Exámenes, pruebas de visión casi toda la semana. Casi no podía ir a clases, era un alivio y a la vez una preocupación constante.
- Jisung, sin tus gafas el daño se hace más grave ¿entiendes? Puedes perder la visión para siempre. Eso implica también que tu cabeza dolerá, sentirás mareos
- ¿Q-qué puedo hacer? -contuvo sus lágrimas.
- Debes pasar por una operación y tener tus gafas nuevamente, pero éstas tendrán otro tipo de características. Debemos adaptarla a tu campo de visión.
Las palabras le dolían, no podría volver a cocinar sin sus lentes ni mucho menos podría adaptarse al instituto. Seguiría siendo lo mismo de siempre.
Su tía lo esperaba fuera, lo sostuvo del brazo para guiarlo hasta el vehículo. Lloró cuánto pudo al estar solo en su habitación, sintió lástima de sí mismo, la manera patética en la que se sentía.
- Jisung, cariño -la voz de su tía tras la puerta hizo que se separa de la húmeda almohada- Alguien viene a verte
- N-no quiero ver a nadie -habló casi en susurro
La puerta se abrió de igual forma, lo supo por la luz que llegó a sus ojos. Vio unas siluetas difusas, una que se iba y otra que entraba y se acercaba lentamente.
- Jisung - minho se arrodilló frente a la cama.
- ¿Minho? -levantó la cabeza intentando divisarlo, estiró sus manos hasta tocar su rostro
- Sí, soy yo -posó su mano sobre la del chico- Estoy muy preocupado por ti
- Estoy bien -mintió
- No me digas eso, estabas llorando -limpió las lágrimas que aún se mantenían en las mejillas del chico- ¿Puedo ayudarte?
Comenzó a llorar nuevamente, se estiró para abrazarlo escondiendo su rostro en el cuello del más alto. Se sentía realmente mal por su condición, en cambio, minho no sabía cómo contenerlo y ayudarlo por lo que se culpaba de muchas cosas que le ocurrían ahora.
Se quedaron abrazados por un largo tiempo, sentía temor de que le pasara algo a Jisung pero no podía evitar sentirse cobarde y no estar para él siempre que lo necesitaba. Las veces que pudo haber evitado un millón de cosas, las veces que pudo ayudarlo, a que no estuviese solo. Pero su mayor temor era que ese sentimiento que sentía a por él, no fuese el correcto.
- ¿P-puedes quedarte... Conmigo? -dijo secando las lágrimas que aún seguían cayendo
- Jisung... -se sintió extraño por la forma en que se lo había dicho
- Si no quieres, no importa -sonrió como pudo
- No es eso -tragó saliva- Sólo no quiero que confundamos las cosas.
- N-no lo hago -habló con un nudo en la garganta- Puedes irte a tu casa, no importa
- Jisung
- Vete, por favor
Se sintió el ser más estúpido en la tierra por haberle dicho esas cosas. Realmente eso no era lo que quería decirle, ni mucho menos hacerlo sentir peor de lo que ya estaba. Salió de la habitación dejando el pequeño cuerpo del chico sentando en la cama mirando el suelo.
Al llegar a su casa se tiró a la cama a gritar, ahogó su grito por la impotencia de no poder hacer nada, y lo poco que intentaba hacer resultaba herirlo más. Odiaba esa parte de no saber decir las cosas a otras personas, él no sentía lástima por Jisung, sentía otra cosa que ni siquiera él podía explicar con claridad.
Se sentía destrozado, la única persona que había sentido un poco de interés por él resultó tenerle lástima y era la única razón por la que iba a visitarlo. Se acurrucó en la cama cerrando sus ojos lo más posible para que sus lágrimas dejaran de correr.
Salió en dirección al instituto con el ánimo por los suelos. Miró hacia la calle de Jisung y negó internamente la estupidez que le había dicho, al llegar estaba changbin parado en su casillero.
- Hola changbin -pronunció bajo.
- Ese ánimo -comentó serio- ¿Qué ocurre?
- Nada -se encogió de hombros
- No lo creo, anda dime qué pasa
- ¿Podemos conversarlo en horario de almuerzo?
- Está bien, también voy tarde a mi clase
Se despidieron y se fueron a sus respectivas clases. Minho seguía siendo igual de destacado en sus calificaciones y comportamiento, pese a sentirse el ser más inferior, repudiado, odiado por sí mismo que nadie pudiese imaginar.
Al llegar el horario de almuerzo recordó lo hablado con changbin, por lo que se dirigió al comedor viendo al chico de pie en una de las puertas. Caminaron hacia el patio que estaba casi vacío.
- Y bien...
- Dije algo que no quería decir, bueno sí quería pero se malinterpretó y pasó algo malo
- ¿Qué cosa?
- No me hagas recordarlo
- No te puedo ayudar así
- Bueno -rascó su cuello- Le dije a una persona que no confundiera las cosas y creo que lo alejé.
- ¿Intentaste explicar? -negó- Entonces debes hacerlo, la gente no se entera de lo que piensa el otro, a menos que tengas un poder especial.
- Soy un cobarde, no quiero hacerle daño pero igual termino haciéndolo
- Mira, Jisung es muy retraído y la ha pasado horrible pero créeme que contigo sería la última persona en perder contacto -al escuchar el nombre se quedó mirándolo extrañado, nunca lo nombró- No me mires así, hay que ser estúpido para no darse cuenta que Jisung siente algo por ti.
- ¿Quién te lo dijo?
- Él, bueno una vez estábamos en el almuerzo y todos comenzaron a molestar con ello. Él se puso muy nervioso cuando entraste y salió corriendo
- Soy un idiota -cubrió su rostro con sus manos
- Quizás, pero todos lo somos -se encogió de hombros
- No sé qué hacer
- Habla con él, quizás está asustado por todo lo que le está ocurriendo. Piensa que lo que le está pasando no es fácil
- ¿Qué sabes de él?
- Muchas cosas
- ¿Por qué?
- En primaria estudiábamos juntos, pero él no hablaba con nadie. Nunca fuimos amigos porque no hablábamos, ni nada de eso pero intentaba que no le hicieran daño o molestaran
- ¿Te gusta? -habló frunciendo el ceño
- No, es sólo que me recuerda a mí cuando era pequeño que siempre quise apoyo, aferrarme a algo que me diera seguridad. Lo encontré en el basketball -suspiró y se levantó dando una palmada en el hombro del moreno- Quizás él lo encuentra en ti
Se quedó allí sentado mirando al pelinegro irse, tragó saliva por la impotencia que sentía en esos momentos. Quizás tenía razón y debería hablar con jisung para aclarar todo.
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