[song]writer « kwon hyuk

18 jul. 2016

Aquella cafetería le generaba demasiados recuerdos. No estaba convencida de si realmente aquella especie de nostalgia le gustaba o la entristecía. De ahí surgió una sonrisa lamentable y boba. Una que decía que estaba tremendamente quemada por no haber aprovechado el verano como debería. Jugueteaba con la taza que tenía delante, de la que ya no se acordaba de qué era la infusión. Unas manos ligeramente bronceadas la cesaron:

— Eh, vigila, que te quemarás.

Ihna no contestó nada. Se quedó con la mirada fija en la figura contraria, como quien dice "y ahora, ¿qué?". Jisoo, en frente suyo, suspiró; con la carga de un padre preocupado

— Está bien, Ihna. Iré al grano: no me gusta Hyuk.
— Lo sé. A Minnah tampoco.
— A Minnah lo que no le gusta es verte mal, a mí no me gusta ese individuo de por sí.
— Será que estás celoso — añadió, sin más, sin ningún tipo de picardía.
— No estoy celoso. Y ese es el problema. No estoy celoso porque no puedo estarlo de un tío que no hace nada por ti. No tiene sentido de la prioridad. Es egoísta. Llevaos así casi dos meses.

Ihna bebió un sorbo de té caliente. Terminó por adivinar que era de arroz. Arroz y menta.
Continuó con lo que podía parecer un cambio radical de tema, pero se conocían ambos con suficiencia por tal de saber que todo andaba conectado:

— Estoy bloqueada.
Jisoo reincorporó su espalda y se apoyó más sobre la mesa, mezclando el azucarillo con el café:
— ¿Con el trabajo?
— Cuando me bloqueo con el trabajo, me bloqueo con todo. Porque ya sabes que no es trabajo.
— Tú eres tu trabajo. Lo sé, soy bastante consciente de ello. Pero si tú estás mal, tu trabajo es malo. ¿Es eso lo que intentas decirme?

Ihna asintió sin mucho ímpetu, con las pupilas clavadas en las del contrario. Sin miedo, sin intimidar. Ihna no estaba segura de nada y sin embargo llevaba el porte más seguro con el que se la había visto jamás. Mucho más incluso que cuando dejó Daegu. Segura como cada vez que ponía un punto y final, pero el doble. Y salvo que esta vez, el punto, no quería ponerlo.
Jisoo posó su mano sobre el dorso de la de la ajena, pálida y a punto de ser temblorosa. Frunció el ceño, tenía toda la pinta de estar pasándolo mal a causa de la suma inquietud que su amiga le transmitía. Aún así, habló con el tono más serioso y sereno que pudo emplear, tratando de dar un buen consejo:

— ¿Por qué no te vas a casa de Oshiro un tiempo?

Aquella pregunta pilló totalmente desprevenida a Ihna. Ni tan solo lo había pensado. También le sorprendió que aquella propuesta viniera en boca de su amigo. ¿Qué cara debería tener ahora mismo? ¿Hasta qué punto estaba afectando a su entorno?

— ¿A Tokyo?
— Sí.
— ¿Y tú estarías bien con eso?
— ¿Y tú?

El silencio volvió a dominar el espacio. Ihna meditó sobre ello por unos breves momentos. No era mala idea. Echaba en falta Japón; aunque Tokyo fuera un poco más ruidoso que Osaka. Tenía una casa en la que hospedarse con alguien en quien confiaba. Necesitaba alejarse antes de dejar de ser la misma.
Otra vez.
Jisoo tenía razón.

— Añoro Japón.
— Mhm.
— ¿Tú qué crees?
— ¿A ti qué te parece, Ihna?
— Pues... Me gustaría irme. Desaparecer.
— Pues haz las maletas. Yo aviso a Minnah, podemos acompañarte en coche.
— No, tranquilo, ya la avisare yo. Prefiero coger el tren sola.
— Y llama a Oshiro.
— Aiden debe estar trabajando.
— Es urgente, seguro que lo podrá coger. ¿Quieres que avise a Hyuk?
— ... No. No hace falta.

✨

Jiho se juró que jamás fumaría de nuevo, pero esa ocasión lo requería y fue incapaz de evitarlo. Lanzaba el humo al techo, estirado desnudo bajo unas sábanas más blancas de lo habitual. Volteó su cabeza para quedar frente la silueta que permanecía a su lado. Todo fuera de lugar. El pelo tan negro se notaba tinte, las pestañas largas ilusión, el despertar perfecto postizo. Demasiado perfecto. No era perfecto para él. Pero ahí lo tenía. La voz, algo insustancial esta vez.

— Jiho — besó su hombro, prensando finalmente los labios —. ¿No has dormido?
— No. Estaba controlando la hora — apagó el cigarro y lo dejó en un apaño de cenicero de papel de embalar, irguiéndose listo para marcharse.
— Anda, quédate un rato más.
— Es tarde, Seolhyun.