Haruya estaba cansado, lo admite.
La venganza de Tamon estaba superando su poca paciencia, su cordura y no sabe que carajos más. Solo esta arto de su treta o plan que para males, le generaban una cosa pegajosa en el estomago y joder, no sabe ni como describir la situación.
Quizás vomito, quizás así se sienta la cursilería que le generaba el alto con complejos de “Romeo”.Hasta ahora había causado un alboroto fuera de su departamento, en una serenata improvisada en el pasillo del edificio en el cual vive. Todos sus vecinos lo encontraron al acto encantador, el piensa que parecía que se ahogaba al cantar y termino por cerrarle la puerta en la cara.
Todos los días sin falta, aparecía fuera del estudio en donde ensaya con café y algún complemento, como pastel, cosa que SI aceptaba ya que llegaba con hambre y cabe destacar que vivía recalcando que no era lo que se imaginaba. Incluso aumento un poco de peso.
Otra cosa para golpearlo.
Lo demás solo fue fracasadas invitaciones a salir, bombones, osos de peluche, cartas y demás idioteces “románticas” que lo tenían al borde.
¡Al borde de matarlo!
Y el bajito de cabellos rosas _si ahora era un hermoso chico de cabellos rosas_ quería golpearlo y vaya que lo haría. No importaba si era con su bolso, su guitarra u otra cosa; de igual modo se las arreglaría.
—Solo será una.—dice a su lado Kosukë, afinando su guitarra sin atreverse a observarlo. Quizás si lo hacía, podría morir ante la mirada ofendida y molesta por parte del segundo guitarrista.—Viene insistiendo hace días.
Haruya lo interrumpe.—Tks, solo van 13 días, casi dos semanas lo que no es mucho.
Fue entonces que el pelirrojo lo observa, incrédulo y con una sonrisa difícil de ocultar.—Llevas la cuenta.
—No, vengo contando sus días restantes de vida.—dice sonriendo con falsa ternura y teniendo que dar un pequeño brinco del banco en donde estaba sentado. Así mismo dejo la guitarra en su soporte y se estiro cual gato. —Iré por algo de comer. ¿Quieres algo?
Kosuke niega, imitándolo y se ríe, no entiende el motivo del porque.—No, no quiero nada gracias.
El pelirosa se encoge de hombros y luego de acomodarse sus ropas, sale fuera del estudio no sin antes buscar su bolso por cualquier inconveniente de nombre muy cercano al jamón.
Vamos, que suenan igual.
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No se equivoco.
—¿Tú no te cansas o qué? Tu plan no funciona, shu shu...—murmura haciendo un movimiento de mano como si espantara una mosca, cosa que no afecta para nada al alto de gorra y sonrisa chueca.
Tamon se acerca, para su suerte sin tenderle nada como ofrenda.—No me iré, además aun tengo que probar una cosa más.
Haruya frunce el entrecejo a la par que cruza sus brazos y niega, ondeando su cabello de aquí para allá.—No, ya basta con esto. Perdiste amigo, acéptalo.—y sonríe, mordiendo su labio de paso porque el muy bastardo se acerca cada vez más.
Sabe que no puede retroceder, si no, eso sería demostrarle que lo intimidaba lo suficiente o le incomodaba. El pelirosa eleva su mirar una vez tiene a Tamon más cerca, tanto que puede observar como su cabello crecía tras la tela de su gorra oscura.
—¿Y quién te dijo que yo lo acepto? Tengo otras jugadas.
Tamon eleva la comisura de sus labios, sus ojos brillando de un algo que lo pone en alerta al bajito quien se descruza de brazos y retrocede por fin, sin embargo no funciona ya que a medida que lo hacia el alto mas se acercaba.
Me cago en la…
Insulta internamente, ya que su mano toca la puerta del estudio tras suyo. Quedando encerrado tal cual telenovela barata; el chico medio calvo únicamente se inclina lo suficiente para estar cerca de su rostro.
Sus narices rozan, cosa que le genera las ganas de estornudar.
—Aléjate.—advierte en un susurro, pero el batero parece hacer oídos sordos.
El guitarrista siente su cara arder, siente el sonido de su corazón en los oídos de lo fuerte que latía en esos minutos de silencio entre ambos. Lo único de lo que era consciente, era de que estaban muy_ demasiado_ cerca para su gusto y que quería vomitar.
¿Qué cara….
Todo pensamiento muere cuando el cosquilleo de los labios contrarios hace contacto con los propios, como si los acariciara.
—No...—Quiere apartarlo joder, pero no tiene fuerzas. Era como si lo hubieran exprimido de repente.
—Si.
Y eso fue todo, la boca de Tamon impacto con la suya con rudeza pero manteniendo cierta delicadeza. Haruya se niega a responderle el beso, por lo que el batero toma aquello como un reto y mueve sus labios con el fin de una respuesta, despacio, como si quisiera conocerlos y el bajito guitarrista de CANIVAL cierra sus ojos automáticamente, dejándose llevar por aquella locura.
Los labios del alto sabían a fresas, de eso estaba seguro antes de omitir cualquier otro razonamiento y pronto, los dientes del tipo mordieron los suyos con aquella lentitud exasperante, la cual se lo hizo saber con un sonido de protesta.
El baterista de Arlequin corta el beso, pero no para allí, lo vuelve a hacer y esta vez era una pequeña batalla por el dominio. Mordidas leves, encuentros de lenguas. Incluso el alto lo abraza por su cintura, tomando la molestia de acercarlo un poco más a su larguirucho cuerpo.
Haruya pierde la noción del tiempo, solo está concentrado en no dejarse guiar por las emociones desordenadas y fuera de sí, solo quería admitirse a sí mismo que el batero besaba de puta madre.
Ladea su rostro, buscando profundizar aún más el contacto y maldice porque el tipo acaricia con su lengua sus labios, causando un estremecimiento en su enano cuerpo.
Insulta internamente cuando el aire le escasea, _para su sorpresa no quería cortar con aquello_ conserva su dignidad intacta al finalizar el acto por su propia cuenta, así mismo las fuerzas regresan y aparta al poste de un empujón y todo momento se pierde cuando le brinda un guantazo sonoro en la mejilla del alto. Un acto reflejo, fue cubrir sus labios después.
—¡Esto no paso!—finaliza girando rápidamente para ingresar al establecimiento en donde trabaja. Haruya deja el alma corriendo lejos del alto, pero no se siente agitado cuando se detiene una vez ingresa al primer baño que encontró por los pasillos.
Se sintió peor allá fuera.
Y para su aun mala suerte, le cuesta nada aceptar que si le gusto.
“JODIDO POSTE”
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Tamon en cambio_ ignorando el hecho de que le dolía horrible la mejilla izquierda_ se auto felicita por su gran, GRAN logro.
Sin embargo, se relame sus belfos de buena gana ya que el si era capaz de aceptar que aquel beso compartido fue sorprendente, tanto que a cada oportunidad que se le presentase la aprovecharía.
Joder si, le encanto.
Mucho para su parecer.
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_____________________________Tarde años en actualizar este corto fic, pero aquí esta la primera parte del final.
Salud2.
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PEQUEÑO PELIGROSO
HumorTenía encanto, sin dudas. Adorable y tierno, daban ganas de abrazarlo apenas lo veías. Como no, el adoraba ser de ese modo porque era más fácil aprovechar las ventajas de ser un simple chico con rostro de bebé y facciones delicadas. Su personalidad...