VIII

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Sabía que se habia pasado con su venganza pero ¿Podían culparlo acaso?

¡Por supuesto que no!

Haruya entonces se digno a observar al alto con gorro de lana cubriendo su calvicie e intento no reírse como puerco por eso, y se repitió ¿Lo podían culpar? ¡NO!

Se encontraba entre _ citando al famoso dicho_ la espada y la pared, pero en este caso, entre la puerta de su hogar y Tamon.

Había llegado hace veinte minutos atrás a su hermoso y bien decorado departamento para darse una merecida ducha, comer algo delicioso y ver TV junto con Taro y Jiro su nuevo gato.

Pero no contó que el baterista lo encontraría y fue algo que tenía que preguntar, mientras se pegaba más a la puerta tras suyo en un vano intento de alejarse del tipo encabronado.

—¿Quién te dijo donde vivo?

Tamon sonrió sin pizca de gracia, encogiéndose de hombros mientras a la par, avanzaba otro paso.
—Digamos que tengo mis contactos.

El de hebras bicolor bufó, cruzándose de brazos preparándose mentalmente si tenia que huir o patearlo donde más le dolería.
—Fue Luvia.—no fue una pregunta en absoluto, fue una afirmación.

Juro vengarse del peliplata una vez lo viera mañana, si llegaba a sobrevivir claro está.

—No lo vayas a dejar calvo.—Tamon sonrió de medio lado y se acercó un poco más, rayando ya su espacio personal, incomodandolo de algun modo y el guitarrista, mordió su labio inferior para calmar ese sentir extraño.—Vas a pagar gnomo...

—Míra como tiemblo, uju.—y él solo se rió en la cara del tipo, una cabeza y media más alto. Tamon ladeó su rostro, estudiandolo fijamente y Haruya se repetía mentalmente que debía mostrarse fuerte, no como un cobarde.

—Tiempo al tiempo.—murmuró el batero finalmente, alejándose pero manteniendo una sonrisa enigmática que le colocó los vellos de punta al de hebras combinadas.
—Nos veremos.

Y sin agregar nada más a la charla, giró sobre sus talones marchándose por el extenso pasillo de su edificios a pasos agigantados.

Haruya entrecerró sus orbes con sospecha, observando la espalda de Tamon perderse por una esquina en dirección al ascensor. Pensó entonces que su contra-ataque sería peor al suyo y siendo franco consigo mismo, Haruya no quería seguir con eso.

No tenía miedo, para nada.

Niega en silencio, abriendo la puerta de su departamento y encerrándose en el, dejando en la entrada sus zapatos y colocándose las pantuflas que dejaba siempre en la entrada, unas muy infantiles según Kosukë al ser de totoro.

—Mh, ¿Cómo hago para decir que no quiero más esto?¿Una disculpa?—murmura dejando su bolso y estuche con su guitarra sobre el sofá con cuidado, en eso escucha el maullido de alguno de sus gatos y voltea, encontrando a Jiro tras suyo.—¿Lo dejo pasar? Ah, debo estar loco por hablar con un gato.—susurro.

Sip, lo dejaría pasar y con suerte y si estaba de ánimos, se disculparia por dejarlo como bola de boliche.

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Dios, que no esté pasando lo que creía que estaba pasando, se dijo en un suspiro fuerte y carente de humor.

Pero, su suerte era una mierda y si, era lo que creía que pasaba.

Y allí estaba Tamon, a la distancia con ese ridículo gorro cubriendo su domo y en sus manos, habían flores.

¿Para que carajos eran?

Además de las flores, un bendito oso de peluche estaba a sus pies y la maldita sonrisa del tipo le hizo querer acercarsele solo para meterle las rosas en el trasero.

—¡Por fin llegas!—exclamó el batero y Haruya, medio idiota, se señala así mismo y Tamon asiente varias veces, con una sonrisa de bastardo hijo de puta que si, esta provocandolo.—Debía decirte algo.

En eso y para aumentar su mal trago, la Tucson de Siki se estaciona a un lado, Kosukë bajando primero del vehículo y observando a ambos tipos como en un partido de ping pong.

—¿Y qué esperas? Tengo trabajo.

No podía confiar en ese tipo, se dijo frunciendo el entrecejo.

—Mi venganza será simple...Te voy a conquistar y eso, te será peor que cualquier mierda para ti.

¿Qué carajos dijo?
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Se que es poco, pero dudaba de continuar el relato, lo admito.

Pero un par de amigos que siguen mis historias me alentaron a seguirla y bueno, aquí está la primera parte de los últimos dos capítulos que le daré a este fanfic.

PEQUEÑO PELIGROSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora