EXTRA: EL PRIMER CASO DE ARTHIT 4

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- "No hay pruebas que corroboren que mi defendido es culpable de asesinato ni mucho menos de robo" - dijo el abogado defensor mientras se levantaba de su asiento y se acercaba al juez - "la pintura pudo ser cambiada mucho antes de que el guarda falleciera. Al fin y al cabo llevaba ya varios días siendo expuesto en ese pabellón".

Arthit sonrió mientras escuchaba las alegaciones del abogado.

Arthit sonrió mientras escuchaba las alegaciones del abogado

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"No sabe lo que le espera...", se dijo mientras aguardaba calmadamente a que el juez le indicara el inicio de su turno.

Unos minutos más tarde, cuando finalmente se le permitió intervenir, se levantó de su asiento y, con un cilindro alargado en la mano, se acercó al juez con pasos tranquilos y calmados.

Muchos de los presentes observaban el recipiente con curiosidad. 

El juez el primero de todos ellos. 

Sin embargo había una persona en la sala que había palidecido pues sabía, a ciencia cierta, qué había en su interior.

- "Señoría, me gustaría presentar una nueva prueba ante el tribunal..." - dijo Arthit con voz firme y con un tono no muy alto que, a pesar de todo, se escuchó por toda la sala igual que si hubiera utilizado un micrófono.

El juez asintió mientras ojeaba el cilindro que, en una esquina, tenía colocado el sello de la tienda del museo y un precio parcialmente borrado.

Arthit sonrió y, ante la mirada estupefacta de todos los presentes, abrió el cilindro y sacó una copia del cuadro robado.

Todos observaron la pintura sin atreverse a preguntar la importancia que tenía para el caso cuando, uno de los presentes, se levantó de su asiento y con un pequeño grito de alegría, salía corriendo hacia el fiscal.

Desgraciadamente fue detenido antes de que pudiera dar siquiera un par de pasos dentro de la zona acordonada.

- "Dejen que el Señor se acerque" - dijo Arthit mientras hacía un leve gesto a los alguaciles.

El juez, por unos segundos, pensó en detener al fiscal pues, al fin y al cabo, quien debía permitir la entrada o no de testigos a la sala era él y nadie más que él pero....

 ¡Es que estaba tan intrigado!

En cuanto los alguaciles le dejaron libre, el inspector del museo se acercó corriendo hacia el fiscal y, con manos temblorosas, tomó la pintura y la colocó sobre la mesa de la fiscalía.

Unos minutos después levantaba la mirada con lágrimas en los ojos.

- "Es el auténtico.... no sé como ... ¡pero es la pintura original!"




MEDIA HORA DESPUÉS...

Arthit sonrió mientras recibía las felicitaciones de sus compañeros y amigos. El joven, que acababa de ganar su primer caso, sólo podía sentir que por fin las cosas comenzaban a andar en su vida.

Al menos en lo que ha trabajo se refería.

- "Felicidades" - murmuró un joven que, con el rostro enrojecido, se acercó con un vaso de un leve tono rosado.

Arthit dejó de sonreír inmediatamente.

Su mirada estaba fija en la dulce bebida que el joven inspector de policía le estaba ofreciendo.

Tras unos minutos la recogió y, con una expresión indescifrable en el rostro, se acercó a la papelera y dejó caer el vaso sin siquiera pronunciar palabra y ante las atónitas miradas de Phana y Beam.

- "Jamás vuelva a ofrecerme esta bebida... ¡ es la que más odio!" - exclamó, tras lo cual se dio la vuelta y se dirigió hacia los ascensores que le llevarían a la planta baja y a la salida principal.

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Phana se volvió hacia su amigo con una expresión de desconcierto en el rostro.

- "Pero, ¿no era su favorita?"

Beam simplemente se encogió de hombros, sin saber qué decirle a su amigo.

- "Lo era... pero ahora no puede soportar verla siquiera" - dijo una voz sobresaltando a los dos jóvenes que, con expresiones de asombro, voltearon hacia el lugar del que había provenido la voz.

Wayo sonrió irónicamente mientras observaba a los dos personas que, obviamente, acababan de hacer que su hermano volviera a estar con un humor de perros.

- "Tú eres...." - musitó Phana mientras le señalaba con un dedo - "Tú...".

Wayo suspiró.

- "Si, soy su hermano

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- "Si, soy su hermano... y, si quieres, pudo ayudarte a acercarte a él..."




Mientras tanto, en una habitación de un pequeño dormitorio, un joven recortaba una fotografía de la portada del periódico mientras sonreía tristemente.

- "Mi Sol... espérame... pronto volveremos a vernos..."

YEARBOOK OF LOVE AND HATE/ DIARIOS DE AMOR Y ODIOWhere stories live. Discover now