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Capítulo 8

Pov. Omnisciente.
[...]

Eren está con los nervios en punta, ordenando su cuarto de aquí para allá.

Y el motivo era, porque Levi iría a su casa para hacer el retrato del mismo.

Acomodó su caballete, el lienzo, sus pinturas y demás herramientas.
Se detuvo, ¿el profesor le había dicho en pintura o a lápiz en su cuaderno?.

Gritó con frustración y se aventó a la cama, gritando contra su almohada y pataleando cual niño pequeño.

Asomó su cabecita y vió sus ropas.— un baño.– dijo asustado y corrió a hacerlo.

[...]

En la sala de estar Levi se encontraba bajo el escrutinio de la mamá de Eren.
Había llegado hace cinco minutos en su motocicleta y Carla lo recibió.

Sentados en un silencio incómodo por parte de Levi.

— eres muy guapo.– dijo por fin la mujer, con una pose pensativa y analítica.— sin duda mi hijo tiene buenos gustos.

Levi casi se atraganta con su propia saliva y le dedica una media sonrisa a la señora.

Ante ese forzoso gesto, Carla supo que sacó conclusiones demasiado rápido.— oh, lo siento, pensé que eras su pretendiente, él no suele invitar a chicos o bueno, a compañeros.– había desilusión en su voz.

— me pidió ser su modelo para un retrato.– comentó, tratando de entablar una conversación agregó.— es muy amigable y su compañía es reconfortante.

Pero si nuestro queridísimo Ackerman no hubiera puesto una cara de borrego a morir al recordar esas sonrisas de su pequeño, Carla no hubiera gritado como lo hizo.

— yes, yes, yeees!!.– festejó alzando los brazos y sonriendo a lo grande.

El pelinegro se sorprendió por tan repentino actuar y observó a la señora, reconociendo esa misma sonrisa en su lindura, ahora entendía de donde la había sacado.

— mamá?.– Eren se asomó por las escaleras al escuchar el escándalo de su madre, traía una bata color crema enrollado en su delgado y pequeño cuerpo, mientras un hombro yacía al descubierto dejando ver la piel sonrosada por el caliente baño previo, y sus cabellos húmedos y brillantes mientras en su cabeza parecía estar un halo de luz.

Toda esa imagen la apreció Levi con la boca semi-abierta, y Carla soltó una risita ante la cara del mayor.

— le.. Le-Levi.?– tartamudeó y de inmediato su cara hizo erupción en un intenso carmín. A pasos torpes subió las escaleras para cambiarse.

— una madre jamás se equivoca, juju.– dijo Carla ahora con una pose victoriosa.— se gustan, se aman y se van a casar~.– festejó.

Y si Levi no estuviera repasando en su mente esa imagen tan divina y celestial, imaginando el calor que desprendería su delicada anatomía así como ese aroma a fresas y chocolate blanco, e imaginar cual sedosa sería su piel al tocarla con sus grandes manos..