Muerte.

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Recuerdo la primera vez que fumé
¿Me das un cigarrillo suelto?- Le pregunté a la flaca que atendía el kiosco que está en diagonal a mi casa
Me lo dió,
con cierta timidez lo acepte,
le pedí fuego,
le pagué los tres pesos
y empecé a caminar.

Prendido no soportaba el olor asqueroso que emanaba,
pero lo quería hacer.
Sentía cierta poesía,
cierto arte
en matarme de esa manera tan cobarde.
Le di la primera pitada y me empecé a marear,
durante tres cuadras fue un sentimiento horrible.
¿Por qué la gente hace esto? Pensaba
mientras trataba de no caerme y le daba una segunda seca a ese verdugo.
Lo tiré casi entero y dije listo,
no fumo nunca más.
Sin embargo al día siguiente compré un paquete de mentolados,
pensando que así iba a estar bien,
pensando que en ellos la gente encontraba la poesía y el arte que yo creía sentir en ese lucky común,
horrible.
Lo fumé, e, increíblemente, no me mareé.
Sentí lo que la gente siente y no lo solté.

Ciertos meses no tocaba un pucho porque no tenía problemas, no quería que se enterasen y,
ademas,
siendo sincero,
le tenía un poco de miedo.

Hace dos años sentí, por primera vez la necesidad física, o psicológica tal vez,
de fumar.
Compre unos philip comunes, y no me maree,
contrario a lo que creía que pasaría.
Fumé tres y estaba paranoico.
Habia fumado un monton,
o eso creia.
Siempre fumaba solo uno, y a veces ni lo terminaba, pero esa noche,
en la casa de ese pibe que hoy en día lo considero amigo
fume tres,
y otro mentolado,
y otro de uva,
y alguno más,
seguro,
que borré de mi mente.

Hace tres meses dije:
quiero dejar de fumar.
Y dejé los philip,
los marlboro y
los lucky mentolados
o de uva.
Empecé con este tabaco mal armado, que al principio no fumaba,
porque no quería armarlos.
Le agarré la mano al armador de $100 y no se la solté..
Decía que quería dejar,
pero sólo aumentaba mi vicio.
Era como un nene con chiche nuevo,
un chiche mortal que tapaba mis pulmones cada vez más.

Hoy,
llenando la botella con agua después de fumar el segundo cigarrillo armado por mi,
me dispongo a escribir y a contar la anécdota
de cuando me hundí en esta asquerosa trampa, que con colores, sabores y prejuicios caes cada vez más.
Sí,
Prejuicios,
sos “mas piola” si fumas comunes,
si son mentolados “sos un puto que no se la banca” y yo digo:
me parece que somos igual de putos, y que no nos la bancamos a partes iguales.
Vos te matas con un sabor amargo, a veces te mareas, y sin embargo te haces el gran pijudo.
Yo por lo menos disfruto
mi muerte,
mi sentencia
y hasta a mi verdugo
Con sabores a
uva,
limón,
vainilla.
Vos te ahogas en la simplicidad de un tabaco industrial
del cual ni siquiera sabés sus componentes.
Yo me ahogo divirtiéndome,
a veces.
Cuando no fumo para olvidarme de todo,
cuando no fumo para darle al humo el nombre de mis problemas,
cuando fumo solo para saborear la uva,
el limón,
la vainilla.
El que no se la banca sos vos.
No yo,
porque yo me planto contra la parca y le digo,
vení, putita.
Vení.
Mirá como me divierto en tu juego.
Porque si entrás sabiendo que vas a perder,
lo mejor es divertirte,
y plantarle pelea a esa que se saborea
con cada pucho que fumas.

Yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora