Al llegar a casa, comí como loca las quesadillas con ensalada de mi madre, y después, lo siguiente que recuerdo, es estar roncando como una bestia envuelta alrededor de mi cariñoso edredón.
A LA MAÑANA SIGUIENTE...
Mi alarma suena a las siete en punto de la mañana, la apago un poco cohibida y perezosamente me froto cada pie, es una costumbre que tenia de pequeña, me daba fricción con los calcetines y la tela del edredón y ya simplemente no podía parar, y me hice adicta; a lo que ibamos, que hoy si estoy con bastante energía, he recargado las pilas lista para otro día lleno de mi vida.
Después de lavarme los dientes y darme la ducha, me visto la ropa que puse a aparte en mi tocador anoche: una camiseta deportiva grande que me queda por encima de las rodillas y unas pumas deportivas, así de sencilla voy. La camisa en sí ya es como un vestido, no puedo ponermelo con unos vaqueros y no me pongo leggins si no es para deporte.
¡Esperar! Paramos aquí, me da la impresión de que pensais que soy una musculosa y deshuesada chica que piensa solo en hacer deporte todo el tiempo. ¿os cuento un secreto? ¡para nada soy así! Tengo un cuerpo normal, de hecho tengo buen cuerpo, por genética no soy alta pero me las apaño y que conste que no.hago.deporte. pero me apasiona nadar, cuando lo hago me siento una chica libre y adoro esa sensación, y es por eso que aveces me comporto como una psicópata de ojos desorbitados, porque estoy trabajando duro para lograr extender mi arte de la natación, por así decirlo.
Continuemos.
Me hice una coleta de caballo en el pelo y baje las escaleras con la mochila puesta. Mi madre ya se había puesto a preparar unas tortitas con arándanos.
Mujer, eres la mejor.
Tenemos a una asistenta que cocina, pero siempre estoy rogando a que mi madre sea la afortunada en alimentarme. Ya me entendeis.
Al llegar al instituto con el coche que me regaló mi padre (que creo que es el mismo que lleva su novia) voy caminando hacia mi taquilla. Hay algunos alumnos que se creen que por verme pasar aveces, me conocen y pueden saludarme; siempre hay alguien saludándome y detesto eso, yo no voy por allí saludando a chicos que no conozco pero veo pasar todos los días.
Otras veces me encuentro con cartas, para ser más específicos, de amor. De todo tipo, desde poesías y poemas, hasta peticiones de mano. Eso es siniestro.
Diviso a mis amigas, conversamos por un rato y luego vamos al aula a nuestra sesión intensiva de clases.
A tercera hora, están entregando los papeles de los exámenes, tuve un sobresaliente bajo, normalmente son altos pero ahora estoy muy ocupada con los ensayos y todo eso; en medio del alboroto de los examenes y yo riéndome de que Di me llame puto genio, alguien toca la puerta:
- Disculpe profesor Fletcher.
- Hombre, Brison, qué agradable sorpresa- dice el profesor.
- Yo también me alegro de verle señor, pero es que tengo un problema.
Connor, ¿qué estará tramando? Todo el aula se queda en silencio para escucharlo hablar, y algunas chicas le lanzan piropos o simplemente sonrien como bobas.
- ¿En qué puedo ayudarte?- le pregunta amable el profesor.
- Verá- hace una pausa dramática y prosigue- es que...me duele algo, el corazón, no para de doler.
Mi inocente profesor se alarma visiblemente, enderezando su postura dice:
- Hijo, deberías correr a la enfermería, eso aveces puede...
- No señor- le interrumpe- la enfermera no podrá hacer nada, solo esta chica tan bella.
Y me señala con todo descaro.
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Un Reto Por Una Apuesta
Teen FictionCuando Connor Brison "el mujeriego" por primera vez en su vida se ve rechazado varias veces por una chica, su reputación recae . Cuando Brooks Fieldman "la perfeccionista" le dice que no al chico que junto a ella ocupa el mejor puesto de popularidad...