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— Ya es hora de que me vaya cariño, nos vemos en unos días ¿De acuerdo?

— Ve con cuidado y cuídate mucho — lo besé antes de que saliera por la puerta principal.

Ninguno de los otros dos hermanos ha estado en la ciudad, ambos tenían cosas que hacer y ahora que Samael también se fue estoy sola.

No he hablado con Alenna ni con nadie y me siento olvidada.

— ¿Qué se supone que haré ahora? — me serví un poco de cereal y me puse a ver la televisión, si lo pienso bien no tengo amigos, no tengo a nadie.

Me bañé y arreglé, lo único que podría distraerme en esos momentos era salir y hacer las compras.

— Leche, huevos — comencé a murmurar y anotar al mismo tiempo en mi pequeña libreta.

Tomé las llaves y salí, el ascensor se abrió dejando ver a la señora Martínez, la vecina de al lado. Entré y revisé una vez más mi bolso.

— ¿Larisse? — me llamaron en cuanto las puertas del ascensor se abrieron en la recepción, es Alenna.

— ¿Qué haces aquí? — No fui nada sutil y la saqué del edificio, mi auto ya estaba estacionado en la parte de enfrente —, sabes que pueden verte.

— También me da gusto verte rubia — se burló y me abrazó —, te he extrañado muchísimo, necesito a mi mejor amiga cerca.

— Yo también te extrañé, pero no debiste venir — sujetó mi mano y al mirar el anillo en mi dedo hizo una mala cara.

— Ya es tiempo de que hablemos.

— Debo hacer las compras.

— Primero vamos almorzar, yo pago.

Fuimos a nuestro restaurante favorito, uno de comida mexicana, después de todo si me hacía feliz verla.

— ¿De qué quieres hablar? — pregunté en cuanto el mesero tomo nuestra orden.

— Estas llevando esto bastante lejos Larisse, debes alejarte cuanto antes.

— No puedo, no quiero hacerlo Alenna, te juro que me he enamorado tan perdidamente que no puedo alejarme de él. Enserio lo amo.

— Estás mal rubia, lo estas engañando, hace meses que trato de contactarme contigo y no he podido hacerlo.

— Bueno hace meses creíste que advertí sobre la redada.

— No me culpes por eso, era lo más obvio, pero lo que quería decirte es que el caso Caldwell ha sido eliminado, el buró no encontró pruebas así que tu prometido no es un criminal, y tú debes volver a laborar. A menos que quieras entregar la memoria con la información.

— No, solo hay información de su padre. ¿Crees que me perdone si le digo la verdad?

— Si de verdad te ama lo hará — dijo muy segura, pero a ella no se le romperá el corazón.

— No es una pequeña mentira, fueron  meses y cada día le he mentido con descaro.

— Entonces aléjate, si no quieres darle la cara entonces llámalo o déjale una carta.

— Eso es más patético — froté mi rostro con ambas manos dejando salir todo el aire contenido en mis pulmones.

— Yo solo quería avisarte, Mitchel te llamará pronto, debes estar al pendiente.

— Gracias por avisarme Alenna, enserio te extrañé.

— Yo también te extrañé rubia, he detenido a muchos vendedores y no ha sido divertido.

El Mayor (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora