Epílogo

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Larisse

Nunca había extrañado tanto el tráfico o hacer las compras con el clima tan caluroso después del trabajo. Me devolvieron mi placa y pude seguir haciendo lo que amo, decidí que ya era momento de pasar página, ya no más traficantes ni ser infiltrada.

Adam me recibió en su equipo y aunque sigue siendo peligroso me siento más tranquila.

Decidí convertirme en una agente por la tragedia que viví en la infancia. He aprendido muchas cosas a lo largo de mi vida y una de ellas es que no estás solo en ésta batalla.

En un par de días será el cumpleaños de Grace y visitaremos a mi padre en mi antíguo hogar. Hicimos las maletas y cuando menos lo esperé el avión aterrizó en la ciudad donde nací.

Avanzamos durante minutos hasta recordar todas las calles que solía frecuentar en mi niñez y adolescencia.

—¿Puedes dejarme aquí? — pregunté y Samael frunció el ceño dudoso, pues ya estábamos por llegar a casa de mi padre.

— ¿Por qué?

— Quiero ver a mamá antes de llegar — besó mi frente y me dejó en la entrada del cementerio, él espero afuera junto con Grace.

— Hola mamá — me senté frente a su lápida quitando las ramas secas —. Lamento haberme ido por mucho tiempo pero hice lo que siempre quisiste, que fuera feliz y ahora tengo mi propia familia; un esposo que me ama y una pequeña hija, se llama Grace, me hubiera encantado que estuvieras aquí mamá - chille y sorbí mi nariz —, pero no podemos tener todo y ahora te digo que dónde sea que estés puedas estar tranquila, yo estoy bien y papá también lo está. Al fin podrás descansar en paz. Y solo espero que algún día volvamos a encontrarnos.

Me quedé un rato más, hasta que tuve la suficiente fuerza para irme.

Al día siguiente de nuestra llegada llevamos a Grace a la playa, ya que sería la primera vez que conocería el mar.

Me puse un traje de baño de dos piezas y unas gafas de sol para proteger mis ojos. Me senté en la arena a observar la hermosa vista, Grace tiene un traje floreado amarillo y un sombrero que cubre su carita.

Samael la ayuda a caminar mientras las olas llegan a sus pies y por ello grita de emoción.

Después de todo no es tan malo volver a casa.

— ¿No entrarás al agua hija? — preguntó papá bebiendo una piña colada.

— Sí, es solo que me gusta verlos — se sentó junto a mí y me abrazó.

— Tu madre estaría muy orgullosa de ti, tienes todo lo que siempre quiso para ti, una familia —. Me aguanté las ganas de llorar.

— También lo estaría de ti, volviste a ser feliz — dije mirando a su esposa que se acerca a él.

Dejé mis cosas y caminé hasta Samael, quien ya estaba sentado sobre la arena sosteniendo a Grace que ansiaba volver a entrar al agua.

— Ya era hora — me sonrió y me senté junto a ellos — ¿Estás bien? — preguntó acomodando mi cabello detrás de mi oreja.

— Ahora si — lo besé y fue cuando una ola nos salpico y Grace comenzó a reír — solo prométeme algo; si algo me llega a pasar le enseñarás a nuestra hija a ser feliz. A ser fuerte y la alentarás para que cumpla sus metas.

— No puedo hacerte esa promesa, porque tu estarás a mi lado para hacerlo.

FIN.

FIN

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