NUNCA TERMINARA

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Habían quedado siento de cosas en el aire, palabras, decisiones, sentimientos,  mentiras, tristezas, dudas y sobre todo la realidad, que estaba oculta en todo, sabíamos en el fondo de nuestros corazones que esto que había nacido sin previo aviso se iría, se apagaría como una vela a mitad de la noche.

Me dolía solo pensar que ella sería un recuerdo, de esos que no quieres olvidar, pero era la realidad, Byul lo sabía también, su mirada me lo decía siempre que nuestros ojos se encontraban en el trascurso de los días, ambas nos dábamos esas sonrisas genuinas de amor puro, pero con una triste realidad.

Pudimos llevar nuestro secreto durante estos días, nos encontrábamos en el solar oculto en el bosque, ocasionalmente en su habitación o en la mía, cada encuentro hablábamos como buenas amigas, pero con sentimiento de amantes, ella me entendía y yo a ella, se podrá decir que en tan poco tiempo nos conocíamos tan bien que daba un poco de miedo. En cuanto a Ailee, no me volvió a decir nada, ella sabía que me veía con Byul, un par de veces me vio ir a su habitación y a Byul entrar en la mía, ella sabía que le había contado su historia a Byul y todo lo ella pensaba de nosotras así que Ailee aprovechaba y miraba a Byul para que ella fuera muy discreta.

Todo iba bien de cierto modo, seguíamos con el tema del baile de otoño, empezaron a llegar cosas que se usarían para el baile, como sillas, telas, manteles, bebidas, comida, cartas, detalles y uno que otros objetos de decoración, el baile ya estaba a solo 2 semanas y media de su día, por fin poníamos ver el baile girando la esquina, y el clima otoño – invierno, no lo dejaba más claro, las plantas y árboles solo tenían, una o dos hojas, el viento frió cada vez era más... bueno frió.

~ Srta. Yong Amy Lee, acaba de llegar, el cargamento de manteles que pidieron.

~Hoo claro, por favor Nina, diles que vayan al establo y descarguen, allí los espera unos guardias que llevaran eso al palacio real.

~Como diga Srta. Con permiso. –hace una reverencia.

Nina se aleja por atrás, dirigiéndose al establo.

~Vaya hasta que por fin llegaron los manteles. –dije mirando la lista de cosas tachando los manteles.

~ Sii ¡¡, sé que hacer 80 manteles blancos, negros y dorados, cuesta trabajo, pero hace más de un mes que los pedimos. –dice Ailee agitando su cabeza.

~Bien según esta lista, faltan un par de cosas por llegar, que tiene que estar aquí esta semana y estaremos listas para organizar. –dije cerrando aquella carpeta.

~Sabes cómo sigue Yooa con su nueva doctora? –pregunte.

~No, ayer fui a verle y me dijo que su doctora llega en esta semana, aún no sabemos quién es, pero a estado haciendo y tomando lo que ella le escribe por medio de las cartas y Yooa dice que ha notado una mejoría y cambios que le hacen bien. –respondió Ailee mientras revolvía el té.

~Es bueno oír eso, por fin después de 10 años escuchamos buenas noticias para Yooa, mi hermosa hermanita que a los 4 años su vida cambio por culpa de un estúpido caballo. – recordé cuando Yooa quedo invalida de sus piernas.

~Si, pero sigue pensando que fue muy drástico que mi padre mandara a ejecutar al caballo, el pobre no tuvo la culpa. Aún estaba en entrenamiento.

~O sea que la culpa fue de su entrenador por no a verle amaestrado bien? –dije.

~Pienso que en lo que paso no hay culpas, las cosas pasaron por alguna razón, todo fue como una cadena de eventos que llevaron a ese fatídico momento, donde ese caballo golpeo a Yooa con sus patas y justo golpe su columna. Pienso eso, las cosas pasan por algo, el destino de cada uno está ya predestinado.

Rosas y ClavelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora