Forgiveness

Touch

No me iba a rendir.  Sabía que lo que sentía Loki no era lo que me decía, o por lo menos esperaba que así fuera, pues sino mi regreso no tendría motivo alguno. Esperé pacientemente que el tiempo pasara, pues no quería parecer desesperada por él, aunque medio lo estaba. 

Me pase la semana siguiente entrenando, leyendo y practicando algo de magia. Me aseguré de mantenerme ocupada a tope, pues no quería pensar en él, pues si por una debilidad mi fuerza bajaba, probablemente terminaría viéndolo nuevamente. Lady Sif fue de gran ayuda en eso, pues entre que entrenábamos y pasábamos las horas libres juntas, no dejaba mucho tiempo para pensar en Loki. 

Esa tarde estaba leyendo un libro de historia, interesante pero no de esos que te dejan metida a tal de no poder parar. Me levanté y dejé el libro de lado. No podía seguir así. Me estaba auto torturando con esto de no verlo, no es que no verlo en una semana fuera tan terrible, pero lo que me molestaba era el no saber como es que se encontraba y si es que estaba molesto conmigo o qué. Caminé en círculos por un rato, hasta que el sol se ocultó. Bien, lo haría, iría a verlo. No importaba si es que no me quería ahí, porque ahí es donde iba a estar le gustara o no así que mal por el si no quería verme, porque se aguantaría. 

Salí con el mayor sigilo posible y corrí por los pasillos. Podía aparecerme simplemente, pero sería más fácil si estaba cerca y gastaría menos energía al hacerlo. Cuando estuve lo suficientemente cerca decidí hacerlo. No me tomó mucho tiempo en aparecer ahí, el punto ciego seguía ciego, así que todo estaba bien. 

Aún tenía la llave para entrar y salir, pues la magia no funcionaba para entrar ni salir. Me adentré, al tiempo que creaba la ilusión que me ocultaría. Loki no pareció sorprenderse con mi presencia, casi como si esperase a que llegara. Me senté a una distancia prudente y espere a que dijera algo, demasiado a decir verdad. 

–¿Así que volviste? 

–Uno de los dos tenía que volver... supuse que yo tendría que hacerlo porque tú no puedes salir. 

Loki se levantó y me miró desde lo alto. Le sonreí a pesar de que él parecía intachable ante mi. No dijo nada así que formulé algo coherente que decir en mi mente, nada parecía del todo inteligente cuando se trataba de él, pues mi mente dejaba de funcionar al completo. Él volteo a revisar algo que no se que fue, pero pareció poner toda su atención en eso que no era yo. 

–Entonces... ¿nada que decir? 

–No lo creo. 

–¿Seguro? Porque la última vez que estuve aquí, no salió como esperaba. –Reí un poco. 

–¿Qué esperabas? ¿Qué fuera corriendo a ti, agradeciéndote el haberme mandado a este lugar? No lo creo. 

Su mirada era severa, así que entendí que hablaba en serio y no era uno de sus juegos. Levanté los brazos en señal de rendición ante su comentario, quizá el tenía razón en ese punto. Me puse de pie para encararlo y volví a sonreírle.