroma. Pero por supuesto, no se lo decía, le sonreía de manera despreocupada y fingía que no ocurría nada. Gracias al tiempo, había aprendido a ser fingir mejor, a ocultar sus emociones.

Pero acorde el tiempo pasaba, se descubría cada vez más ansioso. No quería que se fuese a Alemania, no quería quedarse sin Gretel. Su cabeza cayó sobre su hombro para mirarla, ella dormía de lado, completamente desnuda, con su piel de porcelana, su piel iluminada por el atardecer que reflejaba las múltiples cicatriz que el tiempo le había dado a la chica, su dorado cabello caía despreocupadamente por sus hombros. Gretel tenía las manos apoyadas contra su pecho y sus piernas recogidas como si solo en sueños tuviese el pudor de tapar aquello que él conocía de memoria. El pelirrojo contuvo un gemido lastimero y cerró los ojos ¿Por qué las cosas se habían complicado a ese extremo? La había conocido en el inicio de clases, se había jurado a si mismo que lograría ganarse la amistad de la malvada rubia como la llamaban los otros chicos. Por supuesto, lo había logrado y había descubierto que ser llamado amigo por Gretel era como ganarse un título nobiliario, pues le otorgaba privilegios y responsabilidades inigualables. La gente se desconcentraba cuando los veía juntos, la arisca fiera se podía convertir en una muy cariñosa gatita pero únicamente con Will. Lo abrazaba con sincero afecto cuando él se percataba que se ella sentía mal, Gretel se sentaba sobre su regazo con naturalidad y hablaba con él con intimidad y sinceridad. En un inicio, todo eso no le había molestado ni había encontrada su confianza. Él tenía por madre una mujer muy afectuosa, más que el resto de madres que conocía y resultaba que la mayoría de artistas eran así, expresivos y efusivos. Por lo que, cuando había sido un pequeño niño de rojiza cabellera, las actrices corrían a él para mimarlo y jugar con él como si se tratase de la novedad más grandiosa. Hasta ya siendo casi un adulto, su madre lo abrazaba contra su pecho o lo despertaba bañándolo en besos y palabras dulces, tal vez para compensar los largos periodos de tiempo en que ella desaparecía de su vida para dedicarse al escenario. Y si era sincero, aquellas mismas actrices que de niño lo habían colmado de atenciones, ahora lo trataban con igual de afecto y solían estrecharse contra él, como si se tratasen de tías y primas muy cercanas.

What if...? [Cómame señor lobo] «Hey Arnold!»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora