8.

35 1 0
                                    

La curiosidad era demasiada, llege al punto de ponerme en la puerta de todos esperando a que salieran para poder ver sus nombres anotados en el canto de la puerta.

Estaba empezando a volverme loca, había estado meses cuidandome a mi misma de no caer en la locura, pero a estas alturas estaba devastada, las depresiones me llegaban con mas frecuencia y este diario ya no era suficiente para ahogar mis penas, incluso había empezado a gritar por las noche igual que los demas, gritaba hasta que no podia mas, hasta mi garganta ardia y hasta que no tenia energia suficiente lo que me hacia quedarme dormida casi de inmediato.

James no había venido desde que empezaron los gritos, honestamente no lo hechaba mucho de menos, lo tenía catalogado como "Acosador grado 3" lo que ya era bastante malo para mi.

Esa mañana baje sin siquiera pasarme un cepillo por el cabello, mi decaida era tan notable que ni siquiera me metia a bañar, lo único que hacia era dormir, escribir, comer y dormir.

¿Cuanto tiempo llevaba asi? Unas tres semanas. 

La primera semana que pase sin ducharme el chico que nos cuida subio a mi habitación y me obligo a bañarme, voluntariamente lo hice porque no queria que se metiera conmigo en la ducha, aunque no voy a negar que lo intentó.

Me sente a la mesa y me quede mirando el plato con mala cara, ahora ni siquiera queria comer, todo lo que me servian se veia siempre asqueroso a mis ojos.

-La chica se deprime aun mas -le susurró la pequeña niña a su hermano.

-Ella se volvera loca -dijo él dirigiendome una mirada.

Obviamente sabia que lo había escuchado, claramente estaba enfadada y no pensaba ocultarlo, simplemente levante la mirada esperando que todo mi enojo se reflejara en mis ojos, mi mirada de odio solo le causo una sonrisa.

-Te dije que se vuelve loca -le dijo a su hermana.

Mis uñas largas y descuidadas se clavaron en la madera de la mesa y empeze a respirar con mas fuerza ignorando  a los demas que realmente me miraban como si fuera un animal rabioso. Después de todo tal vez lo era, o al menos asi me sentia.

-Los cerebros de la gente promedio sucumben mas rápido, pero con cada caso es diferente -dijo el niño- aqui tenemos a diferentes casos -miro al chico mudo que estaba concentrado comiendo- él se corta -dijo a su hermana y ella empezó a rebuscar con la mirada, yo lo hice tambien, tenía razón el chico tenía multiples cicatrices por todos lados. -ella -dijo viendo a la otra chica- ella llora todo el tiempo.

Y tenía razón, la chica alzo la mirada para que se le cristalizaran los ojos y empezara a llorar.

-Y ella -concluyo el niño refiriendose a mi, estuve a punto de enseñarle los dientes antes de que fuera a insultarme - ella, aunque no es la menos estable es la mas peligrosa.

Mis uñas recorrieron la mesa de madera dejando final lineas de barnis levantado.

-Ella siente que su mente la traiciona -dijo - y su mente solo juega con ella, no dudo que tenga alucinaciones en algun punto, es obvio que necesitan sacarla antes de que se ponga mas agresiva.

Fue la gota que colmo el vaso, me levante de la mesa enseñandole mis dientes, sabia que tenia unos colmillos afilados, tal vez podria cortarle el cuello; nuestro cuidador empezo a llamarme pero yo lo ignore, el niño retrocedio algo asustado.

-Muy tarde -grite y  él salio corriendo, corri detras de el como un animal persigue a su presa, y asi me senti, persiguiendo a mi presa.

Los bordes de mi vision se nublaron antes de que una fuerza extraña me tumbara en el suelo, me movi freneticamente tratando de safarme pero estaba resultando imposible. Grite, con todas mis fuerzas, rugi y jale de lo que me aprisionaba.

Secuestrada- El diario de JennaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora