Solo Vete

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La casa estaba hecha un caos, el de ojos carmín trataba de acercarse al moreno para poder calmarlo pero al parecer nada daba resultado.

—Lovino tienes que calmarte, esto no traerá de vuelta a Antonio — dijo Gilbert a su pareja que no dejaba de golpear la pared con sus manos ya ensangrentadas.

—¡Fue mi culpa! —dijo el italiano en un grito de dolor— ¡el ya no está por mi culpa! —las lágrimas inevitablemente comenzaron a salir de sus ojos.

—Fue tu padre el que hizo toda esta pesadilla —dijo con una voz calmada, tratando de tocar a su novio, solo quedaban unos centímetros cuando este lo empujó de nuevo.

—¡Aléjate! —grito histérico — Entre más lejos estés de mi, menos sufrirás.

Lovino Vargas era el heredero de una gran empresa, un cargo que abandono por perseguir los pasos de su abuelo en la mafia.

Hace ya algunas semanas comenzaron las amenazas de su padre de nuevo, ahora Antonio, el que lo había acogido desde siempre, su persona especia estaba muerto por sus caprichos.

Esa misma tarde recibió una nota de su padre ¿Debería seguir Feliciano? O mejor aún ¿Arthur y Matthew? No espera, ¿Gilbert? Esa es una mejor opción.

No quería ver muerto al amor de su vida, tampoco quería ver muertos a sus seres más amados.

Nadie sabía sobre aquella nota, por lo que nunca nadie comprendió como fue que desapareció a la mañana siguiente.

Aléjate, fue lo último que Gilbert recuerda de su prometido, lo demás solo son búsquedas desesperadas por encontrarlo, a pesar e que ya pasaron diez años.

—¡Aléjate! - escucho desde adentro de la habitación seguido de un disparo.

Al fin había terminado.

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