25. capitulo

61 8 5
                                    

- Brooklyn Joan Fieldmand, ah ah, tú no vas a ponerte ese vestido ni para cocinar. Enserio no se ni cómo se te ha ocurrido probártelo siquiera.

Ahora realmente me pregunto en qué estaba pensando cuando decidí pedirle a Diana Wallace que me acompañase de tiendas, me arrepiento rotundamente.

¡Agh! Y odio admitirlo pero tiene razón, este vestido es horrible; Dios, tiene mangas hasta los codos con bordes de encaje y me llega por encima del tobillo, para rematar es morado con motas marrones, quiero salir de él enseguida.

- Tus críticas nada constructivas no tienen cabida aquí,  dejaron de ser útiles desde el momento en que me traicionaste encargando tu vestido desde París, Y SIN DECIRME NADA- Cada vez que pienso en ello me pongo histérica, la incompetente de mi mejor amiga hizo el pedido a través de su madre, que volvió  hace unos días de Francia. Di fue capaz de mencionarme que su madre se había hecho la manicura junto a Kate Moss y sin embargo olvidó añadir ¡que le compraban el vestido!

- Vamos no puedes seguir guardando rencor, enserio no sienta bien para la piel, mírate, estás grasienta y con arrugas- dice insolentemente.

La fulmino con la mirada mientras me meto en el probador y contesto:

- Estoy encabrefuresta contigo, ni me hables.

- Aveces olvido que eres tan rarita- la oigo murmurar.

Pongo los ojos en blanco y me pruebo el siguiente vestido, el séptimo, esto es deprimente.

Salgo del probador esperando algún ataque verbal proviniente de la arpía que tengo delante. Haber, ya sé que mis gustos con los vestidos apestan, pero es que yo en meses solo me pongo camisas, vaqueros y bañadores, no sean exigentes.

- Wow señorita... es este. Este es el vestido- sentencia Di.

Caminamos hacia un Subway, me muero de hambre.  Apañármelas para caber en varias toneladas de tela ponen famélico a cualquiera.

Pedimos dos bocatas personalizados y nos sentamos a devorarlos. Están de muerte, y mezclados con mi refresco de cereza es la gloria.

- Tenemos que irnos- urge Di de pronto.

- Ey, ey. Que no he terminado mi bocata loca- gruño.

- Que nos vayamos, ya- me estira del brazo sin darme tiempo a discutir. Odio cuando hace eso, sabe que es más alta que yo y lo utiliza en mi contra. Seguro esta histérica por su miedo a perder el turno en la peluquería.

Mientras nos alejamos, exclamo:

- Joder mi bolso, se me ha olvidado.

- ¡No Brooks!...

Pero ya es tarde, ahora veo la razón de la cual mi amiga intentaba protegerme, la veo perfectamente. Es Connor, con una chica alta y buenorra de pelo naranja; van paseando de la manera más acaramelada jamás vista. Él le susurra cosas al oído y ella sonríe radiante, mostrando sus perfectos dientes; sin embargo lo que hace que mi pecho se oprima es que no paran de besarse, mientras ella le revuelve su matojo de pelo rubio salvaje.

Recojo mi bolso de la mesa y salgo de ahí.

Ni se han dado cuenta de mi presencia, apostaría lo que fuera a que ni siquiera se han percatado de que en realidad están en un centro comercial rodeado de gente y no en un hotel.

- Vámonos de aqui- me insta Di.

Ni siquiera me pide explicaciones, sabe los sentimientos tan profundos que tengo respecto a Connor, y no me juzga a pesar de que se supone que estoy con Sansome, me siento tan agradecida de tenerla, no se qué haría de no ser así.

- Se suponía que este iba a ser nuestro sábado especial baile. Shopping, peluquería, spa, manicura... Se ha jodido todo.

- No, qué va- me niego a dejar que mi sábado se arruine por una persona con la que ni me hablo- claro que haremos todo eso.

Y así cumplo con mi palabra, hacemos todas y cada una de las cosas que teníamos pensadas, bueno, menos peluquería, resulta que nuestra cita fue cancelada pero milagrosamente la recuperamos el viernes.

No me puedo creer que solo quede una semana para los premios. Mi vida ha cambiado bastante desde la última velada.

El año pasado, cuando aún no había roto con Sansome, nos hicimos una promesa, que lo haríamos la noche del baile. Yo no habría querido que fuera de otra manera, siempre había sido él, hasta ahora. Por aquel entonces estaba a punto de cumplir los 17 cuando tuvimos "la charla", ambos creímos que ya era momento de pasar a la siguiente base, y qué mejor manera de hacerlo que con el cliché del prom. En aquel tiempo me parecía bonito, lo correcto; ahora sin embargo ya no estoy muy segura de qué es exactamente lo correcto para mí.

Nunca pensé que sería esa clase de persona, de las que tienen sentimientos por varios chicos. Siempre creí que estaría enamorada de un solo tío por el fin de mis días.

En realidad mis sentimientos por Sansome digamos que solo han reaparecido, ya estaban ahí, abandonados en el cajón del olvido.

Connor, ay Connor, Connor, Connor. ¿qué es lo que me has hecho?, ¿no se supone que las chicas como yo odiamos a los prepotentes como tú? Al menos eso creía, qué lío.

- Tierra llamando a Brooks, ¿hola?¿se puede saber dónde se encuentra tu cabeza?.

- Perdona Di, ¿qué decías? - salgo de mi trance- Madre mia, espero nunca sufrir uno de mis ataques de poseída delante de una persona real. No te ofendas Di- digo.

- Tranquila, decía que me he comido el último trozo de pizza.

- Oye que era mío, ¿enserio?

- No pero ahora sí - y se lo mete todito a la boca, enrollado como un burrito.

El resto de la noche es para dos tareas: deberes y Sansome.

Hemos estado mensajeandonos todo el tiempo desde el jueves, ha vuelto a ser el de siempre.

Esto me gusta, mandándonos simples mensajes con breves palabras, sin estropearlo, sin complicarlo. No hablamos de nada importante pero está bien, nuestra conversación es sencilla pero cómoda, y me siento bien. No estamos llamándonos para hablar con pausas incómodas ni nada por el estilo, así deberían ser todos los mensajes cuando se escriben dos personas que se gustan... ¿no es así?


Estrellitaaa♡

Un Reto Por Una ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora