Dolor a simple vista

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Me despierto con un mareo un tanto leve. No reconozco si es por algún problema propio o si es por alguna situación anexa, pero como conclusión fija es que no es algo completamente normal. Dejo de lado la situación para empezar a prepararme para ir a trabajar. Antes de salir aprovecho de tomar una pastilla para evitar el dolor de cabeza. Al salir por la puerta me percato de una precipitación un tanto leve. Aprovecho que aún no cierro la puerta para sacar una chaqueta de abrigo para evitar mojarme y emprendo mi camino a la estación de micros. Espero un momento antes de que la micro llegue. Estando ya sentado, aprovecho de mirar por la ventana a mi lado izquierdo. Veo un par de gotas bajando por la ventana, las cuales captan mi atención sorpresivamente. Veo como caen, algunas lento, otras rápido. Lentamente logro quitar mi mirada de ellas para devolverla al frente.

Ya habiendo llegado a la empresa, decido que no hay necesidad de un café, evitando ir a la cafetería por alguna razón. Subo directo al piso de trabajo, donde al parecer no parecía haber casi nadie por la hora que llegué. Silenciosamente y a paso un tanto rápido, camino al salón de trabajo, abriendo la puerta en silencio y cerrándola con la misma cautela. Siento la necesidad de evitar algo, pero tampoco estoy seguro de qué podría ser. Lentamente, habiéndome relajado lo suficiente, me aproximo al otro lado de la sala para dejar mis pertenencias en la esquina destinada a ello. De pronto, el sonido de la puerta abriéndose me sorprende un poco. Era Berny, quien entraba recién al salón.

— Hey, Garret. Buenos días. ¿Qué tal va todo?

Poco a poco voy ganando un poco de conciencia. Miro hacia afuera, descubriendo que empezó una lluvia torrencial, y luego dirijo la mirada hacia Berny otra vez.

— No pareces muy concentrado hoy. ¿Estás bien? — Pregunta el mapache, con un claro tono de preocupación.

— Uh, no. Digo sí. Estoy bien. Solo... un poco cansado y con dolor de cabeza. No estoy muy seguro de cuál es la razón, pero me siento así.

Berny se queda mirando un rato, supongo que pensando en algo en específico. Claramente estaba preocupado por mí, pero no estaba seguro el por qué. De todas formas le pongo poca atención a la situación, al menos mientras no tenga explicación específica.

— ¿Estás seguro de que fue buena idea venir a trabajar hoy?

— No estoy muy seguro aún, pero no me complica descubrirlo de a poco.

Berny nuevamente se queda sin decir nada. Me empieza a llamar la atención lo preocupado que se ve. Como si realmente estuviera con muchos problemas ante la idea de como me siento. No demora mucho en caminar hacia su bolso y sacar unas pastillas.

— Son específicamente para la cabeza y la fiebre. Te recomiendo tomar una de estas si quieres sobrevivir como se debe al día de trabajo. Así podrás mantenerte sin problema alguno, así que por favor, toma una.

Me quedo pensativo. Reconozco la marca, pero es una de las más difíciles de encontrar en stock de tiendas y farmacias. Acepto con un poco de dudas, y saco de mi mochila mi botella con agua para tragar la pastilla.

— Espero que con esto mejore un poco la sensación que tienes.

— Sí, de seguro logra aminorarse. Muchas gracias, Berny.

— Ni lo menciones. Es un agrado ser de utilidad en este tipo de cosas.

Berny se va sin más al sillón en frente de los ventanales, con su estuche y libro de dibujo en manos, moviendo la cola de un lado a otro. En cierto modo tomo esto como una graciosa invitación a acompañarlo en el sillón. Habiendo guardado mis cosas, me dirijo tranquilamente al sillón y me siento a su lado, relajando un poco mi cuerpo. Berny nota como casi me derrito estando sentado.

Mi jefe, el osoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora