Por la mañana él fue el primero en despertar.
— ¿Ya te vas? — pregunté mirando el reloj en la pared.
— Ya, debo hacer unas cosas, tu puedes quedarte aquí.
El comenzaba a vestirse, una vez más me dejé llevar por la lujuria y el deseo de estar entre sus brazos.
Y no es tan malo...
— Yo también debo hacer algo, así que no me pidas que me quede en cama.
— ¿Algún día me dirás lo que haces? — preguntó abotonándose la camisa.
— No, es un secreto.
— Bueno chica misteriosa, espero que estés en casa cuando vuelva. Como dije no me gusta este lugar.
— Claro, es más, yo prepararé la cena.
— De acuerdo te veo esta noche — besó mis labios antes de irse.
Estoy feliz teniendo en cuenta que rompí las reglas y me siento bien.
— ¡Demonios! — exclamé en cuanto vi la hora, ya es bastante tarde.
Busqué mi ropa con desesperación y bajé los escalones con sumo cuidado para no despertar a los demás.
— ¿Ya te vas? — preguntó Nicolás quien solo vestía calzoncillos y comiéndose una banana.
— Sí, ya debo irme, gracias por todo.
— Vamos a desayunar.
— De verdad no tengo tiempo. Será en otra ocasión.
— Bien, dime a dónde vas, te llevaré.
— Yo la llevaré — Caín bajaba las escaleras con ropa deportiva y una gorra que hace juego.
No puede ser tan malo, hasta que salimos de la residencia Caldwell éramos completos desconocidos.
— ¿A dónde te llevo nena?
— Al trabajo, tengo una junta.
— ¿Has descubierto algo? — Me negué —. He visto cómo te mira mi hermano, será mejor que acabes con esto.
— Yo también quiero acabar con esto Caín, pero no puedo — lo escuché suspirar y sé que tiene razón, las cosas terminarán mal.
— Anoche no me dejaste dormir — dijo y me sonrojé.
— No debiste escuchar, cuanto lo siento — me cubrí el rostro de la vergüenza.
— No es nada que yo no hubiera hecho.
En medio de las confesiones mi teléfono sonó; Adam.
— ¡Mierda! — me di un golpe en la frente con la palma de mi mano.
— ¿Qué pasa? — preguntó.
— Hola Adam, enserio lo lamento — me disculpé en cuanto respondí el teléfono, anoche los he dejado votados.
— No te preocupes, encontramos al niño, el sospechoso se entregó por voluntad propia, sufre de trastorno de identidad. Ya está bajo arresto.
— Eso es un gran alivio.
— En mis años de carrera no había tenido un caso tan más fácil.
— Ni yo, debo colgar, voy tarde y ya sabes...
— Claro, nos vemos Hawk — colgó y me sentí aliviada.
— Agente Hawk — dijo Caín con entusiasmo.
— Sí, no lo decía de broma cuando éramos un par de adolescentes, quería convertirme en alguien que ayudara a la gente. No iba a permitir que otros niños sufrieran como yo lo hice.
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El Mayor (+18)
Teen FictionLarisse Hawk Hermosa, encantadora y manipuladora, esas son las características que la describen. Una agente del FBI capaz de hacer caer a los peores criminales de la ciudad, su determinación la ha catalogado como una de las mejores Las vivencias de...