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Soy como una esponja, absorbo el agua en donde me pongan, las cosas que aprendo son las que hago después, las cosas que aprendo son las que sé después.

Me acuerdo perfectamente de la vez que mi madre se acerco a mi con una sonrisa en los labios -jenna- me dijo -iras a una escuela a conocer niños nuevos- 

La yo de ese entonces no estaba para nada entusiasmada con la idea de tener que apartarse de su casa, pero la insistencia de mi madre me hiso convencerme finalmente.

-Pero no quiero conocer niños nuevos- había dicho antes de entrar al jardín de niños.

Ella no me hiso caso, me dio un beso en la mejilla y se fue dejándome ahí, sola. 

Desde mi trágica niñes nunca he sido buena haciendo amigos, recuerdo que ellos decían que yo era una niña rara; solo porque yo solía hacer dibujos de la casa de mi abuela, la cual tenía un estilo medieval gótico y a los demás niños les daba miedo. Recuerdo que a veces me divertía mostrándoles mis dibujos y riendo con las caras que hacían.

Hoy, encerrada en este cuarto, evitar recordar seria una asaña, me gusta utilizar mi tiempo libre para poner mi mente en orden, para no volverme una loca desquiciada; supongo que si ya supere estar en la oscuridad por meses, un lugar como este solo podrá traerme paz y reflexión interior.

Salgo de aquí tres veces al día, una en el desayuno, es algo realmente rápido y fluido, no hablo con nadie como de costumbre, los demás chicos ni siquiera me miran y hacen el trabajo mas fácil, después de todo, soy la mas grande de todos, nadie quiere  socializar con una joven, al menos no aquí.

La segunda vez que salgo es en la comida, la misma rutina del desayuno.

y por último salgo en la noche, solo yo puedo salir, eso al principio se me hiso raro pero después descubrí que el encargado de nosotros se siente atraído hacia mi, en realidad no me extraña mucho pero yo nunca le doy esperanza así que poco a poco se decepciona. No es que realmente me importe pero temo que no me deje salir mas por las noches, me gusta mucho salir porque puedo visitar el pequeñisimo gimnasio, que esta en la casa; mas bien es como un par de pesas y una caminadora, eso es todo; de todos modos me gusta ejercitarme ahí.

Calculo por la luz del sol que son las tres de la tarde, la hora de la comida termino hace media hora pero decidí que no quería bajar, tal vez me reprenderán después por ello, pero el día de hoy solo estoy pegada a la ventana.

Llevo al menos tres horas admirando el paisaje verde y cafe, lo que mas se ve desde aquí son los troncos de los árboles, arriba las hojas verde oscuro y en el suelo solo hay una capa de tierra seca, el paisaje no es nada agradable, diría que no tiene nada de hermoso, pero en ocasiones me hace sentir libre, en ocasiones siento que puedo salir volando por la ventana y volar a través de los arboles, subir hasta la copa y respirar la suave brisa.

Lo único que respiro ahora es mi propio olor, tengo una ducha propia que uso todos los días pero ni siquiera el olor a bañado puede suprimir el olor a dormido, aun no logro entender porque sudo tanto por las noches. En una ocación trate de abrir la ventana, solo logre que sonara una alarma y que el chico del pasamontañas viniera con una escopeta en la mano, eso fue realmente aterrador, creí que hiba a matarme, pero resulta que la gente es secuestrada en este lugar, lo cual me pone mas nerviosa, tal vez por eso sudo tanto en la noche.

-¡hey! -dijo una voz grave sacándome de mi mente enredada, la puerta corrediza metálica se abrío y un tipo totalmente desconocido llamo mi atención.

Él era alto, muy alto, quizá uno ochenta y seis, quizá uno noventa; sus facciónes estaban bien marcadas, tenía una barbilla cuadrada muy sexy, unos labios delgados y unos ojos hazel, ¿hazel? tienen un toque de verde también, una hermosa nariz que le daba un toque de rudeza a su cara, cejas pobladas pero bien definidas y un cabello café claro, se veía dócil y suave. Le calcule unos 25 años

Secuestrada- El diario de JennaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora