¿Cómo es que llegó a esa situación? Tamon no tenía idea, menos su acompañante que le regala un pequeño suspiro ante el roce de sus labios con los contrarios. Siente un calor expandiéndose lentamente en su pecho, incluso generando una extraña pesadez en el estómago.
El batero sujeta con fuerza moderada la cintura estrecha del guitarrista del demonio _que muy en el fondo de si mismo_ considera adorable en esos momentos donde muestra vulnerabilidad por él. Sus manos ascienden por la espalda del muchacho entre sus brazos, tan lento que le genera una ansiedad en espera a alguna reacción; la cual no se hace esperar. Al estar tan cerca puede sentir contra su propio cuerpo aquel débil estremecimiento alborotando su poco autocontrol.
Aquel juego se le salía de las manos, pero por más que era consiente de ello no podía parar. Haruya se había vuelto como una adicción y no entendía porque carajos era así.
Quiere ir más lejos...
Pero si ya había caído en la tentación de buscar una y otra vez los belfos de su enemigo, sería caer en un pozo sin salida si aquello se llevaba a cabo. Además, no confiaba mucho en salir sentimentalmente estable.
-Tienes que marcharte.-la suave pero ronca voz de Haruya lo devuelve a la tierra y debe apartarse, joder. Lo sabe. Pero no hace tal movimiento, es más, sigue en su tarea de acariciarlo sobre la ropa como besarle el rostro.
Besos mariposa le suelen decir.
-Tamon.-susurra el contrario dejándose hacer pero cuando él lo observa a detalle, muerde sus labios y frunce el ceño.-Debes marcharte, tengo que trabajar.
Se ve frustrado y molesto, no sabe que le sucede; entonces sólo lo libera y se aleja dos pasos hacia atrás.-Ya...-dice o cree decirlo, no tiene la cabeza para pensar. De hecho se encuentra perdido.
No se despiden, nunca es así. Cada uno se marcha por su lado y el baterista de Arlequin no puede evitarlo carajo, pero se siente extraño cuando eso sucede y piensa que para el guitarrista, él sólo es un pasatiempo.
Sabe que fue su culpa iniciar con los encuentros al besarlo la primera vez_solo había pasado 8 días de eso y ahí estaban, con un demonio_ y ya sentía mucho. Se suponía que era venganza, se dice a modo de consuelo pero solo genera más enojo; el tiro le salió por la culata.Camina en dirección al estudio de grabación, quedo en ensayar con sus amigos y ya iba muy tarde. Quizás hasta iniciaron sin él.
Lo único que puede hacer es maldecir a la pulga que es Haruya y a él mismo.
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La noche desde su departamento a una altura considerada le resulta calma, le relaja la mente caótica desde la tarde. Haruya suspira mientras abraza sus piernas y apoya su cabeza en el vidrio de la ventana, algo no andaba bien con él. Es consciente de ello.
Había hablado con Kosukë al respecto, solo que omitiendo ciertos personajes en su relato y la conclusión a la cual llegó su mejor amigo no le agrado del todo. Siendo honesto, era cómico que fuera así pero no lo culpaba quizás era debido a que el pelirrojo era muy romántico.
Quizás.
Un corto bostezo lo hace despejar y observa su reloj de muñeca comprobando la hora. Era tarde ya, 1:45, pero para su mala suerte aún no llegaba el ansiado sueño; se debía a la tontería en la que estaba metido desde hace más de una semana.
Decide finalmente en ir por un poco de helado, total, vivía solo y el postre solía calmar su ansiedad.Mientras camina en dirección a su pequeña cocina es cuando escucha el timbre y frunce el ceño porque ¿Quién carajos era a la una de la madrugada? antes de ir a verificar, va en busca de su bate de béisbol por si era algún extraño.
Una vez llega a la puerta, se coloca de puntas de pie para observar por la mirilla y ver quien era él demente que lo solicitaba.
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PEQUEÑO PELIGROSO
HumorTenía encanto, sin dudas. Adorable y tierno, daban ganas de abrazarlo apenas lo veías. Como no, el adoraba ser de ese modo porque era más fácil aprovechar las ventajas de ser un simple chico con rostro de bebé y facciones delicadas. Su personalidad...