Capítulo 11

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Pov

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Pov. Omnisciente.
[...]


— Levi, y-yo te amo. Te amo muuucho.

Eren practicaba en el espejo del baño su confesión. Aún en la casa de Levi.

Gracias a algún Dios o santo espiritual, era viernes y le había dicho a sus padres que se quedaría en casa de Armin, siendo mentira, mientras el rubio colaboró con el mismo plan.

Su propósito era hacerle compañía a Levi, para brindarle su solidaridad y también darle de comer, pues había visto las sobras de comida chatarra en el cesto de basura y refrigerador, tales como hamburguesas, hotdogs y sin hacer falta, la pizza.

Se había levantado primero para lavar su rostro y quitar cualquier rastro de sueño, para después preparar algo de comer con lo que hubiera en la despensa.

Había tenido un "sueño" en donde Levi le decía te amo.
Cuando realmente fué lo que pasó. Se dice que cuando estás inconsciente (o muerto), el último sentido que se pierde es el oído.
Así que su subconsciente le hacía creer que sólo fué un sueño y que no había escuchado esas palabras bonitas.

— ¡t-te amo!.– le gritó a su reflejo imaginando que era el pelinegro.

—..Eren?.– dos toques de puerta le hicieron sobresaltarse.

— ¡whoaa!.– ante su espontánea reacción terminó por tropezar y pegarse en la frente con la puerta.— auch.

— bonito, estás bien?.

Ante esa nueva mote, el castaño se sonrojó y gritó internamente.— s-si, sólo me resbalé.

Salió frotando su frente, que en cuanto quitó la mano un círculo rojo se había quedado allí.
Lo que provocó la risa de Levi.

— no te rías.

El mayor acarició con su pulgar la zona roja.— eres un poco torpe, bonito.

— ugh, ya.– le tomó la mano y lo arrastró al área de la cocina.— vamos a preparar spaghetti, ya que fué lo único que se puede hacer con los escasos ingredientes.

Ambos comenzaron a ordenar y preparar, mas que nada siendo Eren el instructor para eso, dándole órdenes de cómo preparar la salsa de tomate para la pasta.

A Eren le encantaba cocinar, siendo su madre su maestra personal al ver el interés de su hijo en el área de la cocina.

— eres una cajita de sorpresas, pequeño.– comentó el ojiazul con una sonrisa ladina.

— al igual que tú.– contraataca sonriendo y mostrando su blanca dentadura.— sabes, me he estado preguntando, qué significan esas letras en tú costado derecho.

©ℳⅈ ℂℍⅈℂ⌾ ℒⅈℕⅅ⌾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora