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H A I L E Y
—Hailey, ¿Podrías ayudarme a subir mi cierre? Por favor.— Dijo una chica rubia acercándose a mí, se veía tímida a lo cual yo sonreí para inspirarle confianza.
—Claro, encantada.— La rubia me dio la espalda y subí su cierre.
—Todas estamos felices de que seas parte del equipo, y que seas nuestra capitana.— Una gran sonrisa estaba plasmada en su cara.
—Y yo estoy fascinada de poder trabajar con ustedes. Ya quedó.— Acomodé su uniforme y ella se dio la vuelta.
—Muchisimas gracias.— Agradeció y se fue a su casillero, que se encontraba en los vestidores de chicas.
Me fascinaba sentirme apreciada.
Salí de los vestidores, con mi nuevo uniforme de animadora, y vi que Steve estaba sentado en las gradas.
—Harrington, ¿Qué haces aún aquí?— Pregunté llegando frente a él.
—¿Creíste que me iba a ir antes de verte con tu nuevo uniforme?—
—¿Qué tal se me ve?— Sonreí mientras giraba.
—Te ves bastante bien en él. Sin duda alguna eres la que más lo sabe lucir.— Por alguna razón su comentario me hizo sonrojar, a lo que bajé la mirada para intentar ocultar mis mejillas ruborizadas.
—¿Acaso te pusiste roja por mi comentario, Mayfield?— Se burló Steve, pellizcando una de mis mejillas, a lo cual le dí un manotazo.
—Calla, Harrington.— Nos miramos por unos segundos, hasta que recordé algo importante.— Espera, ¿También pediste un pase para faltar a clases?
—Probablemente no. Solo te diré que tenemos que salir de aquí antes de que un vigilante del pasillo me vea.— Dijo antes de tomar mi mano y comenzar a caminar rápido hacia el patio de la escuela.
—Eres todo un rebelde, Steve Harrington.— Reí al ver la cara de preocupación que el castaño quería ocultar. —¿Podemos ir al edificios de los de secundaria? Olvidé darle dinero para el almuerzo a Max.
—Claro. ¿Max es la pelirroja que abrió la puerta de tu casa?— Habíamos salido de nuestro edificio, así que caminábamos más tranquilamente y ya no estábamos tomados de las manos.
—Exactamente, es mi hermana menor. —¿En serio? No se parecen en nada.
—Lo sé, y no solo físicamente. Incluso parece más hermana de Billy que mía.
—¿Billy?— Preguntó confundido.
—Billy es nuestro medio hermano, el rubio del Camaro.
