¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
H a i l e y
Al siguiente día, me levanté con una sonrisa en mi cara, recordando lo que había pasado anoche. Aunque mi cuerpo estaba adolorido por tanto bailar, me sentía alegre.
Giré a ver mi reloj y me percaté de que eran las 7 a.m, mi alarma no había sonado, dí un salto de mi cama y salí de mi habitación.
—¡Mamá! ¡Mamá!— Grité por las escaleras, se me hacía raro que no me hubiese despertado.
—No hay nadie.— Escuché la adormitada voz de mi hermana menor.— Se fue a trabajar temprano, igual que Neil, Billy se fue hace un rato a la escuela.
—¿Y tú porqué no fuiste?— Pregunté molesta.
—Hoy llega una nueva máquina de DigDug al Arcade y quiero ser la primera en probarla, así que fingi estar enferma para faltar a clases.—
—Maxine, eres una embustera.— Despeine su cabello antes de correr a mi habitación.
Tomé una ducha rápida, puse solo un poco de maquillaje en mi rostro y agarré lo primero que encontré, unos blue jeans y una camisa que estaba segura que no era mía, ya que me quedaba grande, pero ya estaba bajando las escaleras y no quería regresar a mi habitación y perder más tiempo.
Me coloqué mis tacones que estaban junto a la puerta y salí de casa.
Mi auto hizo un sonido al frenar en el estacionamiento de la escuela, en el cuál no había ningún estudiante. Ya eran las 7:50, aún podía entrar a la segunda clase.
Al entrar a la escuela sentí que el tiempo se detuvo, todas las miradas estaban sobre mí pero no de la manera que estaba acostumbrada, esta vez me miraban como si me estuviesen juzgando.
Ya sé que mi outfit no es lo mejor que he usado, pero no era tan horrible. Las miradas me siguieron por todo el pasillo hasta mi casillero, el cual abrí mientras seguía sintiendo las decenas de ojos que se posaban en mí.
—Hailey.—Steve venía a mi dirección con cara de preocupación.—¿Estás bien?— Me abrazó, no entendía lo que pasaba.— Sé que todo es un rumor y te juro que cuando vea a ese pelirrojo le voy a partir la cara.
¿Rumor? Con lo de pelirrojo sabía que se trataba de James, pero ¿qué había dicho?
—Steve, no entiendo, ¿a qué rumor te refieres?— Me estaba desesperando, sentía como mi corazón latía más y más rápido.
—¿Aún no lo sabes?— Negué rápidamente, el castaño me miró con algo de pena y suspiro antes de decirmelo.
—Al parecer James apostó con el equipo de fútbol, la apuesta consistía en que para Halloween él ya tendría que haberse acostado contigo.— Sentí una presión en mi pecho, el dolor del engaño, de la traición, no pude evitar que una lágrima resbalara por mi mejilla.
—No puede ser.— Acomodé mi cabello con nerviosismo.— Al menos perdió la apuesta.— Dije después de meditar unos segundos.— Porque no me acosté con él.
Un miedo recorrió mi columna cuando ví la forma en que Steve me miraba.
—Eso no fue lo que le dijo a todos.— Respondió en casi un susurro.— Alguien los siguió, tomaron una fotografía de ti y de él besándose, dijo que después de eso lo hicieron en su auto. Yo sé que no es verdad Hailey, te conozco, pero los demás piensan que sí.—
Me sentía triste, decepcionada, furiosa, ¿Cómo alguien podría inventar tales cosas, con tal de sentir que su masculinidad aumenta?
—Voy a matarlo.— Murmuré antes de caminar lo más rápido posible hacia el campo de fútbol, sabía que él estaría ahí.
Él estaba de espaldas y en cuanto sus compañeros, los cuales lo rodeaban, me vieron, se lo hicieron saber. James volteo con una sonrisa sinica. —Hey, nena.— no pudo continuar hablando, ya que estrellé mi mano en su mejilla, aún así tenía mucha furia dentro de mí.
—No soy tu nena y nunca lo fui, ¿porqué inventaste que me acosté contigo? Sabes que solamente nos besamos y fue todo.— Escupí con furia, él solo rió mientras frotaba su mejilla.
—¿Inventarlo? Sabes que lo hicimos y te encantó, ¿porque no lo admites? No solo hay una fotografía, si no que me dejaste un recuerdo.— Del bolsillo de su pantalón sacó unas bragas negras, y las levantó con una sonrisa triunfante.
Me quedé muda, no puedo creer todo lo que había planeado.
—Esas ni siquiera son mías.— Balbucee señalandolas.
—Deja de hacerte la santa, Mayfield, que también te has estado follando a Harrington.—Steve, que solo permanecía a mi lado con los puños apretrado, le respondió.
—¿Ahora que mierda dices?
—Ya sabes, Steve, pero dejemos que todos se enteren.— James se giro a ver a su equipo.— El día que fui a recoger a Hailey, Steve estaba ahí, tenía el cabello despeinado y ella lo tomaba del cuello de su camisa, pero bueno, ya se veía venir, son vecinos.
—James, basta de mentiras, sabes que solamente eso son.— Grité furiosa, ahora no solamente era una fácil, también me estaba acostando con un chico que tiene novia.
—¿Ah sí?— El pelirrojo se paró frente a mí, intimidandome con su mirada.—Y, ¿Porqué traes puesta una camisa de Harrington?
No supe qué contestar, él tenía evidencias que se mal entendían, todos le creían a él, solo por el hecho de que yo era una mujer.
Steve no pudo contenerse más y se lanzó a James, golpeándolo en el rostro varias veces, el pelirrojo también le proporcionó algunos golpes, pero no tanto como los de mi amigo.
El estrés me estaba matando, quería gritar pero no podía, quería correr pero mis pies estaban pegados al piso; lo único que mi cuerpo hizo fue desplomarse al suelo, mientras mi vista se volvía borrosa hasta acabar en un vacío negro.