Minho se levantó agotado aquel lunes, cuando vio la hora se dio cuenta que llegaría demasiado tarde al instituto. Se vistió rápido,tomo su mochila metiendo cuadernos y salió rápidamente.
Comenzó a correr, le quedaban 5 minutos. Cuando estaba por llegar
vio a Jisung cargando con todas las cosas que había llevado a casa el pasado viernes. Se detuvo ayudarlo.- Tantos libros que traes -comentó sonriente
- Es que... -hizo mueca dudando de lo que diría- Me gustan
- Te ayudó entonces - tomo la gran pila de libros y avanzó con el chico por los pasillos.
Por su suerte entrando un par de minutos antes de que cerraran el portón. Dejo al chico frente a su casillero, espero a que guardara todo y se fueron a sus respectivas clases.
- Llega tarde joven Minho -habló el profesor
- Me quede dormido, lo siento
- hizo reverencia -Su asiento estaba ocupado, normalmente se sentaba solo.
Había un nuevo chico. No le daría importancia, él siempre estudiaba solo. Le gustaba estar solo y hacer todo solo. Para él, los demás era distracción.Saco sus materiales notando que estaba la libreta de Jisung, la había olvidado nuevamente.
Espero a que terminara la clase y salió del salón. Busco por los pasillos al chico. No lo encontró por ningún pasillo, salió al patio y tampoco estaba.- Disculpa, ¿Jisung ha estado aquí?
- ¿Quien?
- Hum, chico delgado de cabello negro, usa gafas y...
- ah el rarito de la clase de cocina
- No sé de qué clase es - analizó un momento la frase del chico - ¿rarito?
- Sip, basta con mirarlo solamente - el chico y sus acompañantes rieron.
El calificativo no había sido de mucha gracia para Minho por lo que se retiró enseguida de su lado.
Preguntó por el taller de cocina, se dirigió hacía allá y nada. Siguió por los pasillos, el timbre había soñado debía volver a clases.Pasaba por los baños cuando chocó con unos chicos que iban riendo, los miro con extrañeza.
Pero unos sollozos provenientes de adentro lo hicieron buscar el origen. En uno de los cubículos se escuchaba a alguien llorar muy bajo. Abrió la puerta de esté encontrándose con quien buscaba; apoyado en la muralla, la cabeza mojada y parte de su torso,
su mochila estaba dentro de la taza del baño, solo sostenía sus rotas gafas entre sus manos.- ¿Jisung? - se agacho a su altura y esté se cubrió avergonzado.
- No me hagas nada - intento empujarlo.
- No lo haré ¿estas bien? -no pudo preguntar nada inteligente.
No sabía como ayudarlo.Se levantó lentamente, le dolía ver al chico así pero no sabía que hacer. Se sintió cobarde al cerrar la puerta nuevamente y dejarlo ahí llorando. Salió hacía su salón con la imagen del chico, fue regañado otra vez por llegar tarde.
- Minho, Minho - llamaba el profesor. Pero él no estaba prestando atención en lo absoluto.
Alzó un poco más la voz - Joven Lee minhoMinho despegó su vista de la libreta desalmada que tenia en las manos y miro al profesor apretándola en sus manos. Tragó
saliva, ni siquiera había escuchado lo que el profesor le había preguntado.- Le pregunte que qué materiales debe usar en una construcción que se encuentra...
- Disculpe, pero debo hacer algo
- interrumpió, hizo una reverencia. Tomó sus cosas y salió del salón.Corrió a los baños, esperaba ni quería encontrarlo ahí. Por suerte no lo estaba, fue al taller de cocina
como la opción más segura.- Se tuvo que ir, tuvo un problema- habló la maestra
- Muchas gracias
Peor fue su sentimiento, debió ayudarlo en ese momento. Se sentía la peor persona del mundo,
aún mas por el hecho de haberlo dejado allí. Vio a los chicos que habían salido del baño, irse a sus casa felices. La sangre le hervía, se detuvo en la intersección que dividía sus caminos. La duda volvió a nacer, irse a su casa o ir s ver a Jisung.Suspiro pesado, comenzó a caminar con la cabeza hacía abajo,
la culpa lo corroía, entro a su casa,
tiro sus cosas a su sofá y él se recostó en otro. No encendió la luz, no hizo nada, sólo durmió a causa del barullo que tenía en su mente.- Shh Cállate -murmuraron desde afuera, un perro no dejaba de ladrar.
Minho se despertó al escuchar una rama quebrarse fuera de la casa. Se levantó en silencio y adormilado, miro por la ventana y notó una silueta delgada que saltaba por la reja hacia la calle y se echaba a correr.